General Electric (GE) informó este miércoles que redujo sus pérdidas un 74 % entre enero y septiembre de este año, situándolas en 5.977 millones de dólares, un cambio de tendencia en una centenaria compañía que está en una profunda reestructuración y que fue bien recibida por los inversores.
Según un comunicado, el grupo estadounidense radicado en Boston informó de que la facturación en estos primeros nueve meses fue de 68.976 millones de dólares, un 2 % menos que en el mismo periodo del año anterior, cuando fue de 70.513 millones.
En cuanto al último trimestre, el que más seguían los analistas de Wall Street, GE tuvo pérdidas por valor de 9.465 millones de dólares, un 59 % menos si lo comparamos con las de 22.808 millones del mismo trimestre de 2018.
En este periodo, la facturación ha sido casi plana puesto que ha alcanzado la cifra de 23.360 millones de dólares, cuando en 2018 fue de 23.392 millones.
Sí que ha descendido el beneficio de la acción, ya que entre julio y septiembre avanzó un 0,15 %, mientras que en este trimestre de 2018 las ganancias fue de 2,64 dólares.
Pese a todo, los resultados superaron las expectativas de los analistas, que no esperaban una ganancia mayor de 12 centavos este último trimestre.
Las pérdidas de más de 9.000 millones de este último trimestre están ligadas a los cargos contables vinculados a la reestructuración del conglomerado industrial.
Larry Culp, quien asumió el cargo de CEO hace aproximadamente un año, ha estado renovando GE con un enfoque en la división de energía de la compañía, reduciendo su deuda y generando efectivo de sus negocios de fabricación de motores a reacción y turbinas de energía.
"Estoy empezando a ver las mejoras que quería ver cuando comenzamos este camino hace un año", dijo Culp en una conferencia telefónica este miércoles.
GE ha estado vendiendo activos para pagar su deuda, incluido un acuerdo para vender su negocio de biotecnología por más de 20.000 millones a Danaher Corp.
Las acciones de GE subieron un 8,6 % en el arranque de la sesión de la Bolsa de Nueva York, al observar los analistas un cambio de tendencia de una empresa sometida a un profundo ajuste organizativo.