La vicepresidenta de la Asamblea Nacional francesa habla con elDiario.es sobre el horizonte de las elecciones presidenciales, la débil situación del Gobierno nombrado por Macron y la condena a Le Pen
Golpe de timón de Le Pen tras su inhabilitación: de la apuesta por la normalización a la 'trumpización'
Clémence Guetté (Bressuire, 1991) es una figura en ascenso en la izquierda francesa, y en particular en su partido, Francia Insumisa (LFI). Vicepresidenta de la Asamblea Nacional, su nombre fue uno de los que los responsables de la formación de Jean-Luc Mélenchon pusieron sobre la mesa durante las tortuosas negociaciones del Nuevo Frente Popular (NFP) para consensuar un candidato a primer ministro el pasado verano.
Pero Emmanuel Macron se negó a nombrar a un representante de la alianza de izquierdas que se impuso como primera fuerza parlamentaria en las elecciones legislativas, y optó por mirar a la derecha, escudándose en la necesidad de “contar con la mayor estabilidad posible”.
“El resultado es un gobierno frágil, sin legitimidad popular”, dice la diputada francesa, que estuvo en Madrid el mes pasado para participar en la quinta asamblea de Podemos. “A Macron todavía le quedan dos años, pero no puede sacar ninguna reforma adelante. En la práctica, su mandato ya está terminado”.
Es un momento convulso, con Donald Trump en EEUU y la extrema derecha en auge en Europa, con Francia como punta de lanza. ¿Cuál debe ser la respuesta de la izquierda?
Estamos en una fase reaccionaria. Lo vemos con Donald Trump, Elon Musk y con el poder económico, al servicio de la extrema derecha. Musk ha apoyado a la extrema derecha en Alemania y Reino Unido. Vemos también el respaldo a Marine Le Pen y los lazos con Giorgia Meloni. Por eso, una internacional progresista es más necesaria que nunca.
En Francia, [la unión de las izquierdas] pudimos ganar las elecciones legislativas convocadas por el presidente Macron, pero la extrema derecha todavía tiene una presencia muy importante en las diferentes estancias de poder del Estado. Se ha descubierto la malversación de fondos públicos [por parte] de Marine Le Pen, y, a pesar de ello, la intención de voto a la extrema derecha sigue siendo muy alta.
Dentro de la izquierda, hay un discurso de resignación, según el cual la extrema derecha es fuerte, no necesita ni siquiera hacer campaña, y sus temas, como la inmigración, ya son omnipresentes en los medios de comunicación. Es una idea performativa e intentamos combatirla. Ya ganamos las elecciones legislativas y tenemos que hacer lo mismo en las presidenciales.
En la Asamblea Nacional hemos diagnosticado una debilidad y una contradicción de la extrema derecha. Por un lado, dicen defender los intereses de las clases populares con un discurso demagogo, pero a la vez dicen defender los intereses de las clases altas. Hay que decirlo claramente: la extrema derecha defiende los intereses de los ricos.
Macron rechazó nombrar un primer ministro del Nuevo Frente Popular y ha optado por un gobierno en minoría de figuras de la derecha y macronistas. ¿Qué lectura hace de la situación de François Bayrou y el presidente?
Es una situación muy paradójica. Según la Constitución francesa, las decisiones las toma el presidente. Hemos visto cómo nos han robado la victoria en las legislativas y Macron se negó a nombrar a un candidato del Nuevo Frente Popular. El resultado es un gobierno frágil, sin legitimidad popular.
No sé si el Gobierno de Bayrou aguantará. Por un lado está en minoría en la Asamblea y, por otro, se han descubierto casos de abuso sexual infantil en instituciones dependientes de él cuando él era diputado. Él habría estado informado y no hizo nada. Entonces, está en una situación muy frágil.
A Macron todavía le quedan dos años, pero no puede sacar ninguna reforma adelante. Es una contradicción: por un lado, dice ser un líder de guerra, le dice a los franceses que estamos en guerra, habla de Trump y asegura que hay que rearmarse militarmente. Pero no puede gobernar. En la práctica, su mandato ya está terminado.
