El equipo de expertos de la ONU pide a los Estados miembros que "actuén ahora" si no quieren presenciar "la aniquilación de la población palestina", con "patrones documentados de conducta genocida"
El Gobierno israelí ha programado un plan de “conquista” y ocupación permanente de Gaza, con más desplazamientos forzados de la población palestina, cada vez más arrinconada en el sur. Así lo acordó en el gabinete ministerial el pasado lunes. “El plan incluirá, entre otras cosas, la ocupación de la Franja, la retención de los territorios y el movimiento de la población de Gaza hacia el sur”, indican fuentes gubernamentales a varias agencias.
Estos días han continuado las matanzas y el bloqueo a la entrada de ayuda humanitaria, iniciado a principio del mes de marzo. Desde entonces Israel impide el reparto de productos de primera necesidad, lo que provoca hambre, desnutrición, deshidratación y enfermedades. Organizaciones internacionales de derechos humanos y expertos en derecho internacional denuncian el uso del hambre como arma de guerra.
Además, en Jerusalén Este, territorio palestino ocupado, Israel forzó esta semana el cierre de tres escuelas de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos, la UNRWA. Naciones Unidas ha detallado que fuerzas armadas israelíes entraron en los colegios en horario escolar, con 550 estudiantes de entre 6 y 15 años dentro de los centros educativos.
“Conducta genocida”Esta semana el equipo de expertos independientes de Naciones Unidas ha vuelto a lanzar un SOS ante la gravedad de la situación, subrayando cómo la complicidad o inacción internacional contribuyen a la ejecución del plan israelí:
“La escalada de atrocidades en Gaza plantea una encrucijada moral urgente y los Estados deben actuar ahora para poner fin a la violencia o presenciar la aniquilación de la población palestina en Gaza, un resultado con consecuencias irreversibles para nuestra humanidad compartida y el orden multilateral”, han advertido.
Desde que Israel rompió el alto el fuego, a mediados de marzo, ha asesinado a más de dos mil palestinos, incluidos niños y niñas, personas con discapacidad, madres lactantes, periodistas, profesionales sanitarios y trabajadores humanitarios. El 18 de marzo, en un solo día, se registraron seiscientas víctimas en veinticuatro horas: cuatrocientas de ellas eran niños y niñas, según datos proporcionados por el equipo de expertos de la ONU.
En su comunicado advierten de que estos actos son graves crímenes internacionales y siguen patrones “alarmantes y documentados de conducta genocida”. También preguntan si los Estados miembros de Naciones Unidas cumplirán “sus obligaciones e intervendrán para detener” estos crímenes “que se perpetran a diario con total impunidad”.
Vi a gente entrar en el campo con heridas de guerra y después morir de hambre tras semanas sin atención médica, ha denunciado un reservista israelí
Otro equipo de la ONU, el Comité Especial de Investigación, también ha lanzado una alerta esta semana: “Lo que estamos presenciando bien podría ser otra Nakba”, ha denunciado, en referencia a las masacres y la expulsión masiva de población palestina en 1947 y 1948. Además, ha puesto de manifiesto “el uso de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, incluida la violencia sexual”, como modus operandi sistemático del Ejército y las fuerzas de seguridad israelíes“.
El Comité Especial de Naciones Unidas advierte de que estas prácticas son generalizadas en las cárceles y en los campos de detención militares israelíes. Precisamente esta semana el diario israelí Haaretz publicaba un testimonio anónimo de un reservista israelí destinado en el campo de prisioneros de Sde Teiman, que califica como “un campo de tortura sádico”:
“Decenas de prisioneros entraron vivos y salieron en bolsas. Hay testimonios de guardias, médicos y prisioneros. Vi morir a un detenido ante mis ojos. Vi a gente entrar en estas instalaciones con heridas de guerra y después morir de hambre tras semanas sin atención médica. Los vi orinarse y defecarse encima porque no les permitían ir al baño. Recuerdo el olor hasta el día de hoy”, escribe el soldado israelí, explicando que muchos de los prisioneros solo eran civiles inocentes.
La complicidad de la UEPor su parte, la relatora de Naciones Unidas para los Territorios Ocupados Palestinos, Francesca Albanese, ha indicado que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, debería ser investigada por “fomentar un clima de complicidad con los crímenes israelíes, al guiar a la UE con dobles raseros y con 'negocios como siempre' con un Estado de apartheid que está destruyendo a los palestinos y amenazando la paz y la seguridad, con implicaciones mundiales”.
Albanese también ha tenido palabras sobre el Acuerdo de Asociación de la UE con Israel, un pacto comercial preferencial que continúa activo, a pesar de los crímenes israelíes y de que su artículo 2 exige respeto a los derechos humanos por las partes firmantes.
Recientemente una portavoz oficial de la Comisión Europea afirmaba que dicho Acuerdo de Asociación de la UE con Israel “constituye la base jurídica del diálogo con las autoridades israelíes para abordar cuestiones y plantear nuestros puntos de vista”. La relatora de la ONU, Francesca Albanese, ha corregido dicha afirmación: “No. El teléfono es una herramienta para el diálogo. El Acuerdo de Asociación es una herramienta para la impunidad de Israel y la complicidad de la UE”.
