Con un objetivo simple, dejar atrás la rigidez y la segmentación de los hoteles tradicionales para generar espacios de alojamiento más distendidos, dos jóvenes israelíes fundaron Selina, una cadena que en cuatro años conquistó 67 localidades y que pretende seguir expandiéndose.
Rafael Museri y Daniel Rudasevski se dedicaban al negocio inmobiliario y, con motivo de sus viajes laborales por el mundo, se alojaban en diversos sitios, desde hoteles 'boutique' hasta hostales sencillos; sin embargo, había algo de la experiencia de alojarse en ellos que no les convencía.
Faltaba un componente que uniera a la gente que allí se hospedaba, asegura Rudasevski en entrevista con Efe a su paso por Uruguay.
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