Muchos auguraban que habría legislativas de nuevo este año.
La hipótesis de la disolución está sobre la mesa. En Francia Insumisa, ya hemos entrado en modo campaña con las presidenciales en mente, pero también con las municipales, que son el año que viene. Hace seis años, en las últimas municipales, Francia Insumisa era un movimiento muy joven que todavía no estaba preparado. Ahora nos estamos rearmando ideológicamente. En enero, puse en marcha una actualización de nuestro programa para definir lo que proponemos al país.
Hay que decirlo claramente: la extrema derecha defiende los intereses de los ricos
¿Habrá un adelanto de las elecciones presidenciales?
Es una hipótesis. Sin embargo, como no puede presentarse una tercera vez, Macron va a intentar aguantar su mandato hasta el final. Por eso se está desplazando hacia la derecha y la extrema derecha, para crear una mayoría sólida. Cuando tuvo que nombrar un primer ministro, en lugar de escoger a un líder de Francia Insumisa, decidió no hacerlo. Estamos en un final de mandato en el que vemos la aprobación de leyes cada vez más duras sobre seguridad e inmigración, centrándose en lo carcelario y lo penal. En Francia Insumisa el clima es de resistencia pero también de conquista, con la vista en las presidenciales.
En 2022, Mélenchon se quedó a las puertas de la segunda vuelta y los partidos de izquierda habían ido por separado. El año pasado, la unión de las izquierdas logró frenar a la extrema derecha. ¿Es mejor ir juntos en las presidenciales?
Me parece complicado. Dos de las cuatro fuerzas del NFP –los ecologistas y los socialistas– están actualmente en sus propios procesos internos. Están definiendo sus propias líneas políticas, lo que puede cambiar los interlocutores con los que trabajamos y llegamos a un acuerdo en julio de 2024. Por ejemplo, si cambian las personas y la línea del Partido Socialista, esto influirá en la naturaleza de la coalición.
En cada elección se miden las relaciones de fuerza. Y esto no solo pasa en Francia. Hay que decidir cómo hacerlo, si es con una lógica de unidad a toda costa y de acompañamiento del neoliberalismo, o si es de ruptura. Nosotros elegimos la ruptura.
Si miramos la estrategia, el Partido Socialista está intentando conquistar a un electorado más central y de izquierda moderada, incluso a antiguos macronistas. Para nosotros, el problema son los abstencionistas, los desilusionados de la política, que son cada vez más. Nuestra estrategia es apostar por la radicalidad, y convencer a esta gente que se abstiene. Para ello hay que tener fuerza ideológica, para determinar las decisiones políticas para hacer frente a la extrema derecha.

¿Puede Mélenchon concitar consenso como candidato de LFI en las futuras presidenciales teniendo en cuenta las críticas internas que ha habido a su liderazgo?
Él fue candidato en tres elecciones presidenciales con resultados del 12%, 19% y 22%. Consideramos que es el mejor representante del movimiento. Su nivel de popularidad es muy alto y tiene una experiencia de campaña sin igual. Efectivamente, hay debates, pero existe un consenso en torno a él.
Nuestra estrategia es apostar por la radicalidad y convencer a la gente que se abstiene
La condena a Le Pen sacudió la política francesa. Su partido reaccionó de manera diferente a otras formaciones del espacio de la izquierda: aseguraron que están en contra de cualquier decisión que sea “imposible” de recurrir en la práctica (al entrar en vigor de manera inmediata, como la inhabilitación), y que combatirán a Agrupación Nacional (RN) en las urnas. ¿Puede explicar este posicionamiento?
Consideramos que todo esto es gravísimo. Ha sido una investigación muy larga y respetamos las decisiones judiciales. Defendemos el derecho a apelar porque creemos que tiene que respetarse el proceso hasta el final, con todas las garantías jurídicas. Creemos que RN puede servirse de esto para la victimización de Marine Le Pen, por lo tanto es necesario que haya garantías para evitar una instrumentalización electoral.
