La fiscal anticorrupción Elena Lorente, encargada de impulsar la causa sobre el presunto origen ilícito de la fortuna de Rodrigo Rato, ha expuesto este lunes su informe final ante el tribunal que juzga desde el pasado diciembre al ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y vicepresidente del Gobierno con José María Aznar (PP). En una contundente exposición, la representante del Ministerio Público ha acusado a Rato de haber querido “controlar” la investigación y le ha afeado que se presentara ante la Justicia como un “apátrida fiscal” para evitar la alta condena a la que se expone.
El hombre al que algunos sectores señalaron durante años como el artífice del milagro económico español se enfrenta a más de 70 años de cárcel por defraudar supuestamente más de 8,5 millones de euros y por los presuntos sobornos que cobró cuando era presidente de Bankia. Es la tercera vez que se sienta en el banquillo en menos de una década: ya fue condenado por el escándalo de las tarjetas black de Caja Madrid y resultó absuelto del fiasco de la salida a bolsa de Bankia.
La actividad delictiva por la que se le juzga ahora se habría iniciado en 1999, cuando era ministro y vicepresidente del Gobierno, y habría seguido desarrollándose cuando fue presidente del FMI, de Caja Madrid y también cuando tocó la campana que anunció la ruinosa pero legal salida a bolsa de Bankia. Anticorrupción le acusa de 11 delitos fiscales y delitos de blanqueo de capitales y corrupción entre particulares.
La fiscal Lorente no tuvo el pasado abril la posibilidad de interrogar al exministro, ya que éste se negó a responder sus preguntas. Es más, durante el interrogatorio de su abogada —que este lunes Lorente definió de “conversación”— acusó a la fiscal de haber montado una “fabulación” y cargó contra el resto de investigadores. “No sé de dónde sale esta gente”, “es indignante” o “nos toman por tontos”, fueron los descalificativos con los que se dirigió a los técnicos de Hacienda y al abogado del Estado que ejerce la acusación.
Lorente pudo tomar finalmente la palabra este lunes. Y lo hizo cargando duramente contra el exministro. Así, afirmó que había tratado de trasladar a este procedimiento la “capacidad de control” que ejerció en su “vida anterior” por sus relevantes cargos profesionales. “Ha tratado de actuar como una suerte de instructor en el procedimiento”, ha afirmado la fiscal, que ha dicho también que su defensa ha usado “trampantojos, trampas y oscuridades” para tratar de ocultar realidades y manipular el caso en su favor.
Delitos fiscalesDurante su intervención del pasado abril, Rato mostró su lado más chulesco cuando cargó contra el abogado del Estado y los funcionarios de la Agencia Tributaria que sostienen que él era residente en España cuando era gerente del FMI. La cuestión es relevante porque la Fiscalía le atribuye sendos delitos fiscales en los ejercicios de 2005, 2006 y 2007, que declaró en España pero omitiendo parte de su patrimonio. Según Anticorrupción, Rato habría defraudado 346.853,29 euros en 2005, 948.148,40 euros en 2006 y 1.144.323,70 en 2007. En total, casi 2,5 millones de euros en durante sus años como director gerente de ese organismo.
Ante el tribunal, Rato alegó que su residencia estaba fuera y que presentó esas declaraciones por error. Con el objetivo de probarlo, relató que había aportado a la causa recibos y notas de los colegios de sus hijos, así como el documento que refleja que se dio de baja del padrón en Madrid. Ante el tribunal, Rato afirmó que la acusación de que no vivía en Washington “o es una falsedad o una tontería” y llegó a decir que “es increíble que funcionarios públicos españoles” pudieran sostener que era residente en España en esa época. “Tenía escolta, yo no me movía alegremente. Es increíble que puedan decir estas cosas, no sé de dónde sale esta gente”, dijo ante el tribunal.
La tesis de las acusaciones es que aunque residía en Washington su domicilio fiscal estaba en España. Y así lo expuso de nuevo la fiscal este lunes, que respondió a los exabruptos del exbanquero. “El señor Rato no podía ni tuvo la residencia fiscal americana. Lo que se está aquí pretendiendo es que era un apátrida fiscal, que es el último recurso. Yo entiendo que hay que defender al señor Rato, pero es una defensa que, a mi juicio, roza la absurdez”, ha dicho la fiscal, que en otro momento de su intervención había tirado de cierta sorna para afirmar que se le tenía que situar “en mitad del océano desde el punto de vista fiscal”.