El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) quiere esperar y ver el efecto que tienen en la economía de la zona euro las medidas que ha tomado recientemente.
Según se desprende de las actas de su reunión de política monetaria de finales de octubre, publicadas este jueves, algunos miembros del Consejo de Gobierno pidieron "paciencia para permitir que las medidas adoptadas en septiembre tengan efecto en la economía".
Estos miembros apoyaron una postura de "esperar y ver" en el momento actual.
El economista jefe del BCE, Philip Lane, dijo en la reunión de octubre que el paquete de estímulos monetarios, aprobado en septiembre, había contribuido a gran parte de la relajación de las condiciones financieras los meses anteriores, porque los mercados lo habían anticipado.
El BCE decidió en septiembre volver a comprar deuda de la zona del euro a un ritmo mensual de 20.000 millones de euros a partir de noviembre.
También bajó el tipo de interés a los depósitos bancarios hasta el -0,50 %, por lo que cobra más a los bancos por el exceso de reservas, pero ha introducido un sistema de dos tramos para la remuneración de las reservas y exime del pago de intereses hasta el séxtuplo de las reservas exigidas.
"Pese a un movimiento al alza en la fase inicial de la curva de rendimientos desde la reunión de política monetaria de septiembre, tomando una perspectiva a más largo plazo, las condiciones financieras se habían relajado significativamente desde la conferencia en Sintra (Portugal) en junio de este año", según las actas.
Por ello, Lane propuso en la reunión de octubre mantener la política monetaria, aunque el Consejo de Gobierno está preparado para ajustar todos sus instrumentos, como sea apropiado, para asegurar que la inflación se mueve hacia su objetivo de forma sostenida.
Algunos miembros del Consejo de Gobierno consideraron en la reunión que hay que analizar los posibles efectos secundarios de las medidas aprobadas.
Y también dijeron que la bajada de los tipos de interés puede mermar los márgenes de beneficio de los bancos más allá de una cobertura de riesgo adecuada y esto podría tener implicaciones para la estabilidad financiera.
Además, el BCE cree necesario prestar más atención al sector financiero no bancario, que ha asumido muchos riesgos por los bajos tipos de interés.
El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, advirtió el miércoles de los efectos secundarios de los bajos tipos de interés y de que "hay mercados inmobiliarios exhuberantes en algunos países" y riesgo de burbujas.
Al presentar el informe semestral de estabilidad financiera, de Guindos dijo que "los bajos tipos de interés apoyan la actividad económica" de la zona del euro, pero advirtió de que "puede haber efectos secundarios" y recomendó a algunos países activar los colchones de capital anticíclicos, aunque el crecimiento se debilite.
El BCE constata en las actas que el debilitamiento del crecimiento económico podría durar más de lo que preveían y considera que la política fiscal debe contribuir a impulsar el crecimiento potencial a largo plazo y la estabilización.
"Cuanto más contribuya la política fiscal a impulsar el crecimiento potencial a largo plazo y a proporcionar estabilización cíclica, antes se verán los efectos de las intervenciones de política monetaria en la inflación y la economía", dicen las actas.
La información disponible desde septiembre "había confirmado la pronunciada ralentización en el crecimiento económico de la zona del euro y una falta de inflación continuada respecto al objetivo", que es una tasa algo por debajo del 2 %.
Las actas también dejan claro que el BCE insta a los legisladores a "contribuir más decisivamente al apoyo de la economía de la zona del euro", en concreto la política fiscal de los gobiernos con espacio fiscal suficiente tiene que desempeñar una función más importante para estabilizar las condiciones económicas en vista de que se han debilitado las perspectivas económicas.