La extrema derecha va a seguir, aunque Le Pen no esté. Bardella está bien posicionado ideológicamente y está marcando la agenda. Así que no hay que luchar contra la extrema derecha en los tribunales, sino en el terreno de las ideas.
Hay quienes explican la postura del partido por la investigación judicial a Mélenchon por un caso parecido.
Los casos no tienen nada que ver. En este caso [de Le Pen], un asistente parlamentario era en realidad mayordomo y chófer, y no conocía al diputado para el que trabajaba. La cuestión aquí es que Francia Insumisa es la única, a la izquierda, que defiende los principios de igualdad ante la ley –incluso cuando se trata de rivales políticos–, mientras que la derecha siempre insiste en subir las penas y meter a todo el mundo en la cárcel.
La extrema derecha va a seguir, aunque Le Pen no esté
¿Dónde se ubica su partido en el debate sobre el rearme en Europa?
Macron ha anunciado que quiere reconocer el Estado palestino y la presidenta de la Asamblea Nacional, que hace unos meses dio su apoyo incondicional a Israel, ahora admite masacres y dice que el Gobierno de Netanyahu es el responsable. Nosotros llevamos dos años pidiendo el alto el fuego y hemos estado solos en ello.
De la misma manera, llevamos años diciendo que la pertenencia a la OTAN nos somete a EEUU y nos coloca en una situación de dependencia, falta de soberanía y autonomía que nos liga a Washington en todas las guerras que ellos deciden librar.
Con el debate sobre el rearme, reafirmamos nuestra postura, que defendemos desde hace años, del no alineamiento. Tenemos la solución. Hay que salir de la OTAN y trabajar en la cooperación con socios fiables, pero no ligada a EEUU. Es importante destacar que más de la mitad del armamento que importa la UE procede de EEUU y todas las decisiones que está tomando Trump fortalecen a la OTAN.
Este discurso sobre el rearme y la guerra introducido por Macron nos hace pasar por alto otros temas esenciales, sobre todo el cambio climático y sus consecuencias. En Francia llevamos casi diez años de retraso en lo que tiene que ver con el transporte público, la eficiencia energética y la rehabilitación de edificios, temas que afectan a las clases populares. Ahora hay dinero para el rearme cuando llevan diez años diciendo que no había dinero para todo esto. Es una cuestión de prioridades y para nosotros el cambio climático debería ser una cuestión vital.
La pertenencia a la OTAN nos somete a EEUU y nos coloca en una situación de dependencia, falta de soberanía y autonomía
¿Apuestan entonces por la autonomía estratégica europea fuera de la OTAN? ¿Qué medidas proponen en este sentido?
No defendemos la autonomía militar europea. Consideramos que la defensa es una competencia nacional. Para salir de la OTAN proponemos salir del comando integral y después vendrá la salida más compleja de la organización. Pensamos que debe haber una cooperación, sobre todo a nivel industrial, entre países, para que no haya solapamientos. Hay que recordar que la concepción francesa de la defensa se basa en la disuasión nuclear, así que la defensa es una prerrogativa nacional. Es una decisión del pueblo. Pero hay muchos pueblos europeos, y es una cuestión de soberanía nacional. En resumen, cooperación bilateral entre países europeos y disuasión nuclear como estrategia de defensa.
Lo mencionaba antes. Macron ha anunciado que Francia reconocerá el Estado palestino, lo que podría llegar en junio. ¿Es un avance?
Es un avance simbólico, pero también tiene implicaciones diplomáticas. Es una buena noticia, pero llega demasiado tarde: después de 50.000 muertos en un genocidio emitido en directo por las redes sociales durante dos años y después de mucha infamia contra Francia Insumisa, que durante todo este tiempo ha pedido un alto el fuego y ha denunciado el genocidio que los macronistas han negado continuamente. Pero debe acompañarse de otras medidas como sanciones económicas contra el Gobierno de extrema derecha de Netanyahu así como el apoyo a la Corte Penal Internacional y la orden de arresto, asegurando que si Netanyahu pisa el suelo francés será detenido.