Horas después de la caída del régimen de Bashar Al Asad, el ejército israelí penetró en la zona de separación con Siria y expandió su presencia más allá de los Altos del Golán ocupados. Los residentes de la zona temen que siga avanzando en territorio sirio y ocupando sus localidades
Los habitantes de Jan Arnaba saben que en cualquier momento los tanques israelíes pueden entrar a esta localidad siria situada junto a la zona de separación entre su país e Israel.
Tras la caída del régimen de Bashar Al Asad, el pasado 8 de diciembre, las tropas israelíes aprovecharon la retirada de las sirias de su lado de la frontera para expandir su presencia más allá de los Altos del Golán (anexionados por Israel).
El ejército hebreo no solo ha penetrado en la zona desmilitarizada –según un acuerdo entre los dos países que data de 1974–, sino que ha ocupado varios pueblos sirios situados en esta franja de tierra que había permanecido en una tensa paz desde los años 70.
Israel expande su presencia en territorio sirio
y ocupa varias localidades
N
10 km
SIRIA
Damasco
Jan Arnaba
Hamidiya
LÍBANO
Altos del
Golán
ocupados
por Israel
ISRAEL
JORDANIA
gráfico: ignacio sánchez. FUENTE: BBC
Israel expande su presencia en territorio
sirio y ocupa varias localidades
N
10 km
SIRIA
Damasco
LÍBANO
Jan Arnaba
Hamidiya
ISRAEL
Altos del
Golán
ocupados
por Israel
JORDANIA
gráfico: ignacio sánchez. FUENTE: BBC
“No ha llegado aún el turno de Jan Arnaba, avanzan poco a poco, pero hay mucha preocupación”, dice a elDiario.es Hassan Al Jubbi, un residente de la localidad situada en la provincia de Quneitra, al sur de Damasco y a los pies del monte Hermón, también muy codiciado por su posición estratégica a más de 2.000 metros de altura entre Siria, Líbano y el territorio ocupado por Israel. Sus tropas también conquistaron un puesto de observación sirio en la cumbre de la montaña, cuando los uniformados del régimen lo abandonaron y huyeron ante el colapso de sus filas y del régimen, debido al avance de los insurgentes desde el norte del país hacia la capital.
Puesto de observación en lo alto del monte Hermón conquistado por Israel tras la retirada de las tropas siria el 8 de diciembre de 2024.“No nos vamos a ir de nuestras casas, aunque entren a Jan Arnaba”, afirma Al Jubbi, en el jardín de su vivienda, rodeado de los olivos que él mismo cultiva y desde donde se puede ver el Monte Hermón. “No podemos dejar nuestras casas, nuestras tierras y nuestro ganado, ¿de qué vamos a vivir?”, agrega el hombre de 50 años, padre de cinco hijos, que recibe un ínfimo salario como funcionario local.
La nueva Siria, un país sin ejércitoAl Jubbi entiende los motivos de Israel para entrar y ocupar más territorio sirio –esto es, crear una ‘zona de contención’ junto a su frontera–, en estos momentos de incertidumbre tras la caída del régimen de Al Asad y la toma de poder de los islamistas en Damasco. Pero este sirio de mirada profunda y honesta dice que los habitantes del área no van a aceptar la presencia israelí a largo plazo: “No tenemos aún un ejército, pero vamos a crear una resistencia popular contra Israel”, asegura.
Se refiere a las nuevas autoridades sirias, que aún no disponen de unas fuerzas armadas regulares, aunque a su servicio se encuentran los combatientes del grupo Hayat Tahrir al Sham (HTS), que lideró la ofensiva contra el régimen entre finales de noviembre y principios de diciembre pasados, hasta conquistar la capital, donde el grupo encabeza el Gobierno interino y su líder, Ahmad Al Sharaa, se ha convertido en el nuevo hombre fuerte de Siria.
Hassan Al Jubbi en su terreno situado a las afueras de Jan Arnaba y a los pies del monte Hermón, próximo a la frontera israelí, el 9 de enero de 2025.“La gente cree que Israel puede llegar hasta Damasco”, dice Al Jubbi, admitiendo que el actual Gobierno sirio es débil y no puede hacer frente a Israel. Desde el Ejecutivo interino, no han hecho declaraciones amenazantes respecto a Israel e, incluso, el ministro de Exteriores, Asaad Al Shabani, se ha mostrado abierto a negociar en el futuro con el Estado hebreo.
De momento, en Jan Arnaba las autoridades locales designadas por el nuevo liderazgo en Damasco tienen otras prioridades. El recién estrenado alcalde, Mohamed Sayed, explica a elDiario.es que están registrando a los residentes y desplazados que se encuentran en la localidad (la más grande de la provincia de Quneitra) para crear un censo y empezar a repartir ayudas a quien las necesita.
“Casi todo el mundo va a necesitar apoyo porque la mayoría vive bajo el umbral de la pobreza, antes la población no recibía nada del Gobierno” de Al Assad, explica. Detalla que, entre otras cosas, faltaban semillas o herramientas para la agricultura, al mismo tiempo que una buena parte de las tierras quedaron sin cultivar a lo largo de los casi 14 años de guerra civil, desde 2011 hasta ahora.
Según Sayed, en Jan Arnaba hay desplazados de los pueblos de los alrededores, incluidos algunos a los que ha entrado recientemente Israel, como Al Qahtaniya, Al Hamidiya y Al Rafid. La mayoría de sus habitantes se marcharon en diciembre, pero han podido regresar a sus hogares recientemente, a pesar de que las tropas israelíes siguen presentes y los servicios básicos no funcionan, explica el alcalde.
