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Bruselas destinará 1.000 millones al desarrollo de los coches de conducción autónoma

Bruselas destinará 1.000 millones al desarrollo de los coches de conducción autónoma

La Comisión Europea se compromete a armonizar el marco regulatorio de la conducción automatizada. También incentivará la producción local de los componentes para garantizar un suministro estable: desde las baterías para los coches eléctricos, hasta las piezas más tradicionales

Bruselas retrasará las multas a los fabricantes de coches por las emisiones de CO2

La industria automovilística europea languidece ante distintos desafíos, como la falta de suministros, la competencia de otras potencias o la falta de impulso a las tecnologías. “El sector está bajo amenaza”, ha dicho el comisario de Transporte Sostenible y Turismo, Apostolos Tzitzikostas, en la presentación del Plan de Acción Europeo para el sector del automóvil, que representa el 7% del PIB europeo pero que, como ha dicho el griego, tiene una importancia “histórica” en el continente.

Una de las principales preocupaciones de la Comisión Europea es que la industria siga quedándose atrás en el desarrollo tecnológico y por eso ha anunciado que destinará 1.000 millones de euros al vehículo de conducción autónoma.

Impulsar ese tipo de producción va a ser una de las prioridades para intentar sacar a la industria de la crisis en la que se encuentra ante la “competencia feroz” de otras potencias, especialmente China y EEUU, pero también Japón o Corea del Sur. “Es imperativo que la industria europea del automóvil no sólo navegue, sino que también dé forma a la transición hacia vehículos de emisiones cero, conectados y cada vez más automatizados”, señala el plan de la Comisión Europea, elaborado a partir de un diálogo estratégico que ha llevado a cabo con el sector.

Además de la financiación, el compromiso de Bruselas es crear un espacio propicio para el desarrollo de ese tipo de conducción. Por un lado, se creará una “alianza” para que las empresas puedan colaborar en el desarrollo del software y el hardware de los vehículos autónomos. Por otro lado, la UE trabajará para “establecer rápidamente al menos tres bancos de pruebas transfronterizos a gran escala”.

“Podrían incluirse ciudades de tamaño medio dispuestas a desempeñar un papel pionero. Estos bancos de pruebas permitirán el despliegue piloto a escala de vehículos autónomos, tanto para el transporte de pasajeros como de mercancías. La Comisión también se compromete a seguir evaluando el potencial de integración de los vehículos automatizados en el sistema de transporte mediante la comunicación entre vehículos e infraestructuras”, recoge el documento.

Además, la Comisión Europea pretende acompasar los marcos legislativos de los 27 respecto a la conducción autónoma, que en la es heterogéneo. “Se necesita un marco más armonizado y una gobernanza a nivel de la UE para aprovechar las ventajas de nuestro mercado único y facilitar el rápido despliegue de la movilidad conectada y autónoma. La Comisión tomará medidas para alcanzar este objetivo”, señalael texto.

“La Comisión seguirá desarrollando, con carácter prioritario, el marco regulador de los vehículos autónomos, empezando por permitir la homologación de series ilimitadas de vehículos con sistemas de aparcamiento automatizados en 2025 y más casos de uso (por ejemplo, el transporte de mercancías de centro a centro) en 2026, garantizando su seguridad”, apuntala.

“Las empresas europeas corren el riesgo de quedarse atrás en tecnologías estratégicas clave como baterías, software, sistemas de infoentretenimiento y conducción autónoma, y a menudo tienen menos control directo sobre insumos clave, mientras que los competidores extranjeros reciben apoyo estatal en diversas formas”, ha reconocido el comisario.

“Nuestro objetivo es claro: garantizar que la próxima generación de vehículos no solo se fabrique en Europa, sino que también se innove en Europa, esté impulsada por tecnología europea y se base en valores europeos”, ha agregado.

Incentivar la producción local de componentes

En ese sentido, Bruselas también pone en el foco uno de los segmentos de la industria del automóvil que menos atención suele concentrar pero que es crítico: los componentes, desde las baterías para los coches eléctricos, hasta las piezas más tradicionales, y señala la necesidad de incentivar, en ambos casos, la producción local. 

Quiere asegurar la producción a escala europea, también, porque son componentes que no solo se emplean en el automóvil, también en la industria de defensa, donde asume “un suministro estable y seguro de piezas críticas es esencial” y dado el plan de rearme presentado esta misma semana, podría priorizarse esta última por delante de los vehículos comerciales.

“Incrementar la producción europea de los componentes de los vehículos también debería reducir el riesgo de posibles vulnerabilidades de seguridad, garantizando la integridad de los sistemas críticos”, señala la Comisión. “Por razones de seguridad económica, eso también será importante para los componentes del sistema de propulsión eléctrica, así como para otros componentes clave de los vehículos conectados y automatizados”, añade.

Lo que está detrás del plan es el proteccionismo frente a la competencia de otras potencias. De hecho, uno de los debates que ahora se abre es el endurecimiento de las condiciones para la inversión extranjera en la industria automotriz europea, con obligaciones para crear empresas conjunta. La UE también planteará requisitos de contratación de personal y compromisos de transferencia de tecnología e I+D a Europa.

Esas medidas se producen después de los aranceles a los vehículos eléctricos fabricados en China que entraron en vigor en el mes de octubre. La decisión dividió a la UE, pero la Comisión Europea está determinada a mantener el pulso e incluso ir más allá si concliye que hay prácticas deseleales en otras fases de la cadena de suministro, como en las baterías u otros componentes.

Retraso a las multas para los fabricantes

Sin duda, la medida estrella en el marco de ese diálogo estratégico con el sector es el retraso en la imposición de multas a los fabricantes por las emisiones de C02, pero ya se encargó de anunciarlo la presidenta, Ursula von der Leyen, dos días antes de que el Colegio de Comisarios le diera el visto bueno al plan. Las sanciones se dilatarán tres años y el cómputo se realizará con las emisiones de ese periodo de tiempo, por lo que se da mayor margen a la industria para ponerse a punto. El sector calculaba que tendría que pagar 16.000 millones de euros con la actual normativa.

Las multas estaban previstas para 2025 para aquellos fabricantes que no redujeran las emisiones en un 15% respecto a 2021 (un camino que tendrá el hito de reducción del 55% en 2030 y del 100%, en 2035). El comisario de Transportes ha enfatizado que no se da marcha atrás en esos objetivos climáticos, a pesar del retraso.

Otro elemento que está analizando la Comisión Europea es la introducción de subsidios a nivel europeo para impulsar la compra de vehículos eléctricos fabricados en el continente ante el bajón que experimentó el sector en los últimos meses. Además de la introducción de aranceles a los coches procedentes de China, el gobierno comunitario está examinando esas ayudas paneuropeas como parte de su plan para salvar a la industria automovilística comunitaria, especialmente potente en Alemania.

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