El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves detener el alivio para las hipotecas y para los préstamos en general, y deja los tipos de interés oficiales en la eurozona en el 4,25%.
El Consejo de Gobierno de la institución monetaria aplaza un nuevo recorte del 'precio' oficial del dinero, tras bajarlo en junio desde el 4,5% —un máximo no visto desde 2008—, y después de elevarlo agresivamente para luchar contra la inflación desde el 0% que estaba en julio de 2022.
“La política monetaria mantiene unas condiciones de financiación restrictivas. Al mismo tiempo, las presiones inflacionistas internas siguen siendo intensas, la inflación de los servicios es elevada y es probable que la inflación general continúe por encima del objetivo [el 2%] hasta bien avanzado el próximo año”, apunta el comunicado publicado por el BCE tras su reunión de este jueves.
Esta austeridad monetaria busca dañar la capacidad de consumo de las familias (sobre todo a través del Euríbor, el índice de referencia de las hipotecas) y la capacidad de inversión y de contratación de las empresas. Es decir, ahogando la demanda e influyendo así en los precios. Asumiendo el riesgo de provocar una recesión y de destruir empleo.
La referencia a “intensas” presiones inflacionistas pone en duda que el BCE retome los recortes de los tipos de interés en septiembre, como ha venido anticipando el Euríbor y aunque podría ser el momento en el que la Reserva Federal (Fed) decidiera primera bajada del 'precio' del dinero en este ciclo monetario.
“El Consejo de Gobierno continuará aplicando un enfoque dependiente de los datos, en el que las decisiones se adoptan en cada reunión, para determinar el nivel de restricción y su duración apropiados. En particular, sus decisiones sobre los tipos de interés se basarán en su valoración de las perspectivas de inflación teniendo en cuenta los nuevos datos económicos y financieros, la dinámica de la inflación subyacente [que excluye de su cálculo la energía] y la intensidad de la transmisión de la política monetaria, sin comprometerse de antemano con ninguna senda concreta de tipos”, detalla el BCE en su comunicado.
La inflación de junio en el conjunto de la eurozona se moderó al 2,5% (en España es más alta), respecto al mismo mes del año pasado —muy cerca del objetivo teórico del 2% interanual—. Sin embargo, el BCE se agarra a las subidas de precios de los servicios y a la fortaleza del mercado laboral como justificación para prolongar el 'castigo' a familias y empresas.
“El 2,5% de inflación está muy cerca del objetivo y hay que entender que la política monetaria es como un transatlántico: no puedes girar en la boca del puerto, tienes que hacerlo antes si no quieres chocarte”, explicó Víctor Alvargonzález, director de estrategia y fundador de la empresa de asesoramiento independiente Nextep Finance, a elDiario.es este miércoles, justo antes de la reunión del Consejo de Gobierno de la institución de este jueves.
La gran amenaza es que “la política monetaria va por inercia”. Es decir, ahora estamos viendo el efecto de las subidas de los tipos de interés de hace seis meses con las caídas de las concesiones de hipotecas o con el retraso de decisiones de inversión de empresas que necesitan financiación y tienen que pagarla cara.
Con una previsión de débil crecimiento de la actividad para el conjunto de la eurozona, con la excepción destacada de España, dentro de otros seis meses, si permanecen mucho más tiempo los tipos de interés “restrictivos”, el riesgo es un frenazo mucho más serio de la economía.