En general, el suministro de agua y electricidad no es bueno en la mayoría de Siria, y este es uno de los muchos retos del Gobierno interino, por encima de defender las fronteras o determinar su postura frente a Israel. Las relaciones exteriores pueden esperar hasta que haya luz y agua corrientes, y comida suficiente para saciar a los ciudadanos sirios.
Aysha Jalil, desplazada de Hama residente en Jan Arnaba, afirma no tener miedo de los israelíes.Aysha Jalil es una de las muchas personas que han acudido a registrarse para poder recibir ayudas de la nueva administración. La mujer de 65 años sonríe y habla pausadamente, y espera que la ayuden, ya que su marido murió, dos de sus hijos están en otra zona del país y sus tres hijas son viudas. No hay prácticamente ninguna familia en Siria que no haya perdido algún ser querido.
Jalil procede de la provincia de Hama, pero se desplazó a Quneitra cuando empezó la revuelta contra el régimen de Al Asad en 2011. Afirma a este periódico que no teme a los israelíes: “No les tuve miedo en 1973 y no lo voy a tener ahora”, dice rememorando la guerra de ese año, conocida como la de Yom Kippur, en la que Siria participó junto a otros países árabes vecinos en contra de Israel –pero tras la cual no pudo recuperar los Altos del Golán ocupados en 1967 por las tropas hebreas–.
“Mediación internacional” entre Damasco e IsraelLos habitantes originarios de esta región están acostumbrados a tratar con Israel, país con el que Siria sigue formalmente en guerra. Ali Zeitun, de 63 años, ocupa el cargo de mujtar y se encarga de la zona occidental de Jan Arnaba. Dice a elDiario.es que las autoridades locales no pueden hacer nada frente a Israel, pero que saben que el asunto se está tratando a un nivel más alto. “Nos han dicho que están resolviendo la cuestión a través de la mediación internacional”, asegura, sin ofrecer más detalles.
Él y otros hombres mayores de la localidad lanzaron una iniciativa para tratar de apaciguar los ánimos y que las tropas israelíes no tuvieran un pretexto para seguir presentes e, incluso, seguir avanzando en territorio sirio. “Formamos un comité y llamamos a todos los jóvenes a entregar las armas. Nos las entregaron e Israel pidió que se las diéramos, pero rechazamos. Esperamos hasta que las nuevas autoridades estuvieran instaladas aquí y se las dimos”, explica, y agrega: “Esta es nuestra tierra y no queremos entregar las armas a nadie que no sean nuestras autoridades”.
Zeitun revela que, en un primer momento, los israelíes pidieron sólo las armas pesadas, pero el comité temía que acabaran exigiendo la entrega de todas. Llegaron a un acuerdo a través de algunos intermediarios para que Israel supervisara la entrega de armas con drones y, de esta forma, disipar sus temores respecto a la seguridad de la frontera. “Desde que las armas fueron entregadas, no ha pasado nada”, lamenta Zeitun, en referencia a que las tropas y tanques continúan en sus posiciones en suelo sirio.
Hombres armados afiliados a las nuevas autoridades sirias en el centro de Jan Arnaba, el 9 de enero de 2015.“Hay preocupación entre la gente pero, al mismo tiempo, está tranquila porque percibe que el Gobierno mantiene contactos con Israel a través de la mediación internacional”, afirma. Zeitun agrega que la gente está feliz desde la caída del régimen pero, aquí en Quneitra, la alegría no es absoluta debido a la amenaza de Israel. “Estamos todos esperando a que llegue un nuevo gobernador, porque las tropas israelíes están ocupando la sede de la gobernación de Quneitra”, lamenta.
El hombre, que recibe a este periódico en un pequeño y humilde despacho, considera que es importante que haya tropas sirias desplegadas en la frontera y que las israelíes regresan a sus posiciones anteriores, pero es muy pronto para que eso ocurra. “Israel ha asegurado, a través de la mediación internacional, que cuando haya un nuevo gobierno y seguridad [en Siria], se retirará”, dice con optimismo.
Menos esperanzados están los residentes de las localidades que han sido ocupadas por Israel en el pasado mes, como Al Hamidiya. Mohanad, de 20 años, y Ashraf, de 25, son dos jóvenes de ese pueblo, que se encuentra actualmente sitiado. Cuentan a elDiario.es que los habitantes solo pueden salir algunas horas al día y venir a Jan Arnaba a comprar comida o a hacer recados, trabajar, estudiar; pero no pueden emplear la carretera principal, en la que un tanque israelí impide el paso en ambas direcciones. Tienen que ir a través de carreteras secundarias y los campos, y afirman que eso harán cuando vuelvan a empezar las clases en la universidad.
“Hace 15 días irrumpieron en Al Hamidiya y nos interrogaron. Nos dijeron que su presencia era temporal, pero no estamos seguros”, dice Mohanad. Ambos estudiantes tuvieron que abandonar sus casas una semana y, desde que regresaron, viven bajo ocupación. “Nos fuimos una semana en diciembre, en cualquier momento nos pueden volver a echar”, dice Ashraf desconsolado. “Estuvimos 20 días sin agua, porque cortaron el suministro general, cerca de la gobernación”, agrega. Mohanad expresa su frustración e impotencia ante la presencia de Israel: “Es imposible resistir, no tenemos fuerza. ¿Cómo podemos enfrentarnos a los tanques?”.