Chile pone en marcha la asamblea que escribe la nueva Constitución con una mujer mapuche al frente

“¡Ya va a caer, ya va a caer, la Constitución de Pinochet!”. Fue el lema que tararearon un grupo de los 155 integrantes de la Convención Constitucional que este domingo asumieron su cargo como “convencionales” o “constituyentes”, es decir, como encargados de escribir la nueva Constitución de Chile, en el antiguo Congreso de Santiago.

“¿Aceptan asumir y ejercer el cargo de convencional constituyente para redactar y aprobar una propuesta de texto de una nueva Constitución para Chile, cargo para el que fueron declarados electos y declaradas electas en sentencia y proclamados y proclamadas conforme al acta del Tribunal Calificar de Elecciones ya referida? ¿Aceptan?”, interpeló Carmen Gloria Valladares, una funcionaria del Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel), a los asistentes la conductora de la ceremonia.

“Sí, acepto”, se escuchó al unísono como respuesta.

Una vez asumidos como constituyentes, el segundo hito de la jornada consistió en elegir la Presidencia del órgano que, con 96 votos a favor –la mayoría absoluta son 78–, y en la segunda vuelta de votación, quedó a manos de la doctora en Humanidades, lingüista y mapuche Elisa Loncón, de 58 años. Originaria de La Araucanía, su triunfo colocó al pueblo mapuche, históricamente discriminado por el Estado chileno –y colonizado por el Imperio español–, en un rol protagónico y de relevancia para el desarrollo de la Convención.

Loncón, que exhibió una bandera mapuche, comenzó su primer discurso en mapudungún, la lengua de su pueblo, y luego tradujo al español: “Esta Convención que hoy me toca presidir transformará a Chile en un Chile plurinacional, en un Chile intercultural, en un Chile que no atente contra los derechos de las mujeres, contra los derechos de las cuidadoras, en un Chile que cuide la madre Tierra, en un Chile que también limpie las aguas, contra toda dominación”. 

“Es tremendamente emblemático que sea una mujer mapuche quien asuma la presidencia de la Convención. Es simbólico y su discurso también, además representa a los grupos oprimidos”, dice Carolina Garrido, integrante de la Red de Politólogas. “Elisa Loncón reúne los atributos propios de lo que será la nueva Constitución: feminista, descentralizada y que reconozca la plurinacionalidad”, dice Axel Callis, el sociólogo y analista político y electoral. 

Su dupla será el abogado constitucionalista Jaime Bassa, quien se hizo con la vicepresidencia en una tercera vuelta muy disputada. “Hoy empezamos a transitar un camino republicano, pero también un camino popular, de representación democrática, pero también de participación total; el desafío que tenemos de acá en adelante es ser capaces de construir esa trenza, desde la justicia, desde la inclusión, desde el respeto y la diversidad”, dijo al asumir su cargo. La fórmula Loncón-Bassa fue propuesta por la coalición de izquierda Frente Amplio y, finalmente, resultó ganadora.

La asamblea quedó constituida después de una intensa mañana de protestas que retrasaron casi tres horas el inicio de la ceremonia. A pesar de que el centro de Santiago está confinado durante el fin de semana, para primera hora de la mañana se habían convocado varias manifestaciones hasta el edificio del antiguo Congreso. La más masiva fue la de la Lista del Pueblo, los constituyentes independientes de izquierda que llamaron a marchar desde Plaza Italia, conocida también como Plaza Dignidad tras el estallido de octubre de 2019, el que –precisamente– abrió el camino a la nueva Constitución. 

Carabineros se había comprometido a permitir las protestas y no intervenir. “Queremos que sea una jornada completamente despolicializada”, había dicho el subsecretario Máximo Pavez.? Por su parte, La Lista del Pueblo y otros constituyentes de los pueblos originarios e independientes habían advertido durante la semana que en caso de represión policial detendrían el desarrollo de la ceremonia.

A pocos minutos del comienzo de la investidura se produjeron algunos incidentes entre Carabineros y algunos manifestantes que intentaron superar el cordón de seguridad. La Policía respondió con carros lanza aguas y gases lacrimógenos, por lo que, antes de comenzar, la sesión quedó suspendida. “No podemos empezar un nuevo país en esas circunstancias […] No vamos a participar de la ceremonia hasta que nos den la certeza de que la gente afuera está segura”, dijo la convencional Elsa Labraña, de la Lista del Pueblo. Si bien fueron altercados puntuales, la tensión se extendió hasta pasado el mediodía y dejó, según datos del Instituto Nacional de Derechos Humanos al cierre de esta edición, 51 personas detenidas, una mujer con una lesión leve en un ojo y, según Carabineros, 15 agentes heridos.

Las distintas votaciones que se produjeron a lo largo del día dejaron entrever algunas de las dinámicas entre los distintos bloques o sectores. “Las lógicas que se dieron hoy día no creo que se mantengan. Serán distintas a medida que se conozcan los convencionales y que aparezcan distintos ejes: el feminista, el generacional, el región-centro, abogados-resto de convencionales, etc. cada tema va a generar transversalidades distintas”, dice Callis. 

Sin embargo, es probable que los 37 convencionales de derecha actúen prácticamente todos en bloque y apoyando, bajo cualquier circunstancia, a sus candidaturas o propuestas, como ocurrió este domingo. Entre los demás grupos, en cambio, los apoyos fueron algo más líquidos: no todos tenían un nombre al que respaldar dentro de sus propias filas y se vieron diferencias y movimientos entre los votos de las primeras vueltas y los de las segundas o terceras.

Ni el presidente Sebastián Piñera ni ningún representante de los tres poderes del Estado han asistido a la investidura. Esa fue una petición explícita de la mayoría de los constituyentes, que siempre han querido alejarse de la institucionalidad tradicional, como el Gobierno o el Parlamento.

La ceremonia culminó con un minuto de silencio que la presidenta Loncón solicitó “para los luchadores sociales que murieron por la represión”, tanto de los pueblos originarios como de las protestas de 2019, y que también extendió a las mujeres víctimas de femicidios y a los fallecidos de la dictadura de Pinochet (1973-1990). La líder constituyente anticipó que entre los primeros puntos a abordar en la sesión de este lunes hay la ampliación de la mesa directiva de la Convención hasta cinco o siete miembros (existe un consenso entre todos los sectores al respecto) y el debate sobre una posible declaración a favor de la libertad de los presos de la revuelta social. Durante el día, en varias ocasiones los participantes gritaron consignas a favor de ello. 

A partir de este domingo, la Convención tendrá nueve meses, prorrogables a un año, para escribir el texto que, todo apunta, dará un giro al marco político, económico y social del país. Su propuesta deberá ser votada en un plebiscito de salida obligatorio a partir del segundo semestre de 2022.