El escritor Gustavo Martín Garzo ha considerado "insólito que a estas alturas" la sociedad española aún tenga que organizar actos de homenaje a personas que fueron "vilmente asesinadas" hace 80 años: "Algo falla en esta democracia nuestra, tan querida, para que algo así, tan sencillo," cueste tanto.

En una entrevista con la Agencia EFE, con motivo de su participación mañana en el acto de inauguración del memorial levantado en el Cementerio de El Carmen de Valladolid para homenajear a 245 víctimas de la represión que fueron enterradas en fosas comunes entre 1936 y 1939, Martín Garzo (Valladolid, 1948) ha considerado que se trata de un "acto de amor".

Para el escritor, resulta "muy conmovedor" y "muy doloroso a la vez" asistir a ese "reencuentro" entre los familiares y esa persona, un padre o una madre a los que "vinieron a buscar a su casa y ya no volvieron a ver". "No sé si se puede hablar de felicidad en ese momento (la recuperación de los restos), pero sí es la emoción que produce ese reencuentro con alguien perdido al que finalmente pueden despedir con serenidad y con amor", ha resumido.

Ha lamentado que en España se haya asumido como normal algo que en su opinión es "bastante inusual" en el panorama internacional, como es que haya "tal cantidad de gente por ahí, perdida por los campos y en fosas comunes, sin que nadie se haya ocupado de recuperar un poco la memoria" y sin que las personas que les querían hayan podido ofrecerles un enterramiento "humano".

Por este motivo, ha equiparado los honores funerarios con un acto de amor que denota humanidad, porque "en vez de tratar su cuerpo como si fuera el cuerpo de un animal", los familiares procuran darle "un lugar donde poder conservar su memoria".

Sobre las últimas iniciativas en el ámbito de la política para avanzar en el proceso de recuperación de la memoria histórica, ha lamentado que todo se complique tanto, ya que "debería ser muy fácil" avanzar en este sentido: "No se reivindica nada, sino que se pretende recoger unos restos y darles el trato que merecen en la medida de que son restos humanos".

Martín Garzo ha enfatizado la necesidad de nombrar a estas personas que, junto a miles de víctimas de la represión franquista, fueron colocadas en el ostracismo, para que sus historias también quedaran atrás: "Hay que escuchar sus historias porque es la historia de su sufrimiento y de sus familias", ha reflexionado antes de citar al escritor polaco Adam Zagajewski por sus referencias a la falta de atención de la Historia sobre el sufrimiento de la humanidad.

EL SILENCIO

Martín Garzo ha explicado que la Guerra Civil Española ha trufado algunas de sus obras, marcadas por ese "silencio" que, en su niñez, "había en torno a todo lo que tenía que ver con lo que había sucedido allí".

"Era muy patente sobre todo en los pueblos, donde la gente se conocía: se sabía perfectamente quién había sido asesinado y también se conocía quién había sido el asesino o los asesinos, se sabía más o menos dónde estaban enterrados... Y claro que había un conocimiento de todo eso, pero era algo de lo que no se podía hablar; los adultos callaban", ha rememorado.

Esa curiosidad infantil por el silencio, por lo "no contado", es lo que le acerca literariamente a esta parte de la historia que no vivió directamente pero que interiorizó por medio de sus padres.

"Es el interés por todas esas historias que no nos cuentan, es un interés que forma parte de nuestra condición humana y de nuestro deseo de conocimiento. La literatura siempre es entrar en zonas de silencio, en zonas donde están los secretos, donde está lo que no se ha dicho, donde está todo lo que se calla, en definitiva", ha concluido.