El Fondo Monetario Internacional (FMI) pidió este jueves con urgencia elevar los impuestos al dióxido de carbono, ya que es la herramienta más "eficiente" y "poderosa" para reducir las emisiones contaminantes si se quiere limitar el calentamiento global, aunque reconoció la consiguiente alza en el precio de la energía.
"Los impuestos al carbono y acuerdos similares para elevar el precio del carbono son la herramienta individual más poderosa y eficiente para reducir las emisiones domésticas fósiles de CO2", indicó el Fondo en su informe de Vigilancia Fiscal.
En concreto, el organismo instó a situar esta tasa en 75 dólares por tonelada en 2030, muy por encima de la media global actual de 2 dólares por tonelada, para limitar el calentamiento global a 2°C o menos en las próximas décadas.
El director adjunto del Departamento de Asuntos Fiscales del Fondo, Paolo Mauro, subrayó que la subida planteada desde los niveles actuales "hasta donde debería estar es un salto cuántico".
"Vemos la política fiscal como un modo crucial de combatir el cambio climático (...) y desalentar las emisiones de carbono", agregó Mauro.
El Fondo reconoció, no obstante, los efectos sobre el precio de la energía en los consumidores.
En el escenario de un incremento a 75 dólares la tonelada en la próxima década, Mauro y su equipo señaló que aumentarían, de media, en los países que forman el G20 un 45 % los precios de la electricidad y del 15 % en el combustible para los hogares.
En el caso de EE.UU., por ejemplo, supondría reducir un 30 % las emisiones y conllevaría subidas del precio de la electricidad del 53 % en la factura de energía y del 20 % en la gasolina en 2030.
El llamamiento del Fondo contrasta con la actual posición de EE.UU., uno de los tres principales responsables de las emisiones contaminantes junto a China y la India.
El presidente estadounidense, Donald Trump, quien ha reiterado su escepticismo sobre el cambio climático de manera reiterada, anunció en 2017 la retirada de la primera economía mundial del acuerdo de París.
El pacto, suscrito en 2015 por casi 200 países, buscaba trabajar juntos hacia un modelo de desarrollo bajo en dióxido de carbono y potenciar las energías renovables para combatir el cambio climático.
El FMI celebrará la próxima semana su asamblea anual, donde se reunirán los principales líderes económicos mundiales, y en la que se discutirán los desafíos globales en medio de una creciente preocupación sobre una frenazo generalizado.