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La sombra de la ultraderecha marca el primer debate electoral televisado entre el canciller Scholz y el conservador Merz

La sombra de la ultraderecha marca el primer debate electoral televisado entre el canciller Scholz y el conservador Merz

Scholz y Merz cruzan acusaciones sobre la inmigración en el primer debate televisado de la campaña electoral alemana

A dos semanas de las elecciones federales de Alemania, el canciller y candidato socialdemócrata, Olaf Scholz, y el candidato de la unión conservadora CDU-CSU, Friedrich Merz, se enfrentaron este domingo en el primer debate televisivo de la campaña electoral. Fue un debate en la televisión pública, sin público ni reloj que midiese el tiempo de las intervenciones de los dos candidatos.

 Como era de esperar, el debate entre los dos grandes partidos históricos de la República Federal estuvo marcado por la sombra de la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD), que es desde hace meses la segunda fuerza en intención de voto en las encuestas, muy por delante de los socialdemócratas del SPD.

Scholz no tardó en atacar el flanco más débil de Merz: acusó al candidato conservador de “romper su palabra” por haber votado a principios de febrero junto a la ultraderecha en el Bundestag un proyecto de ley para endurecer la política migratoria alemana. El proyecto finalmente no obtuvo la mayoría parlamentaria necesaria – en parte, por el voto en contra de una parte de la bancada conservadora –, pero sí rompió un tabú en la política alemana, en la que históricamente los partidos establecidos se habían negado a votar conjuntamente con partidos situados a la derecha de la CDU-CSU.

Scholz no sólo acusó a su contrincante de romper su palabra, sino que aseguró que su “mayor preocupación” es que Merz acabe construyendo una coalición con AfD. “No habrá una colaboración con AfD”, repitió en varias ocasiones Merz, consciente de que una mayor ruptura del llamado cordón sanitario en lo que resta de campaña podría movilizar a voto de izquierda y dar más impulso aún a la ultraderecha, a la que algunas proyecciones sitúan a menos de diez de distancia de los conservadores. Ello le podría costar la cancillería a Merz, cuyo partido lidera cómodamente las encuestas.

“Cuento de hadas”

La presión que impone AfD se dejó notar en el apartado dedicado a la inmigración, que prácticamente arrancó el debate. Scholz y Merz intercambiaron sus golpes más duros en el tramo dedicado al control de fronteras, los refugiados y la política de asilo. El canciller socialdemócrata intentó combinar un endurecimiento del tono contra la inmigración irregular con la obligación que tiene Alemania de respetar su constitución, el derecho europeo e internacional a la hora de tratar a las personas que llegan al país y piden asilo. 

Scholz se negó de lleno a aceptar los planes de la CDU-CSU de rechazar a los migrantes en las fronteras alemanas, incluso si su deseo es pedir asilo, algo que el líder socialdemócrata calificó de ilegal y advirtió que tendría graves consecuencias para el equilibrio entre los Estados que conforman la Unión Europea. “¿Por qué ser tan tonto?”, se preguntó con sorna Scholz, a lo que Merz respondió con contundencia: “Lo que usted explica es un cuento de hadas”, dijo el líder conservador antes de acusar a Scholz de “haber dejado entrar más de dos millones de migrantes irregulares”. 

Como ya dejó claro en la reciente votación en el Bundestag, en la que hizo causa común con AfD, el plan de Merz para su política migratoria es claro: control policial de todas las fronteras, más recursos y competencias a la policía, endurecimiento de las condiciones de asilo y de reagrupación familiar de los refugiados, aceleración de las expulsiones de aquellas personas a las que les haya sido negado el asilo y devoluciones en caliente en las fronteras alemanas. Merz puso a España como ejemplo de uno de los Estados europeos que ya aplica esta última medida.

Economía y Trump

La política económica y la recesión en la que se encuentra sumida Alemania fueron el segundo gran asunto del debate. A diferencia de la inmigración, a Scholz se le vio bastante más incómodo en este apartado, hasta tal punto que llegó a responsabilizar en varias ocasiones a la invasión rusa de Ucrania de la recesión que sufre el país. Merz no tuvo piedad y supo encontrar las debilidades del discurso el canciller socialdemócrata. “Todo eso no tiene nada que ver con la realidad de ahí fuera”, dijo candidato conservador, que acusó al gobierno de Scholz de estar impulsando la desindustrialización de la primera economía europea con sus medidas de política energética.

Cuando las periodistas moderadoras del debate abrieron el capítulo dedicado a Donald Trump y a los probables aranceles que impondrá a las exportaciones europeas y alemanas, el tono del debate se relajó. A los socialdemócratas y democristianos les une más de lo que los separa respecto al presidente de EEUU. La ultraderecha alemana asume claramente la bandera del trumpismo en Alemania, como queda claro con su alianza estratégica con el tecnomagnate Elon Musk. 

El rechazo común de socialdemócratas y conservadores alemanes a la agenda con la que Trump ha regresado a la Casa Blanca quedó de nuevo en evidencia cuando fueron confrontados con los planes del presidente estadounidense de expulsar a los casi dos millones de palestinos que malviven en la Franja de Gaza para impulsar un proyecto inmobiliario. Scholz habló abiertamente de “escándalo”, mientras Merz rechazó expresamente los planes, pero fue más cauto con sus palabras, consciente de que probablemente será el próximo canciller alemán y tendrá que sentarse a negociar con Trump.

El tono con que Scholz y Merz cerraron el debate fue conciliador. Salvo sorpresa, las proyecciones electorales apuntan a un gobierno de coalición entre dos o tres partidos, dependiendo de la aritmética parlamentaria que surja de las urnas. Merz será muy probablemente el próximo canciller federal de Alemania y el SPD tiene muchas papeletas de entrar en el gobierno como socio menor, aunque probablemente eso le costaría la carrera política a Scholz. 

El próximo domingo será una buena ocasión para medir el termómetro de las posibles coaliciones: Merz y Scholz se volverán a ver las caras en el segundo debate televisado de campaña, pero en esta ocasión a cuatro bandas. También participarán en el debate organizado por dos cadenas privadas la candidata ultraderechista, Alice Weidel, y el candidato verde, Robert Habeck.

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