“Si quieres entender el colapso de la economía, creo que una gran parte es debido a que nuestros países están siendo dirigidos por pijos incompetentes. Lo contrario de la meritocracia es gente incompetente en puestos de poder y ya hemos visto lo que pasa cuando los ineptos dirigen la economía”. Es la explicación que da Gary Stevenson (Inglaterra, 1987), autor del libro 'El juego del dinero' (Editorial Península) para explicar como el sistema premia a los más inteligentes con empleos en el mundo financiero en lugar de trabajar para el bien común de la sociedad.
Empieza su libro: “Yo nací para ser trader”.¿Qué ocurre con la sociedad cuando un chico de Ilford quiere ser trader en lugar de cantantes de rock, jugador de fútbol, campeón de boxeo, pintor...?
En cierto modo, nací para ser trader. Aunque creo que la gran pregunta es qué pasa cuando alguien que es muy bueno en matemáticas y economía quiere ser trader en lugar de profesor de economía o un economista que trabaja para el gobierno. Si nos fijamos en las personas que gestionan nuestra economía, economistas en el Gobierno, en el Banco Central Europeo, el Banco de España o en las mejores universidades, vemos que los traders de los mercados financieros ganan mucho más dinero que ellos. Estudié en la London School of Economics (LSE), que es una de las universidades más prestigiosas y nadie quería trabajar para el gobierno, ni en el mundo académico, ni en la Administración Pública. Tenemos un sistema donde la economía está diseñada para eliminar a los mejores estudiantes de la esfera de la Administración Pública.
¿Usted no se planteó trabajar en el Gobierno o la Administración pública?
Como trader de bolsa conseguí ser multimillonario a los 25 años. Esto lo significaba todo para mí y mi familia. Habría tenido que estar loco para elegir el mundo académico o ir a trabajar para el gobierno, lo cual plantea la cuestión de quién toma esas decisiones. Siendo realistas, la mayoría de las personas que eligen seguir estudiando para entrar en el gobierno son personas que vienen de familias ricas, porque pueden permitirse tomar esa decisión. Yo no podía permitírmelo. El sistema elimina a la gente más inteligente y a los pobres del proceso de gestionar nuestros países y nuestras economías.
La London School of Economics es una escuela de élite, donde funcionan más los contactos que la meritocracia, pero su carrera parece indicar lo contrario.
Es interesante, hay mucha gente interesada en esta parte del libro. Mis notas en la LSE eran muy buenas, pero los puestos de trabajo se dan en el segundo año de universidad, es decir, antes de que tengas tus notas. La forma de conseguir un trabajo es enviar tu CV a los bancos, pero todo el mundo tiene buenas notas. Así que al final los bancos deciden basándose en las actividades extracurriculares: si tocas el clarinete en el Royal Albert Hall, si estás al frente de un departamento juvenil de Naciones Unidas o si has fundado una organización benéfica. Siendo realistas, la forma en la que se asignan esos puestos de trabajo es de todo menos meritocrática.
Usted lo consiguió, era inteligente y solo tenía sus notas.
Cuando entre a trabajar en Citibank me preguntaron por mi acento, se dieron cuenta rápidamente de que era de una zona de donde no llega mucha gente a ese tipo de empleos. La verdad es que muy pocas personas pobres consiguen llegar a los niveles más altos del escalafón de las empresas, con la excepción del fútbol. Esto demuestra que nuestra sociedad no es una meritocracia. Esto no sólo significa que nuestra sociedad es injusta, también que nuestra sociedad es incompetente. Porque si no permites que los mejores lleguen a los puestos más altos, entonces estás permitiendo que los peores consigan los mejores empleos. Si quieres entender el colapso de la economía, creo que una gran parte es debido a que nuestros países están siendo dirigidos por pijos incompetentes. Lo contrario de la meritocracia es gente incompetente en puestos de poder y ya hemos visto lo que pasa cuando los ineptos dirigen la economía.
En su última prueba de acceso a Citibank, los organizadores le hicieron trampas, ¿no lo vio como una pista por el camino donde se iba a mover?
Bueno, por un lado era demasiado joven para reconocerlo. Pero, por otro lado ¿cuál era la alternativa para alguien como yo? Al final, ese trabajo me convirtió en multimillonario, me hizo financieramente independiente. Los chicos con los que crecí no pueden permitirse tener una casa o cuidar de sus familias. ¿Qué otras opciones tiene un chico como yo?
En ese sentido le quería preguntar. Usted escribe. “somos todos iguales. Persiguiendo algo, pero sin saber lo que perseguimos. Yendo a toda prisa en esa dirección y a la vez huyendo”. No estoy de acuerdo, no somos todos iguales, hay gente que decide no hacer el mal para enriquecerse. Hay una gran diferencia. Por ejemplo, su padre era cartero.
