Ajena a la muerte del líder del Estado Islámico (EI), Abu Bakr al Bagdadi, la guerra continúa en Siria su curso habitual en los dos principales frentes: el último bastión opositor en el norte del país, Idlib, y la franja fronteriza con Turquía, donde Ankara está estableciendo una "zona de seguridad".
En el área cercana a la divisoria, la alianza liderada por kurdos Fuerzas de Siria Democrática (FSD), principal aliado de Estados Unidos en su lucha contra el EI, denunció hoy nuevas violaciones del alto el fuego "permanente" decretado por Turquía.
A poco de que expire el plazo de 150 horas para la salida de las FSD de esta franja fronteriza, el portavoz de la alianza armada, Mustafa Bali, aseguró en su cuenta de Twitter que las tropas de Ankara y sus milicias aliadas han atacado con artillería pesada y drones Ras al Ain, Kobane, y Tal Tamer.
"Turquía no tiene intención de dejar de luchar a pesar del acuerdo anunciado", concluyó Bali.
Mientras tanto, Estados Unidos, que había anunciado su retirada de la zona poco antes del inicio de la ofensiva turca el 9 de octubre, continúa reubicando paulatinamente sus tropas para garantizar la protección de los campos petroleros en el norte de Siria.
Días después de replegarse en Irak, dos convoyes de las tropas estadounidenses entraron la pasada noche en el norte de Siria para reforzar su presencia en la zona, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
La ONG, con sede en el Reino Unido pero con una amplia red de colaboradores sobre el terreno, aseguró que unos 85 vehículos con equipamiento militar entraron en Siria a través del paso fronterizo de Al Walid.
El otro gran frente en estos momentos, Idlib, vivió hoy bombardeos de la aviación de Rusia, aliada de las fuerzas leales al presidente sirio, Bachar al Asad, en los que perecieron tres miembros de facciones armadas opositoras y tres resultaron heridos.
En la vecina Latakia, donde todavía dan sus últimos coletazos grupos opositores, se registraron por quinto día consecutivo combates entre las tropas de Damasco y los yihadistas, detalló el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Según la agencia estatal SANA, hoy se registraron dos explosiones de coches bomba en Alepo y Al Raqa, un tipo de incidentes cuya autoría es a menudo reclamada por el Estado Islámico (EI).
Mandatarios de varios países y organismos internacionales ya alertaron pocas horas después de que se diese a conocer la muerte de Al Bagdadi la madrugada del domingo en Idlib en una operación de Estados Unidos de que su caída no significa el final del EI.
"La muerte de Bagdadi es ciertamente un golpe para el Estado Islámico, que se ha reducido globalmente, pero el EI es también resistente y flexible", advirtió en su cuenta de Twitter el analista del centro investigador Crisis Group Sam Heller.
A su juicio, la falta del líder no parece que vaya a tener un impacto inmediato en sus operaciones, si bien destaca que la formación yihadista se ha "sistematizado e institucionalizado" en un modo que podría ayudar a sobrellevar la pérdida incluso de sus más altos mandos.
Pese a que la presencia en la vida pública de Al Bagdadi se había ido reduciendo, su muerte podría debilitar su legitimidad simbólica, que ayuda a imantar las 'provincias' de su 'califato'", señaló el experto.
Al Bagdadi, el líder terrorista más buscado desde la muerte en 2011 del jefe de la red Al Qaeda, Osama bin Laden, murió "como un perro", anunció ayer el presidente estadounidense, Donad Trump.
Antes que Trump pronunciase su discurso, las FSD dieron la primicia.
La alianza liderada por kurdos aseguró haber proporcionado inteligencia y denunció que la ofensiva turca en el norte del país obligó a posponer durante "más de un mes" la operación para acabar con Al Bagdadi.