El líder ucraniano había invitado al presidente de EEUU a su país antes de cualquier acuerdo con Putin y había lamentado que las “narrativas rusas” estén “prevaleciendo” en Washington
Trump vuelve a la carga y culpa a Zelenski y Biden de la guerra mientras Ucrania se recupera del letal ataque ruso en Sumi
Natalia, Nikola y su hijo Maksim. Las estudiantes Svetlana y Daria. Marina, profesora de biología, y su madre. Los jubilados Olga y Viktor.
A plena luz del día, en la mañana del Domingo de Ramos, dos misiles balísticos rusos impactaron en el centro de la ciudad fronteriza de Sumi cerca de una iglesia, mientras las calles estaban llenas de gente, según informaron las autoridades ucranianas. Las imágenes dan cuenta del horror: cuerpos y bolsas para cadáveres en el suelo, un autobús quemado, escombros y cristales esparcidos por todas partes. Los primeros momentos tras el ataque quedan recogidos en un vídeo difundido por el Ministerio de Interior ucraniano, que muestra a los trabajadores de emergencias haciendo torniquetes, vendando y evacuando a personas heridas –que ascienden a 117, según el último balance oficial–. “Por favor, salven a mi madre”, dice un adolescente mientras graba la cámara.
Tras la masacre, Kiev ha pedido a sus aliados, en particular a Estados Unidos, medidas contundentes para forzar al presidente ruso, Vladímir Putin, a declarar el alto el fuego completo que propuso Washington hace más de un mes y el Kremlin rechazó en esencia. “Rusia quiere continuar la guerra y responde a los esfuerzos de paz de Ucrania y sus socios con ataques más brutales contra la población civil”, ha dicho el ministro de Exteriores, Andrí Sibiga, quien ha asistido este lunes a un Consejo de ministros de Exteriores de la Unión Europea.
Tibieza en WashingtonMientras en Europa se multiplicaban las expresiones de condena y las llamadas a redoblar la presión sobre Putin meses después del inicio de las conversaciones entre EEUU y Rusia, el mensaje de Washington fue más tibio. El secretario de Estado, Marco Rubio, se limitó a dar el pésame a Ucrania tras el “horripilante” ataque ruso, que calificó de “trágico recordatorio de por qué el presidente Trump y su Administración están dedicando tanto tiempo y esfuerzo a tratar de poner fin a esta guerra y lograr una paz duradera”. Por su parte, el enviado de EEUU para Ucrania, Keith Kellogg, subió más el tono y afirmó que el bombardeo “cruza cualquier línea de decencia”.
Pero, una vez más, la reacción que más ha llamado la atención ha sido la de Trump, que en un primer momento calificó de “terrible” el bombardeo ruso en unas declaraciones en las que acabó culpando a Biden y aludió a un supuesto “error” del que no dio más detalles. “Creo que fue terrible. Y me dijeron que cometieron un error. Pero creo que es algo horrible”, dijo a los periodistas a bordo del Air Force One. “Cometieron un error. Creo que así fue, podéis preguntarles a ellos. Esta es la guerra de Biden. Esta no es mi guerra”, añadió.
Este lunes, el mandatario estadounidense ha dado un paso más y ha vuelto a señalar a Zelenski como responsable de la guerra, antes de reiterar su argumento habitual –que el Kremlin no ha tenido problema en replicar– de que si él hubiera sido presidente, el conflicto no habría estallado. “La guerra entre Rusia y Ucrania es la guerra de Biden, no la mía”, ha dicho en un post en Truth Social. “El presidente Zelenski y el corrupto Joe Biden hicieron un trabajo absolutamente horrible al permitir que comenzara esta farsa”.
Unas horas después, ante las preguntas de los periodistas en el Despacho Oval, Trump ha matizado sus palabras y ha incluido en su reparto de culpas al jefe del Kremlin, que fue quien dio la orden a las tropas rusas de cruzar la frontera en 2022. “Es una guerra que nunca se debería haber permitido que empezara. Biden podría haberla parado y Zelenski podría haberla parado y Putin nunca debería haberla empezado. Todo el mundo tiene la culpa”, ha dicho. Pero también se ha reafirmado en sus acusaciones al presidente ucraniano: “Siempre está buscando comprar misiles. Cuando empiezas una guerra tienes que saber que puedes ganar la guerra. No empiezas una guerra contra alguien que es 20 veces tu tamaño”.
Numerosos analistas occidentales han destacado a lo largo del lunes las reticencias a señalar a Putin por parte de Trump, el mismo que no dudó en elevar la presión sobre el país invadido mediante palabras y hechos, como la suspensión temporal del suministro militar, mientras capitaneaba un giro drástico en política exterior acercándose a Moscú.