Ese planteamiento del libro de 'todos somos iguales' responde a cuando fui amenazado por Caleb, un responsable del equipo de traders. Me dijo: “me gustas. Creo que eres una buena persona, pero a veces le pasan cosas malas a la gente buena. Podemos hacerte la vida muy difícil”. Esas palabras de amenazas las podría haber dicho alguien de la mafia. Cuando tenía 16 años me expulsaron de la escuela por vender drogas. No pretendo decir que era un pandillero o un miembro de la mafia. Los chicos de mi entorno, que son ambiciosos, a menudo entran en el mundo de la delincuencia organizada y la venta de drogas. Yo elegí una dirección diferente, que es hacer lo que se supone que tienes que hacer: sacar las mejores notas, conseguir el mejor trabajo, y el resultado final es que me amenazan como en la mafia. Resulta que esos tipos con los trajes caros en los grandes rascacielos con sueldos muy altos actúan igual que los chicos que venden drogas en la calle. La gran mayoría de los chicos que trabajan como traders provienen de entornos ricos. Si vinieran de mi barrio serían traficantes de drogas, es el mismo tipo de personalidad: joven ambicioso, agresivo, centrado en sí mismo, con ganas de tener éxito, de hacerse rico.
En su libro dice: “En 2011 y en 2012 gané dinero apostando por el hundimiento de la economía mundial, lento pero constante e innegable, de las condiciones de vida de las personas corrientes”. ¿Cómo le explicaría a una persona de la calle que se puede ganar dinero arruinando a la gente?
Lo primero que diría es que no creo que fueran mis acciones específicamente las que los hubieran arruinado. Si yo creyera que si no hubiera trabajado en Citibank, la crisis financiera mundial no habría ocurrido, no habría sucedido. Es decir, habría pasado si estuviera trabajando en Citibank o no. Pero creo que hay una cuestión interesante aquí:¿qué opina la gente corriente de que yo gane dinero en las finanzas en un momento en que la vida de la gente corriente está cayendo en la pobreza? Creo que la respuesta es que les encanta. A todo el mundo de donde yo vengo le encanta ver a un niño que se parece a ellos, que habla como uno de ellos, que viste como uno de ellos, ganando a los poderosos. Curiosamente las personas que no están tan cómodas con mi éxito son gente de clase media de las escuelas de élite a los que superé.
¿Es como si hubiera conseguido el sueño americano, en este caso el sueño británico?
La mayoría de la gente que conozco saben lo duro que trabajé para conseguirlo. Cuando fui a este tipo de escuela de élite, yo era el chico más pobre, pero estaba en el equipo de matemáticas. Creo que saben que me lo merezco. No creo que lo vean como un sueño británico, porque los chicos que me conocen saben que no todo el mundo tiene el talento que yo tenía de niño. Y realmente no vivo la vida del sueño americano: no voy a fiestas de famosos cada semana ni vivo en una gran mansión ni tengo coches lujosos. La gente que conozco de origen pobre está orgullosa de lo que he logrado.
En otro momento escribe que ha perdido casi ocho millones de dólares en menos de una semana. Como consecuencia señala dos reglas para la vida: 1. Tener razón al final. 2. Seguir vivo al final. Pero qué hay de la responsabilidad, la asunción de culpa, aprender la lección para no repetir…
Todas estas son cosas importantes, por supuesto. En el libro hablando desde mi perspectiva en ese momento, un trader de los mercados financieros con 23 años. Era un tipo egoísta, un trader cuyo trabajo es hacer dinero. Hay gente que lee el libro y piensa: '¿Cómo puede creer en estas cosas? ¿Cómo puedes sentir estas cosas?'. Pero es exactamente lo que intento que piensen cuando leen el libro. Ahora creo que la gente tiene responsabilidad más allá de hacer dinero. Yo crecí en la miseria en Londres, con enormes rascacielos a mi alrededor, rodeado de la riqueza de los ricos. Yo quería ser rico, si los niños tienen una infancia como la mía, eso es lo que van a querer. No creo que se debería culpar a esos niños de estar obsesionados con ser ricos.
¿Es este libro una forma de redención?
He ganado millones de libras apostando a que nuestra economía colapsará. Estoy convencido de que ocurrirá. Con el actual sistema la pobreza va a empeorar. Con este libro trato de lanzar un mensaje para intentar pararlo. Podemos hablar de cuál es mi motivación psicológica para escribir el libro pero no fui tan poderoso como para ser el tipo que colapsó la economía mundial. No fui yo quien arruinó la economía y no seré yo quien la salve. Estoy tratando de explicar cómo funciona para arreglarla. La motivación por la que escribí este libro no es lo importante sino qué hacemos para no destruir la economía.
“Los ricos esperan que los pobres sean tontos”. Repite varias veces en el libro, lo cual se puede entender como comprensible si ellos son más ricos y el resto somos más pobres.
