El ultraderechista húngaro, que es el líder europeo más próximo a Putin y el principal seguidor de Trump, se queda fuera de las conclusiones sobre Ucrania en la que el resto de jefes de Gobierno se comprometen con dar garantías de seguridad y mantener el apoyo para que llegue a las negociaciones con la mayor fortaleza posible
El Gobierno abre la puerta a acelerar el aumento del gasto en defensa para llegar al 2% antes de 2029
Los líderes de la Unión Europea vuelven a cerrar filas con Ucrania tras tres años de guerra y, sobre todo, ante el desafío que supone ahora el giro de 180º que ha dado Donald Trump y la dura ruptura televisada con Volodímir Zelenski, pero lo han hecho sin el ultraderechista húngaro Viktor Orbán, que se ha descolgado de esa parte de las conclusiones del Consejo Europeo.
El texto reafirma el apoyo a Ucrania y reitera la necesidad de mantenerlo para que Kiev llegue en las mejores condiciones posibles a una hipotética mesa de negociación: “Lograr la 'paz a través de la fuerza' requiere que Ucrania se encuentre en la posición más fuerte posible, con sus propias y sólidas capacidades militares y de defensa como componente esencial”. Y, ante el nuevo contexto de conversaciones bilaterales iniciadas entre Trump y Vladímir Putin, los líderes europeos advierten de que “no puede haber negociaciones sobre Ucrania sin Ucrania”.
También reclaman un puesto en la mesa de negociación dado que consideran que lo que pase en Ucrania tiene repercusiones inevitables para el conjunto del continente: “No puede haber negociaciones que afecten a la seguridad europea sin la involucración de Europa”. Pero Trump no ha mostrado ninguna intención de permitir que la UE esté representada en esos contactos. Es más, su Administración lo ha descartado. No obstante, tras reunirse con los líderes de la UE, Zelenski ha apuntado a un cierto acercamiento con Washington al anunciar un encuentro de miembros de su equipo y el de Trump la próxima semana en Arabia Saudí.
Compromiso con las garantías de seguridadLos líderes de la UE, salvo Orbán, establecen un marco de mínimos para el fin de la guerra. “Cualquier tregua o alto el fuego sólo puede tener lugar como parte del proceso que conduzca a un acuerdo de paz global”, establece el texto: “Cualquier acuerdo de este tipo debe ir acompañado de garantías de seguridad sólidas y creíbles para Ucrania que contribuyan a disuadir futuras agresiones rusas”.
Y a esas garantías de seguridad se comprometen los líderes de la UE, aunque más allá del entrenamiento de las fuerzas armadas ucranianas, no detallan cómo se podría dar ese respaldo. En eso están trabajando, fundamentalmente, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Keir Starmer, que han planteado el envío de tropas a una hipotética misión de paz.
Aunque Pedro Sánchez ha dicho que es “absolutamente prematuro” ponerse en ese escenario, el JEMAD acudirá a una reunión convocada por Francia la próxima semana en la que se abordará el posible despliegue de fuerzas europeas tras un posible acuerdo de paz. El Kremlin ha rechazado la posibilidad de llegar a un entendimiento que conlleve la presencia de soldados de los aliados en Ucrania.
Más allá de los matices que puedan tener las capitales europeas, la gran piedra en el zapato de la UE en estos 36 meses ha sido Budapest y por eso en esta ocasión han tomado la decisión de soltar amarras y actuar a 26. Orbán es el líder europeo más próximo a Putin, con quien se ha reunido varias veces desde 2022, y ahora está envalentonado con la puerta que ha abierto Trump de acercarse a Rusia. De hecho, lo que pretende el primer ministro húngaro es que la UE inicie sus propias negociaciones con el Kremlin, una opción que es una línea roja para el resto de la UE, que considera que cualquier movimiento de ese tipo debe estar capitaneado por Kiev.
Orbán tampoco es partidario de dispensar ayuda militar a Ucrania porque considera que es una forma de alargar la contienda. Sin embargo, lo que defiende la inmensa mayoría de los aliados sostienen que es necesario mantener el flujo de munición para que el Gobierno de Zelenski llegue la fuerza en el campo de batalla le sitúe en las mejores condiciones posibles ante una posible negociación.
Visto bueno al 'plan de rearme'En lo que sí han logrado la unanimidad los 27 es en las conclusiones relativas a la defensa. La Unión Europea lleva tres años debatiendo la necesidad de reforzar su seguridad, pero ahora siente aún más el peligro por la pinza de Trump y Putin. Con su aliento en la nuca, especialmente de los países del este, los gobiernos y las instituciones europeas están determinadas a desarrollar una economía de guerra. “La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania y sus repercusiones para la seguridad europea y mundial en un entorno cambiante constituyen un desafío existencial para la Unión Europea”, recogen las conclusiones del Consejo Europeo, que evitan mencionar el giro de EEUU o a Trump, pero lo deslizan al mencionar el cambio en el entorno geopolítico.
En ese documento, los líderes han dado el visto bueno al 'plan de rearme' que les ha presentado la presidenta de la Comisión Europea y que se basa fundamentalmente en la flexibilización de las reglas fiscales para el gasto en defensa (hasta 650.000 millones de euros si los estados miembros aumentan el 1,5% el gasto respecto al PIB en los próximos cuatro años) y una herramienta de endeudamiento de 150.000 millones en forma de créditos para proyectos conjuntos de tres estados miembros (o dos más Ucrania).
“La Unión Europea acelerará la movilización de los instrumentos y la financiación necesarios para reforzar la seguridad de la Unión Europea y la protección de nuestros ciudadanos”, exponen en las conclusiones en las que citan prácticamente todos los puntos de la propuesta de Von der Leyen, entre ellas la eliminación del límite del Banco Europeo de Inversiones para el gasto en defensa, pero no la posibilidad de desviar los fondos de cohesión a esas partidas, que genera reticencias en países como Italia o España.
Alemania quiere másLas conclusiones, no obstante, dejan la puerta abierta a que se den más pasos en esa dirección y a que la Comisión Europea ponga más propuestas sobre la mesa. Uno de los que ha defendido con más vehemencia que se amplíe la capacidad de gasto ha sido el canciller alemán, Olaf Scholz. En contra de lo que Berlín ha defendido en anteriores crisis, ahora es partidario de que se alargue la flexibilidad fiscal para que los estados gasten en defensa “lo que consideren oportuno”.
De hecho, como parte de la negociación del futuro gobierno de la coalición los conservadores y los socialdemócratas alemanes han propuesto reformas importantes de la Constitución para aumentar considerablemente la inversión en defensa ante la amenaza de que EEUU se aleje de sus compromisos con sus aliados, y en infraestructuras en el marco de las conversaciones preliminares para formar un Gobierno de coalición.
Tampoco Sánchez está 100% satisfecho con las medidas que se han puesto sobre la mesa y aspira a que se aumente el futuro presupuesto europeo para hacer frente a esa partida de forma conjunta y que se usen subsidios para ayudar a las cuentas nacionales y no sólo créditos ventajosos que es lo que hasta ahora se ha planteado desde Bruselas.