Tras años de avances y retrocesos, el nuevo Gobierno portugués ha anunciado esta semana que el nuevo aeropuerto de Lisboa se situará en la orilla sur del Tajo (en la margen del río opuesta a la ciudad), en terrenos militares de la zona de Alcochete, a unos 30 kilómetros de la capital. El AVE entre Lisboa y Madrid también será una realidad en 2034, con la construcción de un tercer puente sobre el Tajo en Lisboa que promete acortar la conexión entre las dos capitales ibéricas.
El anuncio no es nuevo. Hace 16 años, en 2008, el Gobierno socialista de José Sócrates anunció prácticamente el mismo proyecto, que acabó congelado por la crisis financiera. Pero el retraso portugués en infraestructuras y la saturación del actual aeropuerto han hecho más urgente esta decisión.
Ahora, el nuevo primer ministro, el conservador Luís Montenegro, afirma que esta solución “abre la puerta para que Portugal sea un país más próspero y justo”, con la ambición de “hacer las cosas más rápido y mejor que los demás”.
Hace menos de dos años, el entonces ministro de Infraestructuras y actual líder de la oposición, el socialista Pedro Nuno Santos, anunció públicamente la elección de Alcochete para el nuevo aeropuerto sin esperar a la decisión del PSD (que actualmente lidera el Gobierno), con una solución transitoria en Montijo, también al sur del Tajo.
Pero la solución sólo duró unas horas, ya que el entonces primer ministro, António Costa, revocó la decisión para alcanzar un consenso entre los dos grandes partidos. Desde entonces, la ubicación del nuevo aeropuerto de Lisboa ha vuelto a ser estudiada por una comisión técnica independiente cuyo objetivo era enumerar las opciones más viables para aumentar la capacidad aeroportuaria de la región de Lisboa.
La ubicación del Campo de Tiro de Alcochete fue la mejor valorada en la media de los criterios -que iban desde la integración en las redes de transporte, el impacto ambiental o la capacidad de ampliación- y tenía además la ventaja de que los terrenos ya son públicos.
55 años de indecisiónEl actual aeropuerto de Lisboa, inaugurado en 1942, deberá cerrar una vez que se hayan terminado las dos pistas del nuevo aeropuerto, probablemente dentro de quince años, pero hasta entonces la entidad gestora del actual aeródromo tendrá que trabajar para aumentar al máximo su capacidad.
El Gobierno también espera que no sea necesario utilizar fondos de los Presupuestos del Estado para construir la nueva infraestructura, dejando la carga a la empresa concesionaria ANA, propiedad de la empresa francesa Vinci, que se quedará con los beneficios de su explotación.
Los primeros aviones deberían poder aterrizar en Alcochete dentro de una década. A excepción del partido animalista PAN, preocupado por el medio ambiente, todos los demás partidos están de acuerdo con esta solución.
El nuevo aeropuerto ya tiene nombre: Luís de Camões, poeta portugués del siglo XVI. Tendrá un máximo de cuatro pistas simultáneas, con capacidad para 134 movimientos por hora, aunque su construcción se iniciará con sólo dos pistas. El aeropuerto actual está limitado a 40 movimientos por hora.
Portugal lleva 50 años de democracia y 55 sin saber dónde construir un nuevo aeropuerto. En el último medio siglo se han estudiado dos docenas de emplazamientos. En 1969 se creó la Oficina del Nuevo Aeropuerto de Lisboa. En aquella época, el actual aeropuerto aún estaba fuera de la ciudad, en una zona de granjas, pero los nuevos desarrollos urbanísticos fueron rodeando el aeródromo hasta el punto de limitar cualquier capacidad de ampliación.
El cambio de régimen aplazó el debate, pero cuando la ciudad arrinconó el aeropuerto, la discusión volvió con fuerza. Se realizaron nuevos estudios y no se tomó ninguna decisión.
La pugna entre las distintas ubicaciones y la falta de consenso técnico no facilitaron las cosas. Hoy, por detrás de la ciudad de Luxemburgo, Lisboa es la capital europea que más expone a sus habitantes al ruido aeronáutico. La ruta de aproximación al actual aeropuerto pasa por el centro de la ciudad y la contaminación es una constante.
Luz verde para el AVELa conexión ferroviaria de alta velocidad entre Lisboa y Madrid también sigue adelante. En los próximos meses, el gobierno portugués espera inaugurar la primera conexión entre Évora y Badajoz. En ese momento, Lisboa estará a dos horas de la mayor ciudad extremeña. Para acercar Badajoz a Lisboa, queda por construir un tercer puente en Lisboa.
Según el ministro portugués de Infraestructuras, Miguel Pinto Luz, que habló el martes con su homólogo español, Óscar Puente, será posible tener alta velocidad pura entre Lisboa y Madrid en 2034, con un tiempo de viaje de “menos de tres horas”.
El Gobierno aplicará la misma fórmula que utiliza para la línea entre Lisboa y Vigo y recurrirá a la colaboración público-privada para su construcción y mantenimiento.
A pesar de la inclusión de este nuevo trazado, la prioridad de la conexión Lisboa-Porto-Vigo “sigue siendo la misma”, según el ministro luso de las infraestructuras.
Actualmente hay alrededor de 40 vuelos diarios entre Lisboa y Madrid, con un total de 1,9 millones de pasajeros al año (es la principal ruta del aeropuerto lisboeta), y 20 vuelos entre Lisboa y Oporto, con 1,1 millones de pasajeros. Con las nuevas conexiones de alta velocidad, se espera un gran trasvase hacia el ferrocarril.