Trump ha vuelto a la carga contra Zelenski después de que el líder ucraniano lo invitara a su país para presenciar de primera mano la devastación antes de cualquier acuerdo con Putin y lamentara que las “narrativas rusas” estén “prevaleciendo” en Washington. “¿Cómo es posible ser testigo de nuestras pérdidas y nuestro sufrimiento, entender lo que los rusos están haciendo, y seguir creyendo que no son los agresores, que no empezaron esta guerra?”, ha dicho en una entrevista con CBS News grabada antes de la última masacre rusa.
En su discurso nocturno de este lunes, tras las palabras de Trump, el líder ucraniano ha vuelto a reiterar que “el agresor” es Rusia y que es Putin quien mantiene una “negativa rotunda al alto el fuego”.
El ataque a Sumi se produjo horas después de que Trump declarara a la prensa que las negociaciones para poner fin a la guerra en Ucrania “podrían ir bien”, pero añadió: “Llega un punto en el que simplemente hay que aguantar o callarse”. No está claro a qué lado se refería: el presidente de EEUU presiona a Kiev para que firme un acuerdo sobre la explotación de minerales impuesto por su Administración, pero también ha expresado su “molestia” por las tácticas dilatorias del líder ruso.
El Domingo de Pascua –el próximo 20 de abril– se había convertido en una suerte de horizonte. Según informó Bloomberg en febrero, la Administración Trump había comunicado su intención de lograr un acuerdo de alto el fuego para este día–. La semana pasada, el medio Axios reveló, citando una fuente familiarizada, que Trump podría imponer sanciones adicionales a Rusia si no se alcanza una tregua antes de fin de mes. El secretario de Estado, Marco Rubio, dijo unos días antes que a Rusia se le estaba acabando el tiempo para convencer a la Administración Trump de que va en serio y deslizó que a Washington se le estaba acabando la paciencia. “Sabremos muy pronto, en cuestión de semanas, no meses, si Rusia habla en serio sobre la paz o no. Espero que así sea”, dijo Rubio en la cumbre de la OTAN en Bruselas.
Rusia admite la autoríaEntretanto, el Ministerio de Defensa ruso ha confirmado este lunes la autoría del ataque con dos misiles tácticos Iskander contra la ciudad ucraniana de Sumi. Moscú sostiene la versión oficial de que los lanzó contra “una reunión” del alto mando del Ejército ucraniano, asegura que mató a 60 soldados y acusa a Kiev de utilizar “escudos humanos al situar instalaciones militares y llevar a cabo actividades con militares en el centro de una ciudad densamente poblada”.
Durante los tres años de invasión a gran escala, Rusia ha negado sistemáticamente los ataques a civiles –pese a que desde el inicio de la ofensiva de Moscú, la ONU ha comprobado la muerte de casi 13.000 personas no combatientes–. Como ya hizo el Kremlin tras un bombardeo similar el 4 de abril en Krivói Rog, en que murieron 20 personas y hubo más de 70 heridos, este lunes, el portavoz, Dmitri Peskov, ha señalado que el Ejército ruso lleva a cabo ataques “exclusivamente contra objetivos militares”. El ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, ha asegurado que en lugar de los hechos se hallaban también oficiales extranjeros de países de la OTAN y ha añadido que el derecho internacional humanitario “prohíbe estrictamente la colocación de instalaciones y armas militares en territorio civil”.
De este modo, Moscú intenta dar alas a la tesis que desde el primer momento defendieron los corresponsales de guerra rusos, quienes atribuyeron la matanza a un daño colateral. Su principal argumento es la denuncia sin confirmar del alcalde de la localidad de Konotop, a unos 130 kilómetros al noreste de Sumi, que afirma que en el lugar del ataque se estaba celebrando una ceremonia de condecoración de soldados.
Paralelamente, fuentes oficiales ucranianas han confirmado la muerte de un comandante de la 27 brigada de artillería, Yuri Yula.
En una guerra, las partes deben tomar medidas para minimizar los daños a los civiles y no deben llevar a cabo ataques que no distingan entre civiles y combatientes o que causen daños desproporcionados a los civiles, como ha recordado este mismo lunes Amnistía Internacional. La ONU ha subrayado que la acción rusa se inscribe en “un patrón devastador de ataques similares”. “Los ataques contra civiles están prohibidos por el derecho internacional y deben terminar de inmediato”, ha dicho el secretario general, António Guterres.
