"Vamos a cumplir las repetidas promesas del Parlamento a la población y salir de la UE el 31 de octubre sin condiciones ni peros", señaló Boris Johnson en su primer discurso como primer ministro. El 31 de octubre era un "do or die" y Johnson se había jugado en esta fecha su credibilidad y capital político. Llegado el momento, el Brexit no existe y Johnson se ha visto obligado a pedir una tercera prórroga a la fecha de salida, aunque hubiese preferido "estar muerto en una zanja".
Tras el calvario de Theresa May, que acabo dimitiendo cuando el Parlamento británico rechazó por tercera vez el acuerdo de salida que había negociado con la UE, Johnson se impuso como líder del Partido Conservador arrasando sobre sus rivales en las primarias.
"Tras tres años y dos fechas límite incumplidas, tenemos que salir de la UE el 31 de octubre", señaló cuando anunció su candidatura para suceder a Theresa May. "No quiero un resultado de Brexit sin acuerdo y no creo que acabemos con tal cosa, pero lo responsable es prepararse seriamente par una salida sin acuerdo. Solo si tenemos la valentía y las agallas de prepararnos para eso, conseguiremos el acuerdo que necesitamos. No conseguiremos un resultado si damos la impresión de que queremos seguir evitando el problema con más retrasos. Retraso significa derrota. Retraso significa Corbyn", añadió.
Johnson se convirtió en primer ministro el 24 de julio de 2019 y desde entonces lo ha intentado todo para garantizar una salida el 31 de octubre. Tenía tres meses de margen. El Parlamento le hizo la vida imposible a Theresa May y él lo sabía. Por eso, tan solo un mes después de asumir el cargo, decidió suspender temporalmente las sesiones en el Parlamento hasta mediados de octubre –declarado ilegal por el Tribunal Supremo–.
La medida dejaba sin tiempo a los diputados para aprobar cualquier tipo de legislación que bloquease una salida sin acuerdo mientras él negociaba con la UE un nuevo acuerdo de salida diferente al que obtuvo May (y que fue rechazado por el Parlamento en tres ocasiones).
Su plan nació muerto. Los parlamentarios se adelantaron al cierre y tramitaron de emergencia una ley que obligaba a Johnson a pedir a la UE una tercera prórroga si la Cámara no había aprobado el acuerdo negociado el 19 de octubre. Enfadado, Johnson pide convocar elecciones anticipadas, pero no consigue la mayoría de dos tercios necesaria.
Aunque el Partido Laborista llevaba meses pidiendo comicios, vota en contra de la moción de Johnson porque quiere garantizar primero el cumplimiento de la legislación que se acababa de aprobar para frenar un Brexit sin acuerdo. Una semana después vuelve a intentarlo de nuevo, pero tampoco consigue la mayoría necesaria.
El Parlamento torpedea el plan A (suspender temporalmente las sesiones y dejar sin tiempo a los parlamentarios para bloquear el Brexit) y el plan B (convocar elecciones anticipadas) de Johnson, a quien no lo queda más remedio que seguir adelante con el camino marcado por la Cámara de los Comunes.
El 17 de octubre, Johnson y la UE llegan a un nuevo acuerdo para el Brexit. Dos días después, con el objetivo de cumplir los plazos para no tener que pedir la tercera prórroga, el primer ministro convoca a la Cámara un sábado para que de el visto bueno al nuevo texto negociado. Desde la Segunda Guerra Mundial, el Parlamento británico solo se ha reunido cuatro veces un sábado. La última, el 3 de abril de 1982, cuando Argentina invadió las Malvinas.
Entonces llega un nuevo mazazo. El Parlamento decide no pronunciarse sobre el acuerdo hasta que se apruebe toda la legislación necesaria para convertir dicho acuerdo en legislación británica. Traducción: Johnson no cumple el plazo del 19 de octubre establecido por ley y se ve obligado ese mismo día a pedir una tercera prórroga. 48 horas después, Johnson intenta de nuevo forzar la misma votación que el sábado, pero el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, no acepta la moción. Como la UE todavía no había respondido a solicitud de prórroga, el plan de Johnson era revocar dicha petición.
Johnson no ceja en su empeño de salir el 31 de octubre y tiene un nuevo plan: conseguir que el Parlamento dé el visto bueno al acuerdo de salida y aprobar toda la legislación necesaria en tan solo tres días para que la prórroga solicitada no sea necesaria. El martes pasado el Gobierno presentó el acuerdo y el Parlamento lo aprobó en segunda lectura. Sin embargo, los parlamentarios rechazaron su plan de plazos. Quieren más tiempo para estudiar el texto y presentar enmiendas.
Una vez más, la alternativa de Johnson es volver a pedir elecciones. En su primer intento, este lunes, el primer ministro vuelve a quedarse corto y no reúne el apoyo de dos tercios de la Cámara de los Comunes. Un día después, el martes, el Gobierno presenta un atajo legal que consiste en aprobar una legislación nueva para esquivar el camino convencional que regula los comicios. De este modo, la mayoría necesaria para la celebración de elecciones pasa a ser una mayoría simple, como para el resto de leyes.
Y así ha conseguido Johnson su única victoria en el Parlamento en sus primeros tres meses como primer ministro. Tras no haber logrado ejecutar su gran promesa, la solución para intentar resolver el bloqueo político es renovar el Parlamento que le ha impedido ejecutar sus planes, uno tras otro. Es significativo que la única solución posible es la misma que se ha rechazado hasta en tres ocasiones en los últimos dos meses.
En abril de 2017, la ex primera ministra Theresa May también optó por las elecciones anticipadas para reforzar su posición negociadora con la UE, pero acabó perdiendo la mayoría absoluta y el Parlamento, que rechazó hasta en tres ocasiones su acuerdo negociado con la UE, se convirtió en un laberinto sin salida del que solo pudo salir dimitiendo.
Y mientras tanto, un estudio elaborado por Beano Studios con una muestra de 2.000 padres y menores entre 6 y 14 años ha hallado que el disfraz de Boris Johnson estará entre los 10 más populares para la terrorífica noche de Halloween.