Amazon admite que barajó reflejar el coste de los aranceles en una de sus líneas de negocio, pero lo descartó; mientras que Unilever, Nestlé o Pepsi perciben una creciente presión sobre sus costes
Choque entre Trump y Jeff Bezos: la Casa Blanca carga contra Amazon por señalar el coste de los aranceles en sus productos
Los aranceles tienen al mundo empresarial viviendo en la incertidumbre y gestionando la volatilidad, por no saber cómo puede cambiar el escenario de un día para otro.
Amazon ha tratado de capear el temporal. No ha negado que los precios de los productos que comercializa vayan a subir como consecuencia de los aranceles, pero sí se ha apresurado a decir que no tenía intención de desglosar el importe de esos sobrecostes en las facturas que abonan sus clientes estadounidenses. Tras las críticas de Washington, la multinacional aseguró que lo había considerado para ciertos productos fabricados en China y distribuidos a través de su plataforma Haul, pero que rechazó esa idea. Haul compite en la categoría de bajo coste, donde están otros nombres como Temu y Shein, que están entre las empresas más golpeadas por la batalla arancelaria.
El propio Donald Trump intentó aflojar la tensión al asegurar, solo unas horas después de las críticas a Amazon, que Jeff Bezos es “muy amable”, una persona “fantástica” y que había “resuelto el problema rápidamente”. “Ha hecho lo correcto, es un buen tipo”, argumentó el presidente estadounidense a los medios de comunicación.
Esa realidad cambiante, también se está reflejando en los discursos de las empresas que están desglosando cómo les ha ido a sus resultados financieros en el primer trimestre de 2025 y cómo ven lo que queda del año. La mayor parte de las firmas cotizadas ligadas al gran consumo asume las tensiones de precios y que ve muy difícil hacer previsiones por la falta de certezas.
Subida de costesUna de las últimas compañías en explicar cómo está la situación ha sido Coca-Cola. “No somos inmunes a la dinámica del comercio global. Los cambios en el panorama arancelario podrían afectar a algunos aspectos de la estructura de coste de nuestro sistema, así como a la confianza del consumidor en nuestros mercados”, justificó su responsable financiero, John Murphy, al presentar resultados, aunque matizó que el gasto de los clientes es “sólido”, según recoge la agencia Reuters.
En tres meses, Coca-Cola ha ganado 3.330 millones de dólares (más de 2.900 millones de euros), un 5% más que hace un año. Precisamente, en ese mismo porcentaje cifra la subida media del precio de sus productos durante el primer trimestre.
Su principal competidora en el sector de los refrescos, Pepsico, también los está subiendo. De media, un 3%, según apuntó a los inversores. Además, la dueña del gazpacho Alvalle reconoció que es difícil hacer previsiones. “Esperamos más volatilidad e incertidumbre, particularmente relacionadas con la evolución del comercio mundial, lo que creemos que aumentará los costes de nuestra cadena de suministro”, afirmó su consejero delegado, el español Ramón Laguarta.
No es la única que apunta en esa dirección. Otro gigante del gran consumo como Procter & Gamble (P&G) –dueña de Ariel, Pantene, Gillette o Dodot– indicó en su presentación al mercado que subirá los precios de algunos de sus productos para cubrir así el incremento de los costes y que observa un recorte del gasto por parte de los consumidores por la incertidumbre económica. También tendrá que apretarse el cinturón, lo que se verá en sus propios resultados. “Tendremos que utilizar todas las herramientas a nuestro alcance para mitigar el impacto de los aranceles en nuestra estructura de costes y en nuestra cuenta de pérdidas y ganancias”, argumentó su responsable financiero, Andre Schulten.
Es una explicación muy similar a la que ha dado Nestlé, la mayor multinacional europea en el segmento de la alimentación. “Estamos intentando asumir tanta subida de precios como podemos para cubrir los costes y, al mismo tiempo, tener en mente la capacidad de respuesta de los consumidores en un entorno” como el actual, señaló en un encuentro con periodistas, que recoge Bloomberg, el consejero delegado de la empresa suiza, Laurent Freixe. “Es necesario destacar la debilidad del sentimiento del consumidor, no solo en Estados Unidos, sino a nivel global”, añadió.
Mientras, la dueña de Frigo, Dove, Knorr o Skip, el gigante Unilever, ha reconocido que es “muy consciente de la continua presión” de los precios “sobre los consumidores”. “Es el último recurso para proteger nuestros márgenes”, aseguró en otra presentación el consejero delegado de Unilever, el argentino Fernando Fernández. En este caso, hasta el momento las subidas de precios se han centrado en los helados y en los productos de cuidado personal. Hay que recordar que hay materias primas, como el cacao o el café, que llevan meses presionando al alza, antes de esta guerra arancelaria.
De vuelta a Estados Unidos, en un sector ligado al consumo, pero muy diferente, el de las gafas, la dueña de Ray-Ban, Essilor Luxottica, también ve subidas. “Está claro que no somos inmunes a los aranceles. Generamos cerca del 43% de nuestros ingresos en EEUU”, aseguró en la conferencia con analistas el presidente de la compañía, Francesco Milleri. “Estamos anticipando una subida de precios de un solo dígito [es decir, de menos del 10%] en Estados Unidos en las diferentes líneas de producción”, añadió.
Esos vaivenes y dudas sobre lo que va a pasar afectan a todos los sectores, incluida la aviación comercial. Ahí, American Airlines, Delta y Southwest han dado un paso atrás y ya no se atreven a decirle al mercado cómo les va a ir en el conjunto de 2025. La primera de ellas ha admitido que las operaciones ligadas al turismo empezaron bien el año, pero que comenzó a notar un frenazo a partir del mes de febrero, cuando Trump intensificó sus anuncios sobre la política arancelaria.