El Kremlin sigue minimizando las expectativasLos principales propagandistas de la órbita del Kremlin han ido más allá y han sugerido que la indignación por Sumi es una escenificación occidental para dinamitar las negociaciones entre Rusia y Estados Unidos. Uno de los presentadores estrella de la televisión estatal rusa, Vladímir Soloviov, cree que “la propaganda alemana está tratando de crear otro Bucha como un intento tradicional de las autoridades ucranianas de interrumpir la posibilidad de cualquier acuerdo”, en referencia a la matanza rusa que el Kremlin insiste en presentar como un montaje de Kiev.
Soloviov llegó a apuntar que la denuncia del ataque es una reacción a la reunión del pasado viernes entre Vladímir Putin y el enviado especial de Trump, Steve Witkoff. “Tan pronto como Putin habla con los representantes de Trump durante cuatro horas y media, inmediatamente pasa algo”, aseguró el presentador.
El encuentro entre el presidente ruso y el emisario de Trump en San Petersburgo, el tercero en dos meses, acabó sin avances, aunque el Kremlin lo ha calificado de “extremadamente útil”. A pesar de que la cita llegaba marcada por la impaciencia del líder norteamericano, que instó a Rusia a “actuar” para evitar “miles de muertes semanales”, el resultado no fue un ultimátum a Putin.
El saludo de Witkoff al presidente ruso, llevándose la mano derecha al corazón en señal de respeto, dio pistas del tono de la reunión. El enviado de Trump siempre ha mostrado sensibilidad hacia las posiciones rusas sobre la guerra en Ucrania. Según explicaron fuentes de la administración norteamericana a Reuters, después del segundo encuentro con Putin, Witkoff comentó a Trump que el modo más rápido para conseguir un alto el fuego pasaría por reconocer la soberanía rusa de las provincias ucranianas ilegalmente anexionadas: Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia.
Este punto de vista choca con el de Kellogg, quien desaconsejó al presidente estadounidense que asumiera esta estrategia porque Zelenski no iba a ceder unilateralmente el control de estas regiones, según la misma agencia, que recoge que Witkoff ha conseguido el apoyo de sectores republicanos escépticos con Ucrania, pero a la vez genera preocupación entre otros miembros del partido, que temen que Washington haya girado demasiado bruscamente hacia Moscú.
Kiev insiste en que nunca reconocerá los territorios ocupados como parte de Rusia, algo que ha descrito como una línea roja. “Los recuperaremos. Cuándo ni cómo, no lo puedo decir”, ha dicho Zelenski a CBS News. Sin embargo, en la misma conversación ha reconocido que, sin el apoyo de Washington, su país sufrirá “muchas pérdidas, tanto humanas como territoriales”.
Mientras tanto, el Kremlin mantiene sus demandas maximalistas y se muestra convencido de que la Casa Blanca va a mediar a su favor. El ministro Lavrov insistió en que “por nada del mundo” Rusia regresará a las fronteras de 1991, cuando Ucrania se independizó de la Unión Soviética. “Eso también lo entiende la actual Administración Trump, quien más de una vez ha dicho que Zelenski tendrá que aceptar la cuestión territorial”, concluyó.
Más allá de las declaraciones de Trump urgiendo a las partes a llegar a un acuerdo para poner fin a los combates, Estados Unidos no ha presionado a Rusia por la vía de los hechos para que acepte un alto el fuego. El pasado viernes se cumplió un mes de la propuesta de tregua de 30 días de Washington y Kiev, y desde entonces Putin no ha dado ningún paso para comprometerse a un cese de las hostilidades.
A lo único que accedió fue a un alto el fuego sobre las infraestructuras energéticas, que entró en vigor, según el Kremlin, el 18 de marzo. Durante este mes, se ha dedicado a acusar reiteradamente a Ucrania de no cumplirlo. Este lunes, sin ir más lejos, el Ministerio de Defensa ruso ha denunciado ocho supuestos bombardeos ucranianos contra instalaciones de energía. Kiev siempre ha negado estas violaciones y los analistas independientes no han encontrado pruebas de ellas. Peskov ha asegurado que Putin valorará la posibilidad de alargar la moratoria de los ataques, que vence este miércoles.
Asimismo, el portavoz del Kremlin no ha confirmado las informaciones turcas sobre una reunión entre las delegaciones rusa y ucraniana esta semana para discutir un alto el fuego en el mar Negro, la iniciativa norteamericana que Kiev aceptó pero que Rusia condicionó al levantamiento de ciertas sanciones. Tampoco el Gobierno ucraniano ha dado validez a esta información.
Putin intenta cocer las negociaciones con Estados Unidos a fuego lento, mientras esquiva cualquier invitación a frenar los ataques y pone a prueba la paciencia de Trump, ansioso de poder presentar un acuerdo de paz. “Es imposible esperar resultados inmediatos”, ha insistido Peskov este lunes.