Southwest Airlines prorrogará la eliminación de todos los aviones Boeing 737 Max de sus vuelos hasta el 13 de abril, lo que retrasará aún más el regreso del avión al servicio por más tiempo que cualquier otra aerolínea estadounidense, si bien este modelo aún no tiene luz verde del regulador para volar.
Precisamente ayer Boeing comunicó que detendrá temporalmente la fabricación del 737 Max a partir de enero, una decisión histórica de la compañía que afecta a un modelo implicado en dos accidentes aéreos mortales de gran magnitud en octubre de 2018 y marzo de 2019, producidos por un fallo en su software y que ha sumergido a Boeing en una crisis sin precedentes.
La Administración Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés) no permite volar al 737 Max al menos hasta febrero, a la espera de mejoras en el aparato.
American Airlines ya anunció que tampoco cuenta con el Max 737 hasta el 5 de marzo y hoy Southwest Airlines ha prorrogado su decisión de no contar con este tipo de avión del 6 de marzo al 13 de abril.
La flota de Southwest Airlines está compuesta en su totalidad por Boeing 737 y tuvo que cancelar miles de vuelos como resultado de la obligada conexión a tierra.
Es el cliente más grande de estos aviones en Estados Unidos y tiene 34 del modelo 737 Max en su flota con 200 más pedidos en el momento en el que las autoridades aéreas tomaron la decisión de no permitir volar a los Max a raíz de los dos accidentes mortales.
Southwest Airlines ha justificado su decisión de no contar con el Max hasta abril en un comunicado en el que afirma que obedece a la "continua incertidumbre sobre el momento en que el Max regresará al servicio".
"Al eliminar proactivamente el Max del servicio programado, podemos reducir las cancelaciones de vuelos de último minuto y las interrupciones inesperadas de los planes de viaje de nuestros clientes", apunta la aerolínea, que calcula que la revisión eliminará aproximadamente 300 vuelos entre semana de los 4.000 diarios que ofrece.
El pasado 12 de diciembre, Boeing ya alcanzó un acuerdo para compensar a Southwest Airlines por las pérdidas generadas por los problemas de los aviones 737 Max.
Southwest no desveló los términos del pacto, que es confidencial, pero estimó en unos 125 millones de dólares los fondos que pensaba distribuir a su plantilla.