Miles de personas se aglomeraron este jueves en centros comerciales, grandes almacenes y supermercados de Brasil para aprovechar de forma anticipada los mejores descuentos del Viernes Negro, una fecha que cada día gana más adeptos en el país sudamericano.
Horas antes de que comience oficialmente el "Black Friday", la fiebre del consumo se apoderó de Brasil y miles de personas en diversos puntos del país corrieron en busca de las primeras rebajas.
En Sao Paulo, un centenar de personas se concentró la noche de este jueves en el supermercado Extra, uno de los más populares de Brasil, para conseguir una ganga, aunque el producto más disputado fue, como cada año, la televisión.
"Soy vecino de la zona y desde hace ocho años participo en el black friday", explicó a Efe el jubilado Valter Pereira, quien fue al supermercado en busca de la codiciada televisión.
La directora del márketing del supermercado, Christiane Cruz, dijo a Efe que esperan conseguir un nuevo récord de ventas este año, con 15 millones de clientes en las 28 horas que durará la promoción en las 400 tiendas de la cadena.
"Estamos optimistas porque hay señales de la economía que muestran que el potencial de compra y planificación es mayor este año", señaló Cruz.
Los expertos prevén que durante el Black Friday, el comercio brasileño moverá unos 3.500 millones de reales en ventas por internet y otros 3.000 millones de reales más en las tiendas físicas (835 millones de dólares y 715 millones de dólares respectivamente).
Según una encuesta divulgada por Google se estima que en esta edición el 37 % de los consumidores brasileños comprarán en las tiendas físicas, frente a un 38 % que realizarán pedidos online.
La Asociación Comercial de Sao Paulo (ACSP) prevé un aumento de entre un 10 y un 12 % del comercio digital, que tiene "una dimensión mayor" en comparación a los comercios físicos.
Pese a la fuerza del comercio digital, en algunos sectores, como el de supermercados, suele primar la venta física, la cual sigue siendo importante ante "el gran número de consumidores" que no están inmersos en la tecnología o no tienen tarjeta de crédito, según explicó a Efe Marcel Solimeo, economista de ACSP.