La Comisión Europea (CE) negó hoy que las negociaciones sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) entre Londres y Bruselas se hayan roto, tras las informaciones del Gobierno británico de que estaban a punto de quebrarse.
Sin embargo, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, criticó al primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, por su "estúpido" juego de acusaciones y le pidió claridad.
"Las conversaciones continúan, así que no veo cómo podrían haberse roto si están teniendo lugar hoy mismo y seguirán en los próximos días", dijo la portavoz del Ejecutivo comunitario, Mina Andreeva, durante la rueda de prensa diaria de la CE.
La portavoz se pronunció en ese sentido después de que fuentes gubernamentales británicas indicaran a la BBC que el Ejecutivo del Reino Unido se prepara para una ruptura esta misma semana de las conversaciones con la Unión Europea sobre el "brexit".
Según esas fuentes, el bloque europeo no ha mostrado interés en "ceder un centímetro" en el diálogo sobre la retirada británica de la UE desde que el primer ministro entregó la semana pasada a Bruselas sus nuevas propuestas para alcanzar un pacto.
El primer ministro británico insiste en que quiere que la retirada se produzca con un acuerdo, pero asegura que el "brexit" tendrá lugar el 31 de octubre, ya sea ordenado o a las bravas.
Johnson había afirmado que preferiría "morir en una zanja" antes que pedir una prórroga hasta finales de enero, aunque una ley impulsada por la oposición obliga al Gobierno a solicitar una extensión si para el 19 de octubre no está listo un acuerdo de retirada.
La portavoz de la Comisión Europea afirmó hoy que la UE sigue trabajando bajo la premisa de que el Reino Unido saldrá del club comunitario el 31 de octubre.
Bruselas rechazó, además, que quiera "torpedear el acuerdo del Viernes Santo" ( el convenio de paz para Irlanda del Norte alcanzado el 10 de abril de 1998) con su negativa a aceptar las propuestas de Johnson, tal y como aseguran hoy fuentes oficiales del 10 de Downing Street, el despacho del primer ministro británico.
"Bajo ninguna circunstancia aceptaremos (la idea de) que la UE trata de dañar el Acuerdo del Viernes Santo. El propósito de nuestro trabajo es protegerlo en todas sus dimensiones y en todo momento", dijo Andreeva.
La portavoz también destacó la importancia de que el Reino Unido no obstaculice el buen funcionamiento de la UE mientras siga formando parte del club comunitario, tras ser preguntada por la posibilidad de que Londres intente socavarlo si se retrasa el "brexit".
Así, recordó que el Reino Unido se ha comprometido a "actuar de una manera constructiva y responsable durante la extensión" de la negociación del "brexit".
La portavoz rehusó pronunciarse sobre los comentarios, también procedentes de Downing Street, que apuntan que el Ejecutivo británico ve "esencialmente imposible" alcanzar un acuerdo con Bruselas tras una conversación esta mañana entre Johnson y la canciller alemana, Angela Merkel.
"Nuestra posición no ha cambiado, queremos un acuerdo, estamos trabajando para ello", recordó Andreeva.
Menos conciliador fue hoy el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien criticó la gestión del "brexit" de Boris Johnson, a quien preguntó qué rumbo desea tomar en la gestión de la salida del Reino Unido de la Unión Europea e instó a dejarse de "jugar a echar culpas".
"Lo que está en juego no es ganar un estúpido juego de echar culpas. En juego está el futuro de Europa y del Reino Unido, así como la seguridad y los intereses de nuestra gente. No quieres un acuerdo, no quieres una extensión (de las negociaciones), no quieres revocarlo, 'quo vadis?'", dijo Tusk en Twitter.
En ese contexto, el negociador de la UE para el "brexit", Michel Barnier, acudirá mañana, miércoles, a la reunión semanal de los comisarios europeos para informar sobre el estado de las conversaciones.
Londres entregó a Bruselas la pasada semana su nueva propuesta, basada en limitar ciertos aspectos de la salvaguarda, diseñada para evitar una frontera en Irlanda del Norte tras el "brexit".
En virtud de esa cláusula, Irlanda del Norte permanecería en el mercado único y la unión aduanera comunitarios hasta que Londres y Bruselas lleguen a un acuerdo sobre su futura relación comercial.
Pero en el nuevo plan de Johnson, se propone que Irlanda del Norte abandone el mercado único europeo, aunque su regulación sobre comercio y mercancías, incluidos los productos agrícolas y alimentarios, continuaría alineada con la UE y, por tanto, con la República de Irlanda.
Bruselas ha asegurado que ese nuevo plan no es aceptable porque no cumple las exigencias europeas sobre Irlanda.