El secretario general de la ONU, António Guterres, llamó este martes a todas las fuerzas políticas libanesas a buscar una solución que garantice la estabilidad del país y responda a las aspiraciones de sus ciudadanos tras la renuncia del primer ministro, Saad Hariri.
Guterres, a través de su portavoz Farhan Haq, aseguró que está siguiendo de cerca la situación y apeló a la "calma y a la contención".
Además, pidió a todos los actores que eviten la violencia y respeten los derechos a la asamblea pacífica y la libertad de expresión.
Mientras, el coordinador especial de la ONU para el Líbano, Jan Kubis, demandó a las fuerzas de seguridad que mantengan la ley y el orden, que tomen acciones contra quienes instigan la violencia sin importar su afiliación política y que protejan a los civiles que se manifiestan pacíficamente.
Kubis recordó a los distintos partidos políticos que tienen "plena responsabilidad por el comportamiento y las acciones de sus simpatizantes" y que deben controlarlos, especialmente si provocan choques con manifestantes pacíficos o fuerzas del orden.
Trece días de protesta contra los políticos y la corrupción desembocaron este martes en la dimisión de Hariri, sobre la que ahora debe decidir el presidente del país, Michel Aoun.
Las protestas arrancaron el 17 de octubre, después de que el Gobierno anunciara su intención de tasar las llamadas telefónicas a través de servicios de mensajería gratuita por internet.
Pese a que el Gobierno decidió retirar la medida, las protestas han continuado en medio del hartazgo popular por la mala gestión del país, ahogado en una deuda de unos 86.000 millones de dólares, lo que representa alrededor del 150 % del PIB.
Los manifestantes han tomado calles y carreteras en las últimas semanas en medio de una movilización para solicitar el fin del régimen político que establece el reparto al frente de las instituciones en base a las diferentes religiones del país.