Grafitis pintados sobre piedras del patrimonio histórico de Zamora afean la iglesia románica de San Esteban y varios paños de la muralla medieval de la ciudad desde hace dos años sin que se eliminen las pintadas ni se actúe al pasarse la pelota administraciones y propietarios.
Desde el Ayuntamiento de Zamora han reconocido el problema y la mala imagen que supone para el turismo de la ciudad pero las zonas monumentales en las que han aparecido las pintadas no han sido incluidas en el plan municipal para eliminar grafitis en lugares que causan un efecto especialmente grave para la ciudad.
Tampoco los propietarios de los bienes culturales, el Estado en un caso y la Diócesis de Zamora en el otro, han actuado contra esas pintadas y mientras el Ministerio de Cultura espera a una rehabilitación de la muralla que está en proyecto, el Obispado ha argumentado que el templo está cedido a una cofradía zamorana.
Los grafitis en algunos casos muestran consignas o símbolos tanto de grupos de extrema derecha como de extrema izquierda y en otros son únicamente firmas de garabateros que con sus pintadas insultan el patrimonio histórico de la ciudad para satisfacer el ego de ver su nombre escrito en piedra monumental.
En cualquier caso, sean o no conscientes de ello, los autores de estas acciones, si son descubiertos, se enfrentan a penas de entre seis meses y tres años de cárcel, según la tipificación del Código Penal.
Una puerta lateral situada en una zona con poca iluminación y sin apenas tránsito peatonal de la iglesia de San Esteban, el tramo de muralla situada a la altura del parque de San Bernabé o el recinto amurallado de la plaza de San Isidoro, prolongación de los jardines del Castillo de Zamora, son blanco de estos grafitis de mal gusto.
Las tres zonas tienen en común su ubicación en sitios poco transitados, con escasa iluminación nocturna y que algunos fines de semana son frecuentados por grupos de jóvenes o adolescentes que se juntan para charlar o para hacer botellón.
Aunque hace años se ha actuado contra las pintadas, a los pocos meses han aparecido nuevas, de ahí que en la iglesia de San Esteban algunos de los garabatos actuales lleven pintados desde hace al menos dos años y en la fortificación amurallada del siglo XI las pintadas permanezcan al menos desde principios de 2018.
El concejal de Turismo, Christoph Strieder, ha admitido a Efe que este tipo de pintadas deberían quitarse cuanto antes por cuestión de imagen, para evitar la sensación de impunidad y para que los autores no consigan su fin de que sus garabatos permanezcan en el tiempo.
Por su parte, el edil de Medio Ambiente Romualdo Fernández, responsable del servicio municipal de Limpieza, se ha mostrado dispuesto a eliminar esas pintadas siempre que se lo pidan los propietarios y previa autorización de Patrimonio al estar en lugares que son Bien de Interés Cultural.
El presidente de la cofradía del Santo Entierro de Zamora, Graciliano Hernández, ha asegurado a Efe que en los siete años que su cofradía tiene cedido el uso de la iglesia de San Esteban ya han repintado tres veces la puerta lateral y han actuado una vez en la fachada para borrar grafitis.
Sin embargo, al poco tiempo vuelve a aparecer, motivo por el que la cofradía no ha vuelto a limpiarlos desde 2017, según ha admitido Graciliano Hernández, que ha abogado por la educación como solución definitiva al problema.
En ese aspecto ha coincidido uno de los vecinos que vive junto al cubo de la muralla medieval afeado con pintadas en la plaza de San Isidoro, que ha indicado que "la pintada mal hecha lleva mucho tiempo" en el casco antiguo aunque ha proliferado especialmente en los últimos años.
Alberto Ferreras