Puede que seamos tontos porque dejamos que lo hagan, puede ser, pero también te digo que conozco a chicos que están en las esquinas vendiendo drogas en Ilford que son más inteligentes que los profesores de Oxford. El problema es que a esos chicos no se les da una oportunidad, pese a que tienen todo el talento y la inteligencia.
¿Se puede cambiar el sistema desde dentro?
Sí, se puede cambiar. Hace 100 años muchas personas en mi país o en este tenían una vidas de pobreza desesperada. Solo hace 50 años, en mi país llegaron muchos inmigrantes sin nada, trabajaron en los peores empleos y pudieron comprar una vivienda. Pasamos de un sistema de pobreza a otro en el que la gente normal podía alcanzar un bienestar y una seguridad financiera. Ahora, vamos hacia atrás. Estamos volviendo a un sistema en el que la gente normal no puede comprar casas, ni tener el mínimo de bienestar económico y social. Hay que exigir una redistribución de la riqueza más justa. Hay que exigir asistencia sanitaria, vivienda, educación.
Para evitar el incremento de la desigualdad, ¿cree que hay alguna solución más que impuestos más altos a los más ricos?
Mi propuesta es que hay que poner un límite temporal a la riqueza. Por ejemplo, sólo se puede mantener la riqueza durante 100 años. Es decir, se la puedes dar a tus hijos o a tus nietos, pero tienen que gastarla y que esa riqueza se reparta entre la sociedad. Ahora bien, cuando pienso en qué propuestas o ideas tienen más probabilidades de activar a la gente, de despertar su interés, de entusiasmarla, creo que la forma más realista de reducir la desigualdad es a través del sistema fiscal. En la actualidad, los trabajadores normales de mi país pagan el 50% en impuestos, mientras que los multimillonarios apenas pagan nada. Obviamente, es un error y si lo cambiamos se puede reducir la desigualdad.
Cuenta en su libro que para dejar de trabajar como trader llevándose el bono, hay una clausula como vía de escape que es trabajar en una organización benéfica, ¿están las organizaciones benéficas llenas de antiguos traders enriquecidos?
No, la verdad es que no es muy común. Lo que es más normal es que la gente muy rica haga donaciones de caridad, incluso fundar organizaciones benéficas. Para ser honestos, en muchos casos es gente muy rica tratando de legitimar moralmente su dinero sin hacer nada para evitar la creciente desigualdad en la sociedad. Se trata de legitimas la caridad, pero se ataca a los impuestos. Si confías que la caridad va a arreglar nuestra sociedad, la pobreza empeorará. Si aumentas significativamente los impuestos a los ricos puedes hacer que disminuya la pobreza y que mejore el nivel de vida.
¿Trabajar como trader es casi entrar en una secta?
Puede ser, pero ocurre en todas las profesiones. Las finanzas son un microcosmos de nuestra sociedad, aunque toda la sociedad se mueve por la obsesión con el dinero, el individualismo, la consecución del éxito... Se puede juzgar a una sociedad basándose en las personas a las que hace ricas, por ejemplo, recompensa a personas como yo que apostamos por el colapso de la economía y nadie hace nada por impedirlo. Ahora llevo llevo diez años trabajando para intentar detener la caída de la economía pero nadie me hace caso. ¿Qué se espera que hagan los jóvenes?
¿No trabajar como traders apostando a la caída de la economía?
Este libro no es para atacar a las finanzas. El mundo financiero no es malo de por sí. Lo que creo que no funciona es una sociedad que lleva a millones de personas trabajadoras a una pobreza en la que no pueden permitirse alimentar a sus hijos. No creo que la pobreza sea culpa solo de los banqueros o los ricos. También es culpa de todos nosotros que no nos levantamos para exigir una sociedad más justa.
Quería ser millonario. Ha conseguido ser millonario. ¿Ahora qué?
Ahora estoy tratando de informar a la gente para evitar un colapso económico. Mucha gente se siente desesperada por su situación económica y busca a alguien que le explique lo que está pasando. Creo que hay un enorme vacío sobre esta información y estoy tratando de llenarlo.
¿No pensó en entrar en política?
Ya estoy en la política. Rupert Murdoch es uno de los hombres más ricos del mundo, es dueño de Fox News y posee seis periódicos en mi país y decenas periódicos en todo el mundo. ¿Hace Rupert Murdoch política? Sí, por supuesto. Yo también hago política. Cada semana millones de personas en Gran Bretaña ven mis vídeos en Youtube. Rupert Murdoch es más poderoso que el primer ministro británico, Rishi Sunak. Los medios de comunicación son tan poderosos como los políticos. Podría haberme convertido en político o podría haber entrado en los medios de comunicación y opte por los medios porque creo que se es más poderoso.