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Trump frena en seco los avances hacia una mayor justicia fiscal global

Trump frena en seco los avances hacia una mayor justicia fiscal global

El nuevo presidente de Estados Unidos firmó en sus primeras horas de mandato una orden que acaba con el consenso internacional sobre un impuesto mínimo del 15% a los beneficios de las multinacionales para evitar la pérdida de ingresos públicos por la fuga a guaridas fiscales

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Apenas cuatro párrafos anti OCDE han sido suficientes para amenazar el histórico consenso internacional sobre fiscalidad que se ha alcanzado durante la última década.

Horas después de su investidura, el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, frenó en seco los avances hacia una mayor justicia global en la recaudación de impuestos. Entre otros decretos urgentes en la misma línea, Trump firmó una orden que deja en el aire el impuesto mínimo del 15% a los beneficios de las multinacionales acordado en el marco de la OCDE para evitar la pérdida de ingresos públicos por la fuga a guaridas fiscales.

“Con el regreso de Donald Trump y su movimiento MAGA [siglas 'Haz a Estados Unidos grande otra vez', en inglés], tal vez deberíamos llamar a la era actual el fin del progreso”, lamenta el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, en un artículo publicado este martes. “Trump no sólo ha acabado con las débiles reformas fiscales de la OCDE, sino que está amenazando efectivamente con desechar todo lo construido durante el último siglo y llevar al mundo de nuevo a la época de los 'robber baron' [los 'barones ladrones', como se denominaba en el siglo XIX despectivamente a los empresarios que se enriquecieron sin ningún escrúpulo]”, incide la Red de Justicia Fiscal (Tax Justice Network, en inglés), en un contundente comunicado publicado también este martes.

Ese pesimista “fin del progreso” golpea directamente a la directiva de la Unión Europea (UE) que España ha traspuesto recientemente a nuestra legislación de un tipo mínimo del 15% en el impuesto de Sociedades a las multinacionales con unos “ingresos consolidados” de más de 750 millones de euros. El Congreso de los Diputados aprobó esta Ley en diciembre de 2024, al igual que lo han hecho todos los socios de la UE y según se comprometieron en 2021 hasta 140 países y jurisdicciones en total.

La intención de este mínimo global es evitar la pérdida de ingresos públicos de los países por el traslado de los beneficios de las grandes empresas a guaridas fiscales donde o no tributan o pagan muy poco. Su funcionamiento se entiende con un ejemplo: el tipo mínimo del 15% global es un suelo en el impuesto de Sociedades para Ferrovial en España y en Países Bajos, lo que desincentivaría su traslado de un país a otro, pero es que, además, contempla que si el grupo de infraestructuras acaba pagando un 10% en el país del norte de Europa, nuestra Hacienda pueda reclamarle el 5% el restante.

“Trump [rodeado de los dueños de grandes empresas como Jeff Bezos (Amazon), Elon Musk (Tesla) o Mark Zuckerberg (Meta)] retiró definitivamente el ya inestable apoyo de Estados Unidos al compromiso global sobre la imposición a las ganancias de las corporaciones multinacionales, una reforma elaborada con mucho esmero durante la última década. También amenazó con represalias punitivas [sanciones] contra cualquier país que aplicara impuestos 'extraterritoriales' o 'discriminatorios' a las multinacionales estadounidenses”, recoge un editorial de Financial Times (el periódico económico más influyente del mundo), en su editorial del miércoles.

“Es un cambio radical en la colaboración internacional contra la evasión fiscal”

Exactamente, la orden de Trump pide al secretario del Tesoro y al representante Comercial de Estados Unidos “elaborar en 60 días una lista de medidas de represalia contra los países que apliquen impuestos extraterritoriales a las multinacionales estadounidenses”, según resume Oxfam Intermón. “Esta decisión supone un cambio radical en la colaboración internacional contra la evasión fiscal, que es un problema mundial, pero impulsado en gran parte por las grandes empresas estadounidenses, altamente digitalizadas, que trasladan sus beneficios a través de las fronteras mediante sistemas fiscales muy agresivos”, advierte esta ONG, muy implicada en el debate sobre la justicia en la recaudación y la redistribución.

