Este domingo, la ultraderecha alemana se las prometía muy felices. “Hoy vamos a demostrar que somos un partido de masas”, decía Alice Weidel, diputada y co-lideresa en el Bundestag del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).
Hablaba Weidel a cuenta de los resultados de las elecciones que se celebraban ese día en Sajonia y Brandeburgo. El partido de Weidel conseguía un 27,5% de los votos en Sajonia y un 22,5% de los votos en Brandeburgo, según las primeras estimaciones. AfD ha quedado como la segunda fuerza política más votada en ambos Länder.
La Unión Demócrata Cristiana (CDU) se impuso en Sajonia tras conseguir un 32% de los votos.
En la CDU sajona podían celebrar la victoria. Pero ésta debía resultar algo amarga habida cuenta de que el partido de la canciller Angela Merkel y de Michael Kretschmer, quien se mantendrá a buen seguro como presidente en Sajonia, había perdido el domingo un 7,4% de los votos respecto a la anterior cita con las urnas en ese Land del este alemán.
Algo muy parecido ocurría con el SPD en Brandeburgo. Los socialdemócratas se impusieron con un 27,5% de los votos. Pero ese resultado también muestra debilidades. Es un 4,7% menos que en los anteriores comicios en esa región.
“Es el precio que hay que pagar por estar en el Gobierno. Cuando estás en el Gobierno siempre pierdes”, dice a eldiario.es Julian Zuber, investigador en la prestigiosa Hertie School of Governance. A Zuber no se le escapa que hay una marcada tendencia a la baja de los grandes partidos alemanes. “La tendencia se mantiene, los grandes partidos pierden y los pequeños ganan, algo que significa, en último término, que ya no bastan dos partidos para formar una coalición de gobierno y que al menos va a ser más cómodo gobernar en coaliciones con tres partidos”, abunda Zuber.
En Brandeburgo se temió durante la campaña electoral que AfD lograra ganar los comicios. Sin embargo, en la noche del domingo esa región parecía encaminada a ser otro Land germano en el que el poder quedará en manos de SPD, izquierdistas de Die Linke y ecologistas de Los Verdes.
“Para mí era importante que Brandeburgo quedara en buenas manos, era importante que en este Land sigamos teniendo estabilidad y responsabilidad, y eso es lo que se se ha premiado”, decía tras darse a conocer las primeras estimaciones el presidente de Brandeburgo, el socialdemócrata Dietmar Woidke. Desde 2009, el SPD presidía en este Land queenvuelve Berlín gracias a una coalición con Die Linke. Ahora esa coalición deberá dejar hueco para la entrada de los ecologistas.
En Sajonia, el conservador Michael Kretschmer, pese a que su partido quedó muy por debajo de lo conseguido en otras citas con las urnas, mostraba más que satisfacción en televisión comentando los resultados. “¡Lo hemos logrado! ¡La Sajonia amable ha ganado!”, decía Kretschmer a sus seguidores en su primera aparición post-electoral.
Kretschmer podrá mantenerse en el Ejecutivo de 'su' Land, aunque tendrá que contar con un nuevo socio de gobierno. El SPD, hundido en Sajonia tras registrar el peor resultado de su historia – un 8% –, no podrá seguir gobernando como socio junior en coalición con la CDU. En la noche del domingo, Los Verdes, que se quedaron con un 9% de los votos en Sajonia, parecían los próximos compañeros de viaje de Kretschmer.
Puede, en definitiva, que socialdemócratas y cristianodemócratas sigan gobernando, respectivamente, en Brandeburgo y Sajonia. Pero “no se puede decir que AfD haya perdido fuerza”, según Zuber. Al contrario, la ultraderecha fue el partido que más creció en ambos Länder. En Sajonia, AfD mejoró con creces su último resultado en las elecciones regionales. Respecto a los comicios de 2014, la ultraderecha ganó un 17,6%. En Brandeburgo, el crecimiento también fue importante, de un 11,9%.
De ahí que, por ejemplo, el aspirante a presidente sajón de AfD, Jörg Urban, señalara que el domingo fue un día “histórico”. “AfD es el ganador de las elecciones”, llegó a decir Urban. Por su parte, Andreas Kalbitz, el líder de AfD en Brandeburgo, afirmaba que ya “no habrá política que pueda evitarnos”. Desde las pasadas elecciones generales, AfD es la principal fuerza de la oposición en el Bundestag. Suyo es el tercer grupo parlamentario más numeroso en la Cámara Baja germana.
Los argumentos anti-establishment AfD, cargados entre otras cosas, de nacionalismo y rechazo a la política de acogida a los refugiados, sigue ganado apoyos. “Los populistas de derechas siguen aprovechándose mucho del actual clima político, es una tendencia que se mantiene”, dice a eldiario.es Karl-Siegber Rehberg, profesor de sociología de la Universidad de Dresde, la capital de Sajonia.
El próximo mes de octubre, en Turingia, AfD tiene opciones de volver a presumir de resultados electorales en unas elecciones regionales. Allí, los sondeos le atribuyen un 21% de los votos, no lejos del 26% atribuido a Die Linke, el partido del presidente de Turingia, Bodo Ramelow.