El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, afirmó hoy en Roma que la reforma del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) es necesaria para la Unión Europea (UE) y dijo que Italia no será vigilada, tras las críticas vertidas recientemente por la oposición en el país.
"Nadie ha querido poner a Italia bajo vigilancia" con la reforma del MEDE, "creo que es adecuada y ventajosa para Italia", dijo Moscovici en una rueda de prensa, tras conversar sobre esta cuestión con el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, y el ministro de Economía, Roberto Gualtieri, en Roma.
Los países miembros votarán en diciembre una reforma del MEDE acordada en junio que, entre otras cosas, le otorgará más poder en futuros rescates y en la vigilancia económica de los Estados en cooperación con la Comisión Europea.
En los últimos días, el líder de la ultraderechista Liga y exministro del Interior, Matteo Salvini, ha calificado la medida de traición hacia los italianos y ha dicho que perjudicará sus ahorros y la independencia del Gobierno nacional para tomar decisiones en materia de política fiscal.
Moscovici ha reconocido que "es normal hacerse preguntas", pero ha afirmado que "hay que hablar del tema sin tabúes" y sobre todo "no deformar la realidad".
Y ha cargado contra Salvini, aunque de forma indirecta, al decir que "el texto ya fue analizado en junio por el anterior Gobierno", del que formaba parte entonces la Liga.
La intención de los Estados miembros es reforzar el MEDE y hacerle responsable del cortafuegos del Fondo Único de Resolución bancaria (FUR), una iniciativa que, según Moscovici, será un paso hacia la configuración de la Unión Bancaria y beneficiará a todos los socios, "también a Italia y a su sistema bancario".
De esta manera, el MEDE completará la financiación con la que cuenta el FUR para que en el caso de una crisis bancaria de gran envergadura que requiera la intervención de los países miembros haya dinero suficiente, aunque se agote el del fondo.
Además, los Estados miembros debatirán si vincular los futuros rescates a una reestructuración de la deuda del país necesitado, para lo que se introducirían cláusulas que facilitarían que los acreedores privados asumieran pérdidas en caso de quiebra.
El Banco de Italia ya ha advertido de que esta hipótesis podría afectar la confianza de los inversores sobre la deuda de Italia, que supera el 134 % del producto interior bruto (PIB), a pesar de que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento fija que debería ser del 60 %.