El dictamen que los europeos incumplenMás allá de este acuerdo, cada Estado de la Unión Europea tiene capacidad para tomar sus propias decisiones. Es más, el dictamen de la Corte Internacional de Justicia, emitido el pasado mes de julio, indica que todos los países tienen “la obligación de abstenerse de entablar relaciones económicas o comerciales con Israel” que puedan afianzar la presencia ilegal israelí en territorio ocupado palestino.
Dicho dictamen define la ocupación como “ilegal”, señala la existencia de un sistema “de segregación” contra la población palestina y también subraya la obligación de los Estados miembros de la ONU de “tomar medidas para impedir relaciones comerciales o de inversión” que contribuyan a la ocupación ilegal israelí.
Al hilo del mismo, la Asamblea de Naciones Unidas aprobó en septiembre una resolución que exige el fin de la ocupación ilegal israelí en el plazo de un año -es decir, para septiembre de 2025- y pide a los países que suspendan comercio e inversiones que pudieran contribuir de algún modo a la ocupación ilegal israelí. España fue una de las 124 naciones que votó a favor de dicha resolución, pero sigue sin impulsar medidas que pongan fin al comercio con empresas y entidades israelíes que operan en los territorios ocupados palestinos.
De hecho, el Estado israelí es en sí mismo el gran actor que impulsa la ocupación ilegal, a través de su Ejército y de medidas contrarias al derecho internacional, que consolidan el régimen de apartheid. Por ello, a día de hoy, evitar contribuir de algún modo a la ocupación ilegal israelí implica suspender relaciones comerciales con el Estado israelí, máximo ejecutor de la misma. Los colonos israelíes cuentan con la protección y la complicidad de los soldados que los protegen.
“Si Israel -considerado el ocupante ilegal de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este por la Corte Internacional de Justicia— destruye casas y se apropia de tierras a un ritmo alarmante, es porque cuenta con una ilegalidad y una cobardía sin precedentes por parte de sus pares internacionales”, ha denunciado la relatora Albanese.
Por todo ello los relatores de Naciones Unidas solicitan una reacción internacional inmediata. Sin embargo, la UE no ha impuesto sanciones contra Israel -como sí hizo de forma inmediata con Rusia-, no ejerce presión alguna y sigue considerando y tratando a Tel Aviv como un aliado preferencial. Del mismo modo actúan algunos de sus países miembros más importantes, con Alemania a la cabeza.
España, una de las naciones que sí ha reconocido el Estado palestino, mantiene relaciones armamentísticas, comerciales y diplomáticas con Israel, diecinueve meses después del inicio de las masacres en Gaza. El derecho internacional y las Cortes de La Haya han dado herramientas a la política para que los gobiernos cumplan, pero los negocios y las relaciones con el Estado israelí continúan, lo que envía un mensaje claro al Gobierno de Tel Aviv.
El clima de complicidad en Europa transmite la idea de que lo indignante e insensato es demandar la suspensión de relaciones con Israel, y no el genocidio en sí
“Los diminutos cuerpos de los niños de Gaza, vaciados por la inanición inducida, son testimonio de lo peor de lo que la humanidad es capaz. Es hora de imponer un embargo de armas y sanciones a Israel, y desplegar urgentemente una presencia de protección formada por soldados amigos (no de países que han apoyado el genocidio). Es hora de que la Asamblea General de las Naciones Unidas actúe conforme a la resolución ”Unión pro paz“”, ha solicitado la relatora Francesca Albanese.
La resolución 377 de la Asamblea de la ONU, también conocida como Unión pro Paz, aprobada en 1950, permite adoptar medidas si el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no lo hace. Es una herramienta creada para esquivar el veto de algún integrante permanente del Consejo ante cuestiones relativas a actos de agresión, amenaza para la paz o ruptura de la misma. Esta vía debía haberse comenzado a explorar hace más de un año, pero aún no se ha hecho.
A pesar de las masacres y el bloqueo en Gaza, el clima en Europa es tal que en muchos espacios se ha logrado instalar la idea de que lo escandaloso e insensato es denunciar la complicidad europea con los crímenes israelíes, y no el genocidio en sí. Y así, de este modo, Israel prosigue con su impunidad gracias al apoyo y a la falta de acción de la comunidad internacional.
Las pruebas de esa colaboración, a través del mantenimiento de alianzas y relaciones, son evidentes. Hace tan solo unas semanas la Alta Representante para la Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, expresó su “solidaridad con Israel” y destacó que la UE y Tel Aviv son “muy buenos socios, Israel es un socio comercial y de inversión muy relevante para la UE”.
Si no hay Estados en la UE que se organicen activa y contundentemente frente a esto, suspendiendo de una vez sus relaciones y alianzas para defender los derechos humanos y el derecho internacional, la complicidad continuará y, con ella, la limpieza étnica en Palestina.
El genocidio en Gaza está instalando la ley del más fuerte en todo el mundo, con más brutalidad que antes, y los resultados se pueden diagnosticar ya en otras regiones, donde los señores de la guerra toman nota de la falta de rendición de cuentas. Frente a este colapso de la política y la diplomacia, urge una reacción inmediata.