El ministro de Economía de España, Carlos Cuerpo, ha explicado que todavía “es pronto” para extraer conclusiones. “Vamos a analizar exactamente la orden ejecutiva en torno a esta decisión de Estados Unidos. Recordemos además que aquí el marco no es individualizado, es un marco a nivel OCDE donde España además está representada junto con el resto de países de la UE en el marco tanto del Pilar 1 como del Pilar 2 del acuerdo en materia tributaria”, continúa.

“Ese es el marco en el cual nos moveremos y las actuaciones de España por supuesto irán ligadas a las actuaciones de sus socios comunitarios. Vamos a hacer una valoración primero de cuál es exactamente la decisión tomada, cuáles son las implicaciones y cómo habría que reaccionar en este marco multilateral. Porque estamos hablando de un acuerdo genuinamente multilateral que se ha puesto en marcha en los últimos años”, concluye Carlos Cuerpo.

“Se ha puesto en cuestión al principio de la multilateralidad. Si yo me pongo en el lugar de las empresas españolas, por ejemplo, que siempre dicen que lo que buscan es la certeza tributaria, esto les lleva a una incerteza total”, advierte Susana Ruiz, responsable de políticas de justicia fiscal de Oxfam. “Todos los argumentos de que no se podían cambiar las cosas si no era de forma colectiva, Trump lo ha hecho saltar por los aires”, dice esta experta.

Un informe de la Red de Justicia Fiscal señaló en noviembre que España pierde cerca de 10.000 millones de euros al año de recaudación de impuestos por la fuga de empresas y ricos a guaridas fiscales. Alrededor de 9.000 millones por la incapacidad de la Agencia Tributaria de gravar los beneficios que las multinacionales ocultan en islas caribeñas y atlánticas, y también en Países Bajos, Irlanda, Suiza o Malta. Y otros 1.000 millones del patrimonio que nuestros contribuyentes más ricos desvían a estos mismos 'agujeros negros' para Hacienda.

“Es la muerte de cualquier posibilidad de llegar a una solución sobre el pilar 1 del acuerdo de la OCDE [que contempla nuevos derechos fiscales sobre los beneficios globales de las empresas reasignados a los mercados donde tienen operaciones reales y se crea valor]. Pero también pone en peligro parte de los principios de la aplicación del impuesto mínimo global (15%) [el Pilar 2]”, detalla el comunicado de reacción oficial de Oxfam Intermón. Además, queda muy dañado de la misma manera el último consenso sobre un tributo mínimo del 2% para los milmillonarios.

“Esto podría crear una confrontación fiscal mundial, e incluso podrían aplicarse medidas de represalia. Existe un precedente similar de la anterior presidencia de Trump” —prosiguen en la ONG—, cuando mientras algunos países de la UE aplicaron impuestos a los servicios digitales, Estados Unidos elevó los aranceles a las exportaciones europeas.

“Trump está dando prioridad a los multimillonarios a expensas de la gente común”

“Al rechazar la cooperación fiscal mundial, el presidente Trump está dando prioridad a los multimillonarios a expensas de la gente común en Estados Unidos y en todo el mundo. Esta medida es un intento desesperado de preservar un sistema amañado de paraísos fiscales y planificación fiscal agresiva que funciona muy bien para los multimillonarios, a pesar del consenso mundial en torno a las reformas. Lo que necesitamos para asegurarnos de que las empresas y los más ricos pagan lo que les corresponde es exactamente lo contrario: Necesitamos un multilateralismo verdaderamente integrador y normas comunes para poner fin a la competencia a la baja”, finalizan en Oxfam.

En octubre, justo después de recibir el premio Nobel de Economía de este año, Daron Acemoglu publicó un texto en España que tituló: “Los ricos no deben ser los héroes de la sociedad”. En él, el economista afirma que “los analistas se preguntan muchas veces por qué alguien con cientos de millones de dólares puede anhelar tener cientos de millones de dólares más. Hay pocas cosas que uno no pueda comprar si ya tiene 500 millones de dólares. ¿Para qué marcarse como objetivo amasar 1.000 millones de dólares? Porque 'multimillonario' es un rango de estatus. Lo que importa no es el poder adquisitivo, sino el prestigio y el poder que esto confiere en relación con los pares. En un equilibrio ”riqueza es estatus“, es inevitable que los ultrarricos se vuelvan locos por amasar una fortuna cada vez mayor”.

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