La nueva presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, hizo hincapié hoy durante un discurso en el Congreso de Banca Europea 2019 en Fráncfort en potenciar la demanda interna para responder a la creciente incertidumbre en el mercado global y afrontar futuras crisis.
"La respuesta consiste en hacer de la segunda mayor economía mundial una que esté abierta al mundo, pero a la vez confíe en sí misma, una economía que haga uso de todo el potencial de Europa para lograr mayores índices de demanda interna y crecimiento a largo plazo", dijo Lagarde en este foro al que asisten líderes políticos, empresariales, del ámbito de las finanzas y también del académico.
Lagarde advirtió de que las economías avanzadas "se encuentran en medio de una desaceleración a largo plazo", y recordó que las tasas de crecimiento se han visto reducidas a la mitad desde finales de los 80.
Agregó que factores relativos a la oferta, como la caída de la productividad laboral en casi dos tercios desde principios de los 90 y el envejecimiento de la población, son claramente una de las razones detrás de este desarrollo.
Pero también los factores relativos a la demanda desempeñan un papel importante, como demuestra el caso de la demanda interna, que "ha contribuido a la recuperación" al ayudar a la creación de 11,4 millones de nuevos empleos desde mediados de 2013, destacó.
No obstante, alertó de que en los últimos diez años el crecimiento de la demanda interna se situó casi dos puntos porcentuales por debajo de la media de la década previa a la crisis y ha sido menor que en el resto de los principales socios comerciales de la eurozona.
Con el fin de potenciar el crecimiento interno, es necesario apostar por un conjunto de políticas europeas nuevo, con varios elementos clave, señaló.
Así, se refirió a la política monetaria, sobre la que anunció "se verá sometida a una revisión estratégica en un futuro próximo".
La orientación acomodaticia de la política monetaria del BCE ha sido un "motor clave" de la demanda interna durante la recuperación, resaltó Lagarde, y agregó que ésta "seguirá respaldando la economía y respondiendo a futuros riegos" de acuerdo con el objetivo de mantenimiento de la estabilidad de precios.
Lagarde aseguró que el BCE continuará observando continuamente los "efectos secundarios" de su política, y al mismo tiempo señaló que la política monetaria podría alcanzar con mayor rapidez sus objetivos y con menos efectos colaterales si otras políticas respaldaran el crecimiento.
En este sentido se refirió a la política fiscal y en concreto a las inversiones -públicas y privadas, "importantes para responder a los desafíos de hoy, porque son la demanda de hoy y la oferta de mañana", destacó.
"Las inversiones públicas en la eurozona se siguen manteniendo por debajo de los niveles anteriores a la crisis", criticó.
Hace unas semanas, Lagarde ya había exigido a países con superávit presupuestario, como Alemania y Holanda, que utilicen su margen de maniobra para invertir más, por ejemplo en infraestructura, educación e innovación para apoyar el crecimiento económico.
La presidenta del BCE recordó que la competitividad global de muchas empresas de la zona euro fueron vitales para absorber el impacto durante la crisis y los beneficios se hicieron notar en toda la eurozona.
"Sin un fuerte sector exportador, nuestra crisis claramente habría sido peor", afirmó.
Al mismo tiempo puntualizó que una demanda interna más fuerte dota a las economías de una mejor posición para resistir a la oscilaciones en los ciclos de la economía global y a los problemas en el comercio mundial, como los que se viven en la actualidad, y a mantener sus trayectorias de crecimiento.