El piloto de pruebas de Boeing Mark Forkner, que en 2016 se quejó de problemas con el sistema automático (MCAS), también denunció presiones de la dirección de Boeing para evitar invertir en unos cursos de capacitación de pilotos para los modelos MAX que fueran costosos, según The Wall Street Journal.
El periódico neoyorquino, que cita como fuentes a "antiguos compañeros", asegura que Forkner dijo que se sentía presionado por la dirección para conseguir que una serie de aviones no requirieran de una capacitación cara para los pilotos.
The Wall Street Journal agrega que en aquel momento Forkner era piloto técnico jefe para los modelos MAX.
El periódico informa de que un excompañero recuerda que Forkner indicó en varias ocasiones que temía perder su trabajo si la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) rechazaba los argumentos de Boeing para minimizar la formación de los pilotos.
El Departamento de Justicia está investigando cómo la FAA certificó los aviones MAX como seguros y si los directivos de la empresa eventualmente incurrieron en engaños a los reguladores en algún momento del proceso.
El pasado día 18, el Gobierno pidió al gigante aeronáutico explicaciones por supuestamente haber ocultado durante meses que dos miembros de la compañía estaban preocupados por el sistema de estabilización del polémico modelo de avión 737 MAX.
En concreto, la FAA se refería a los mensajes que intercambiaron dos trabajadores de Boeing en 2016, durante el proceso de certificación de los 737 MAX.
La FAA no identificó el nombre de esos dos empleados.
Sin embargo, el diario The New York Times desveló que uno de ellos es, precisamente, Mark Forkner.
Bajo determinadas circunstancias, ese sistema inclina hacia abajo el morro del avión para evitar que entre en pérdida, es decir, que no tenga velocidad suficiente para mantenerse en el aire.
"Está funcionando desenfrenado en el simulador", dijo supuestamente Forkner a un compañero sobre el sistema MCAS.
Los 737 MAX permanecen en tierra desde el pasado marzo en casi todo el mundo, después de dos accidentes en apenas cinco meses que dejaron 346 muertos en Indonesia y Etiopía, lo que ha forzado a las aerolíneas a interrumpir sus operaciones mientras esperan que los reguladores aprueben una mejora del programa de vuelo MCAS.
En el caso de los accidentes de Indonesia y Etiopía, ese software de control de vuelo se activó presuntamente por una información "errónea" del sensor del "ángulo de ataque" de las aeronaves y, ante la incapacidad de los pilotos para desactivarlo, provocó que los aviones cayeran en picado.