Las renovadas tensiones entre Estados Unidos e Irán irrumpirán en la Asamblea General de Naciones Unidas que comienza este martes eclipsando otras cuestiones de Oriente Medio, como las guerras siria y yemení, y dejando en un tercer plano el cada vez más desdibujado plan estadounidense para Israel y Palestina.

El envío de más tropas estadounidenses a Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (UAE) en respuesta al reciente ataque contra refinerías saudíes y las nuevas sanciones al banco central iraní, anunciadas este viernes por el presidente de EE. UU., Donald Trump, han sido el último giro de una bola de nieve que amenaza con golpear la región con ferocidad.

Cada vez queda más alejada la posibilidad de una hipotética reunión entre Trump y el presidente iraní, Hasan Rohaní, que coincidirán en Nueva York, y de la que se rumoreó después de que el presidente francés, Emmanuel Macron, invitara a la cumbre del Grupo de los Siete países más desarrollados (G7) al negociador iraní Mohamad Yavad Zarif.

Pero mucho ha llovido desde agosto.

Los ataques con drones contra la petrolera saudí Aramco del pasado 14 de septiembre dispararon de nuevo las tensiones, sobre todo después de que EE. UU. y Arabia Saudí responsabilizaron a Irán pese a que este país se desvinculó de ellos y de que su autoría fuese reivindicada por los rebeldes hutíes del Yemen, eso sí, respaldados por Teherán.

En respuesta al último movimiento de Washington en el tablero de Oriente Medio, la Guardia Revolucionaria iraní amenazó con destruir cualquier país que ose atacar a Irán, un mensaje más dirigido a los países receptores de la ayuda militar que al propio Estados Unidos.

Riad, enzarzada con Teherán en varias guerras por delegación y en un pulso por ver quién se erige en líder de la región, ha bajado el tono de sus amenazas, pero ha dicho que se muestra dispuesta a actuar una vez que se determine quién está detrás de las agresiones.

EE.UU. lleva inmerso en una escalada de tensión con Irán desde que el año pasado decidió retirarse de modo unilateral del acuerdo nuclear de 2015, rubricado también por Rusia, China, Francia, el Reino Unido y Alemania.

El ímpetu de esta de tormenta diplomática que amenaza a toda la región ha dejado aún más en un segundo plano la hasta hace poco urgente cuestión de la guerra civil Siria, que ha perdido urgencia y prioridad.

Con los rebeldes atrincherados y derrotados en la provincia siria de Idlib, y apaciguada la avalancha de refugiados hacia Europa, la cuestión Siria ya no parece que vaya a encender los espíritus de la comunidad internacional para poner freno a la interminable masacre e intentar favorecer la democracia.

Ya hace tiempo, que la cuestión siria ha quedado en manos de Moscú, que al igual que Washington, no pierde oportunidad en el Consejo de Seguridad para vilipendiar el multilateralismo y, además, frenar toda propuesta que considera que está dirigida contra el régimen de Bachar al Asad.

La iniciativa de tregua humanitaria y de alto el fuego presentada por Bélgica, Kuwait y Alemania ha sido el último ejemplo del encallamiento de este conflicto.

Con 12 de los 15 votos a favor y una abstención, China y Rusia ejercieron su derecho a veto para frenarla.

Pero el sirio es uno más de tantos otros conflictos en la región -como el libio, el sudanés y el yemení- que se han quedado varados en las orillas entre el unilateralismo y el multilateralismo.

Por su parte, el denominado "Acuerdo del siglo" del presidente Trump también ha perdido fuelle en vísperas de la Asamblea General, y no solo por la incertidumbre creada tras la recientes elecciones israelíes del pasado 17 de septiembre.

Además, el proyecto, que todavía no se ha presentado, cuenta desde su propuesta con el rechazo frontal de los palestinos a cualquier mediación estadounidense, sobre todo después de las medidas unilaterales de la Administración Trump, de reconocer Jerusalén como capital de Israel en contra del consenso internacional y de trasladar allí su embajada.

Además, uno de sus constructores, el enviado de la Casa Blanca para Oriente Medio, Jason Grenblatt, ha anunciado recientemente que se retirará, añadiendo más dudas a la concreción del plan, cuyo anuncio Israel ha pedido que se posponga inmersa en negociaciones postelectorales.

Jorge Fuentelsaz