Miles de sudafricanos volverán a estar de nuevo sin luz este viernes durante horas, transcurrida ya una semana de apagones programados por culpa de la crisis eléctrica que atraviesa el país debido a la precaria situación de la compañía pública encargada del 90 % de la producción nacional.
La gigantesca Eskom anunció esta mañana que los cortes rotativos deberán continuar durante todo el día, a fin de que la red en su totalidad no se venga abajo por la incapacidad de dar abasto a la demanda.
El fenómeno se conoce en el país como "load shedding" (quitarse carga) y no es nuevo para los sudafricanos, aunque este 2019 estuvo castigando con especial virulencia a la economía más desarrollada de África, con Eskom tocando fondo financieramente.
"El 'loadshedding' es un acto responsable y un proceso altamente controlado que se implementa para proteger al país de un apagón nacional", recordó hoy la compañía pública en un comunicado.
En esta recta final del año, a los problemas estructurales de Eskom -que arrastra una deuda de unos 30.000 millones de dólares- se han unido los desperfectos causados por las intensas lluvias que sacudieron varios puntos del país a comienzos de mes, incapacitando varias plantas de generación.
El presidente del país, Cyril Ramaphosa, reconoció esta misma semana que las instalaciones de la compañía están muy anticuadas y mal mantenidas, pero atribuyó también parte de la pérdida de capacidad de generación de Eskom a actos de "sabotaje" interno que la Policía está investigando.
El presidente sudafricano se encontraba de viaje oficial en Egipto esta semana, pero la oleada de apagones le obligó a acortarlo y a regresar de urgencia el miércoles, después de que el lunes se programaran cortes de una magnitud sin precedentes.
A su vuelta, Ramaphosa se reunió con los responsables de Eskom y prometió que esta ola de cortes terminará como tarde el próximo martes y que, con suerte, no se repetirán durante la Navidad, si bien no habrá verdaderas soluciones para el problema hasta el próximo año.
Las opciones pasan por encontrar fuentes de energía adicionales y mejorar la situación de Eskom, para la que el Gobierno está trabajando en un plan de división anunciado a comienzos de año que no se acaba de materializar.
Los apagones, además de ser gravemente inconvenientes para la vida cotidiana de los ciudadanos, perjudican seriamente a la debilitada economía sudafricana.
Esta apenas registra crecimiento y a la que, a la hora de atraer inversiones, no le favorece en absoluto el presente escenario de incertidumbre energética.