Los incentivos fiscales para fomentar la compra o el alquiler pueden acelerar aún más los precios de la vivienda. Así lo indicó el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en la última comparecencia de su mandato en el Congreso de los Diputados. “Los incentivos fiscales y las transferencias de apoyo a la demanda de vivienda introducidos por distintas administraciones podrían contribuir a un incremento adicional de los precios de venta y alquiler en un contexto de oferta rígida y de mercados tensionados”, aseguró este martes en su discurso en la Comisión de Economía, Comercio y Transformación Digital de la Cámara Baja.
Unas ayudas que, por ejemplo, han puesto en marcha la Comunidad de Madrid o la Generalitat Valenciana. A nivel estatal, la ministra de Vivienda y Agenda Urbana, Isabel Rodríguez, también ha abierto la puerta a explorar nuevos incentivos fiscales para que los propietarios pongan más pisos en alquiler social y asequible. Al margen están otro tipo de ayudas, como los avales para la compra de casas por jóvenes o familias con hijos a cargo; o el bono joven para el alquiler.
Estos incentivos no son la única crítica por parte del Banco de España a la política de vivienda, donde percibe un aumento continuado de los precios desde 2014 “de mayor intensidad en las grandes áreas urbanas y las zonas turísticas, que son aquellas en las que más ha aumentado la demanda”, señaló Hernández de Cos, que acaba su mandato en junio.
El sobreesfuerzo para pagar el alquilerEl responsable del Banco de España también desglosó, al igual que se recoge en el último informe anual del supervisor, que los colectivos con menores rentas, como los jóvenes y la población de origen extranjero, se han focalizado en el alquiler porque el hecho de carecer de ahorros –junto con su nivel de renta– les hace imposible poder acceder a un préstamo hipotecario con el que financiar la compra de un piso. En este tema contamos cómo las personas de entre 30 y 40 años se han convertido en una generación sin colchón de ahorro ni vivienda en propiedad y lo tendrán más difícil si viene un revés económico.
Como derivada, España está a la cabeza de los 27 países de la Unión Europea en cuanto al elevado esfuerzo que tienen que hacer los inquilinos para pagar el alquiler de sus pisos, con un arrendamiento que llega a suponer más del 40% de sus ingresos. En concreto, en España el 45% de los hogares que alquilan están en riesgo de exclusión o de pobreza, cuando la media comunitaria se sitúa en el 31%.
“La situación de sobreesfuerzo vinculado al gasto en vivienda de los hogares limita su capacidad de ahorro y puede distorsionar, entre otras, sus decisiones de consumo e inversión, las de localización geográfica y natalidad y las relativas a la acumulación de capital humano”, enumeró Hernández de Cos en el Congreso. “Como resultado, los problemas de acceso a la vivienda podrían dar lugar a pérdidas de productividad agregadas y a un menor crecimiento económico”, asumió.
Pero controlar los precios tampoco sería la solución, en su opinión. “La magnitud del problema diagnosticado hace difícil vislumbrar que actuaciones aisladas de corto plazo puedan tener el alcance suficiente para reducir de forma significativa las actuales dificultades de acceso a la vivienda”, aseguró el gobernador. “Al mismo tiempo, algunas medidas, como los controles sobre los precios del alquiler, cuya efectividad pudiera ser relativamente limitada en el corto plazo, podrían acabar generando efectos indeseados significativos, en forma, por ejemplo, de reducción de la oferta”, ahondó.
La banca aplica “estándares crediticios prudentes”Sin embargo, el gobernador cree que la banca lo está haciendo bien a la hora de decidir a quién concede una hipoteca. “Desde la perspectiva de la estabilidad financiera, las vulnerabilidades y los riesgos asociados a este mercado están contenidos. Ello responde, en gran medida, a la aplicación de estándares crediticios prudentes por parte de las entidades bancarias en la concesión de préstamos hipotecarios, evitando que se acumularan desequilibrios como los que llevaron a la crisis inmobiliaria y bancaria de 2008 a 2013”.
Por ello, afirmó “no se detectan señales de alerta relacionadas con la situación del mercado de crédito, ni existen indicios de sobredimensionamiento de la actividad inmobiliaria. Además, de acuerdo con la información más reciente, los indicadores de valoración de la vivienda se situarían, en promedio, en niveles próximos al de equilibrio”. Un contexto que se da con las entidades bancarias maximizando sus beneficios gracias a los tipos de interés y el alza del Euribor. También hay que recordar que el Banco de España ha transferido más de 7.800 a los bancos por su “exceso de efectivo”, es decir, por el dinero que las entidades tienen aparcado en los bancos centrales nacionales y que se remunera en función de los tipos que marca el BCE.
En cuanto a los hogares que sí pueden comprar un piso o una casa, los que “que han accedido a la vivienda en propiedad con financiación hipotecaria”, en palabras de Hernandez de Cos, “la proporción de los que realizan un sobreesfuerzo en su gasto en vivienda es, sin embargo, reducida. Este hecho reflejaría, al menos en parte, la adecuada selección que realizan los bancos, que condicionan la financiación a los hogares a la disponibilidad de suficiente ahorro y nivel de renta en relación con los precios de compra de la vivienda”.