El banco central arranca una nueva etapa con Donald Trump de vuelta en la Casa Blanca. En su anterior etapa como presidente de EEUU ya ignoró la supuesta independencia de la política monetaria y presionó públicamente a la institución
El BCE recorta los tipos de interés 0,25 puntos por tercera vez al 3,25% ante el estancamiento de la eurozona
La Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos ha decidido recortar los tipos de interés por segunda vez 0,25 puntos al 4,75%, tras bajarlos medio punto de golpe en septiembre ante la moderación de la inflación hacia el objetivo teórico del 2% y el frenazo del crecimiento económico.
El banco central norteamericano arranca una nueva etapa con Donald Trump de vuelta en la Casa Blanca. En su anterior etapa como presidente de la primera economía del mundo ya ignoró la supuesta independencia de la política monetaria y presionó públicamente a la institución, que actualmente se encuentra en pleno proceso de alivio de las condiciones de financiación (de abaratamiento de los préstamos, de las hipotecas...).
El recorte de 0,25 puntos de este jueves se esperaba. La incertidumbre llega a partir de ahora. Los expertos coinciden en que el presidente de la Fed, Jerome Powell, tiene ahora la difícil tarea de “gestionar el impacto” del regreso de Trump a la Casa Blanca, y de convencer a los mercados (a los inversores), a las empresas y a las familias de que puede gestionarlo.
El presidente electo ha prometido aplicar aranceles generalizados a las importaciones estadounidenses y reducir los impuestos a todo, desde las ganancias corporativas hasta el pago de horas extras, políticas que son inflacionistas. También ha introducido la posibilidad de cambiar el liderazgo de la Reserva Federal y ha reivindicado el derecho a tener alguna influencia sobre los tipos de interés.
“La Fed no puede saber cuáles de las políticas propuestas por Trump se implementarán, ni en qué orden, y eso por sí solo podría hacer que los encargados de decidir la política monetaria actúen con más cautela”, explica Michael Feroli, economista jefe de JPMorgan para Estados Unidos, en una entrevista que recoge la agencia de información económica 'Bloomberg'.
Al margen de las promesas políticas, están las injerencias. “Mi única pregunta es: ¿quién es nuestro mayor enemigo, Jay Powell o el presidente [de China] Xi?”, llegó a publicar en su primera etapa como presidente de Estados Unidos en Twitter en agosto de 2019.
Antes de las elecciones, las proyecciones de la Fed sobre la economía estadounidense apuntaban a “un aterrizaje suave”, como se denomina en la jerga monetaria a una desaceleración del crecimiento, evitando la recesión y una gran destrucción de puestos de trabajo.
La amenaza de este escenario nunca fue un impedimento para que Powell decidiera uno de los ciclos más agresivos de subidas de los tipos de interés, bajo la lógica de que es más empobrecedor un periodo largo de inflación alta que una recesión.
El problema en estos momentos es que con la actividad “aterrizando”, las promesas económicas de Trump suponen un riesgo de un nuevo episodio de subidas de precios, porque los aranceles elevan el coste de las importaciones y las bajadas de impuestos son un impulso a corto plazo para la demanda. La capacidad de Trump para cumplir con estas promesas se verá reforzada si el Partido Republicano, que ya ganó el Senado, también mantiene el control de la Cámara de Representantes, lo que parece cada vez más probable.
Desde nuestro punto de vista, el Banco Central Europeo (BCE) está condicionado por la Reserva Federal porque si se abre una gran brecha entre los tipos de la eurozona y de Estados Unidos se podría producir una depreciación del euro respecto al dólar inflacionista (para la eurozona), porque automáticamente las importaciones de petróleo y de otras materias primas o productos que se comercian en dólares se encarecerían por el efecto del tipo de cambio.