El secretario general de la OCDE, el mexicano Ángel Gurría, propuso al secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, que acuda a París, preferiblemente antes de Navidad, para discutir con él y con el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, sobre una tasa digital multilateral.
En una carta de este miércoles en respuesta a la que Mnuchin le había enviado horas antes, Gurría le tomó la palabra en la voluntad declarada del secretario del Tesoro de "facilitar un acuerdo multilateral" que ponga fin a las iniciativas individuales de impuestos digitales, en alusión a la tasa digital creada por Francia que Washington considera discriminatoria con sus intereses.
El secretario general agradeció su "fuerte apoyo" a las discusiones que se llevan a cabo en el marco de la OCDE y dijo que comparte su idea de que hace falta "una solución global para detener la proliferación de medidas unilaterales".
También le dio las gracias personalmente por su implicación en ese proceso durante los dos últimos años y destacó que fue la reforma impositiva en Estados Unidos la que ha sentado las bases para avanzar.
Pero al mismo tiempo, Gurría no se privó de hacer notar que la OCDE por su lado ya ha llevado a cabo dos consultas públicas con los actores implicados en todo el mundo en las que se ha coincidido en la necesidad de una mayor certidumbre fiscal.
Y dijo temer que las propuestas estadounidenses de los regímenes fiscales internacionales pongan en peligro el calendario que se habían marcado para su concertación los 135 países implicados, de ahí su llamamiento para que acuda a París a discutir este mismo mes.
Mnuchin escribió a Gurría después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciase a comienzos de semana que impondrá aranceles de hasta el 100 % del valor de ciertas importaciones franceses valoradas en un total de 2.400 millones de dólares en respuesta a la tasa digital creada por París.
Ese impuesto aprobado por el Parlamento francés este verano, que tiene efectos retroactivos con fecha del 1 de enero de 2019, fija una imposición del 3 % sobre la facturación del negocio digital para las empresas cuyas ventas mundiales en esa actividad sean superiores a los 750 millones de euros en el mundo y a 25 millones en Francia.
La tasa cubre tres actividades -la publicidad en línea, la venta de datos personales y la intermediación- y el Gobierno francés, que espera un rendimiento de unos 400 millones de euros este año, se ha comprometido a retirarla en cuanto haya un dispositivo internacional que la sustituya.