La subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, ha considerado hoy necesario que los bancos centrales y los supervisores unan fuerzas para luchar contra el cambio climático, en línea con los objetivos del Acuerdo de París y de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.

En una jornada organizada por el Banco de España sobre los retos para el sistema financiero del cambio climático, Delgado ha añadido que los bancos centrales ya están trabajando en esta dirección en el ámbito de la economía verde, en diversos foros.

Entre ellos ha citado el grupo de trabajo ("task force") creado a instancia del Comité de Estabilidad Financiera, el Plan de Acción de la Comisión Europea para el crecimiento sostenible, que debería permitir a Europa liderar la lucha global contra el cambio climático, o la Coalición de Ministros de Finanzas para la Acción Climática.

Asimismo, ha destacado la Red de Bancos Centrales y Supervisores para el desarrollo de un sistema financiero más verde (NGFS por sus siglas en inglés) creado hace dos años y que en este tiempo ha pasado de 8 a 50 miembros.

El NGFS ha permitido compartir prácticas y aumentar el conocimiento de las implicaciones del cambio climático sobre las actuaciones de los bancos centrales y de los supervisores contribuyendo a la inclusión de estos riesgos en los marcos de supervisión micro y macroprudencial.

La subgobernadora ha dicho que de acuerdo con un cuestionario de la Autoridad Bancaria Europea (ABE), un 90 % de los bancos han desarrollado o planean desarrollar productos y servicios verdes o con consideraciones medioambientales entre los que destacan las hipotecas verdes o los préstamos para comprar coches no contaminantes.

El Banco de España es consciente, ha concluido, de la importancia del reto medioambiental y está desarrollando su propia estrategia y analizando las implicaciones del cambio climático en la estabilidad del sistema financiero.

El profesor de la London School of Economics Nicholas Stern ha asegurado que no estamos ante el cambio climático sino ante una crisis climática, pero este no es el final de la historia, ha dicho, porque "las crisis hay que combatirlas".

Este es un momento adecuado para ese cambio por el progreso técnico y tecnológico y por la presión de los jóvenes. "A cambio podemos tener la historia del crecimiento del siglo XXI", ha añadido.

Frank Elderson, miembro del Consejo de Gobierno del Banco de Holanda y de la NGFS, ha señalado la necesidad de terminar de definir la taxonomía para determinar qué tipo de inversiones son realmente verdes y ha defendido que la necesidad de afrontar las consecuencias del cambio climático forma parte de las funciones de los supervisores.

En su opinión, la determinación de los supervisores financieros para impulsar las finanzas verdes es crucial, por lo que es preciso generar concienciación "lo antes posible" entre supervisores y bancos centrales, aunque es preciso actuar en todos los frentes a la vez.

El cofundador y máximo ejecutivo de la Iniciativa por los Bonos Climáticos, Sean Kidney, ha exigido una transición rápida, "un cambio radical" con una reducción de las emisiones del 50 % en 10 años, con una fuerte movilización de capital, que ya se está desarrollando, especialmente a través de la demanda de bonos verdes.

Europa, a diferencia de Estados Unidos, maneja el gobierno de las empresas, por lo que debe impulsar el mayor esfuerzo financiero de la historia de la humanidad, "un gran sueño keinesiano", para conseguir el objetivo de aquí a 10 años.

Por su parte, la economista jefe del Foro de Instituciones Monetarias y Financieras, Danae Kyriakopoulou, ha defendido la necesidad de ampliar los instrumentos financieros, más allá de los bonos verdes, con productos innovadores, y fortalecer el papel de los accionistas como impulsores de los cambios en las empresas.

Además, ha puesto de manifiesto la brecha entre las demandas de la ciudadanía y la agenda política, por lo que es preciso ser audaces y hacer una transición ordenada y justa, "que no deje a nadie atrás".