Hanna Seidel ha pasado de ser víctima de upskirting (la conducta por la cual alguien te hace fotos por debajo de la falda sin tu consentimiento o sin ni siquera advertirlo) a convertirse en la impulsora de un debate publico en su país, Alemania, donde esta práctica no aparece tipificada en el Código Penal. Sí lo está en otros, como en Reino Unido, donde está reconocido como delito. En España algunos casos han llegado a considerarse delitos contra la intimidad, penados con hasta cuatro años de cárcel y, si las imágenes son difundidas, con hasta un lustro en prisión.
El pasado mes de marzo, al saber del reciente debate político vivido en Reino Unido a cuenta de la prohibición del upskirting, Seidel se cansó de que ese tipo de comportamientos siguieran siendo tolerados en su país.
Seidel fue víctima de esta conducta con 13 años a manos de un profesor de escuela y con 16 durante un concierto en un festival. Con su amiga Ida Sessenberg, de 25 años, ha lanzado una petición que ha cambiado el debate nacional germano sobre el 'upskirting' a través de una plataforma. En pocas semanas han recogido más de 90.000 firmas. Aún están lejos del objetivo –150.000 firmas–, pero alcanzar ese número ya no parece lo más importante. Porque los políticos germanos se han dado cuenta del atraso de su país respecto a otras naciones europeas.
No en vano, en Alemania también fue noticia a nivel nacional la detención en Madrid el pasado mes de agosto de un hombre de 53 años que se dedicaba a realizar grabaciones y fotografías debajo de las faldas de mujeres en lugares públicos.
En este contexto, la ministra alemana de Justicia, la socialdemócrata Christine Lambrecht, se ha pronunciado a favor de la prohibición del 'upskirting'. "Actualmente trabajamos en una propuesta sobre la forma en la que se puede establecer la prohibición, queremos implementarla rápido", ha dicho.
El concepto de acoso sexual que recoge el artículo 184 del Código Penal germano no incluye el 'upskirting' porque a la víctima no se le toca. Las víctimas tampoco pueden acudir habitualmente al artículo 201, al que se apela cuando hay un "atentado a la confidencialidad", salvo que las grabaciones o las imágenes se hagan en el espacio íntimo. Si se toman en el hogar de la víctima o en un probador, los hechos se podrían denunciar. Si estos ocurren en la calle, lo más probable es que la denuncia se tope con la incapacidad de actuar de las autoridades.
"Los que lo hacen no son, por regla general, descubiertos, por eso es tan asqueroso. Cuando una se da cuenta ya es demasiado tarde", dice Seidel. "Pero es un ataque a la sexualidad de la persona, cuando te lo hacen te sientes sucia e insegura en tu propia sexualidad. Es un duro golpe a la sexualidad de cada cual. Por eso tiene que formar parte de las agresiones sexuales que recoge el Código Penal", añade.
El debate llega al Senado alemánLa impulsora de la iniciativa afirma que en el 'upskirting' hay un componente de "explotación sexual". En páginas web como en la que colgaba sus vídeos el detenido en Madrid, se ha convertido en una suerte de subgénero pornográfico. "También hay gente que se aprovecha de haber sacado este tipo de imágenes. O que se vanaglorian de ello. Esto es también explotación", sostiene Seidel.
Ella y su amiga se sienten orgullosas de que la mismísima ministra de Justicia de su país haya tomado cartas en el asunto. También de que el Senado alemán esté discutiendo estos días una iniciativa sobre su prohibición, que cuenta con el apoyo de los representes de varios Länder. A saber, Baviera, Baden-Wurtemberg, Renania del Norte-Westfalia y Schleswig-Holstein.
El conservador Guido Wolf, ministro de Justicia del Land de Baden-Wurtemberg es uno de los principales apoyos con los que han contado Seidel y Sessenberg. "Es evidente que tomar fotos secretamente bajo la falda de una persona debería ser perseguido, independientemente del lugar", ha dicho estos días Wolf a los medios alemanes. "El ministro de Justicia de Baden-Wurtemberg ha llegado a decir que gracias a nosotras este tema ha entrado en la política. Estamos muy contentas de haber generado el debate, pero ahora esperamos que incluyan el 'upskirting' entre las acciones que son consideradas agresiones sexuales en el Código Penal", apunta Seidel.
De llegar a buen puerto la iniciativa del Senado teutón, Alemania seguiría, entre otros, el ejemplo español, donde esta conducta sí tiene cabida en el Código Penal, y el de Reino Unido. En Inglaterra y Gales el 'upskirting' se convirtió en delito tras la aprobación de una ley el pasado mes de abril. En Escocia, región británica en la que también hombres usan tradicionalmente el kilt –un tipo de falda– como prenda nacional, la prohibición data de hace ya una década. La última ley aparecida en Reino Unido castiga con hasta dos años de cárcel a los perpetradores.
En agosto del año pasado, Francia incluía el 'upskirting' en una ley de carácter más general contra el voyeurismo promovida por Alexandra Louis, diputada de La República en Marcha, el partido presidencial francés. En Francia está ahora castigada la "captación de imágenes impúdicas" –un nuevo delito incluido en el Código Penal galo– con penas de hasta un año de cárcel y multas que van desde los 15.000 hasta los 30.000 euros. Bélgica castiga el 'upskirting' desde 2014 gracias a una ley contra el sexismo en el espacio público.
Por su parte, Seidel y Sessenberg esperan que la prohibición se siga generalizando a nivel internacional. De un tiempo a esta parte, ellas han estado participando en eventos, talleres y movilizaciones. Están en contacto con numerosas voces internacionales en medios de comunicación con el objetivo de poder lanzar debates como el que han despertado en su país. "Austria, por ejemplo, es otro de los países en los que no está prohibido. Espero que el movimiento contra el 'upskirting' se amplíe también allí", concluye Seidel.