Si la mera presencia de un embalse ya interrumpe la naturaleza, ¿por qué no llevarlo al límite y cambiar todo el paisaje? El reto ha sido aceptado en Portugal, donde estas infraestructuras son ahora piezas de arte visibles a kilómetros de distancia... y más de trescientos metros bajo tierra.
La idea se llama "Arte en los embalses" y nació por iniciativa de la eléctrica portuguesa EDP, que cuenta con varias de estas instalaciones, sobre todo en el norte del país, donde al menos siete han sido intervenidas.
Todo es hipérbole en este proyecto, desde la definición como "faraónico" o "majestuoso" de los acabados hasta el "mayúsculo" desafío que ha supuesto para los artistas invitados trastocar para siempre el paisaje.