Israel dio comienzo este lunes a su mayor ofensiva contra Hizbulá desde la guerra de 2006, dejando medio millar de muertos y más de 1.500 heridos solo durante el lunes
El nuevo estallido de violencia entre Israel y Hizbulá esconde más de 40 años de guerra en las sombras
El Ejército de Israel ha realizado un nuevo ataque en Beirut, capital de Líbano, en su segundo día de bombardeos de la nueva ofensiva en el flanco norte.
Fuentes de defensa de Israel han señalado que el objetivo era el jefe de la unidad de misiles de Hizbulá, aunque por el momento no hay detalles sobre la cifra de muertos y heridos.
El bombardeo se ha producido en el distrito de Dahiye, conocido bastión de Hizbulá. Se trata del quinto ataque de Israel en la capital desde el comienzo de la ofensiva.
Israel dio comienzo este lunes a su mayor ofensiva contra Hizbulá desde la guerra en la que se enfrentó al grupo chií en 2006. Los intensos bombardeos israelíes en el sur y el este del país árabe dejaron medio millar de muertos y más de 1.500 heridos en la jornada del lunes; además, decenas de miles de residentes del sur han huido hacia zonas más seguras.
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha abierto este martes el debate en la Asamblea General de la ONU abordando la ofensiva israelí en Líbano: “El mundo no se puede permitir que Líbano se convierta en otra Gaza”.
El Ejército israelí informó de que atacó hasta 1.800 objetivos de Hizbulá en Líbano, mientras que los milicianos lanzaron cientos de cohetes contra el norte y el centro de Israel, que causaron daños y heridas a un ciudadano.
El alto comisario de la ONU para los refugiados, Filippo Grandi, ha anunciado este martes que los bombardeos israelíes del lunes mataron a dos trabajadores de la agencia de la ONU para los refugiados.
La campaña de bombardeos de Israel llega después de los ataques efectuados la semana pasada a través de los dispositivos de comunicación de miembros de Hizbulá –que explotaron causando decenas de muertos y miles de heridos– y ya es la más mortífera de los últimos 18 años en Líbano. El país no había registrado un número de víctimas tan elevado desde los días de la guerra civil, entre 1975 y 1990.