Los papas y representantes del Vaticano se han mostrado siempre a favor de las centrales nucleares, aunque con cautela, mientras los obispos japoneses han pedido en numerosas ocasiones el cierre total de las plantas de energía atómica
El papa Francisco que llegó este sábado desde Tailandia a Japón para una visita de tres días y en su visita a Hiroshima y Nagasaki lanzará su mensaje contra el uso bélico del nuclear.
Al día siguiente se reunirá con víctimas del terremoto que provocó además el accidente nuclear de Fukushima. A pesar de que el Gobierno cerró algunas de las plantas, nueve redactores siguen en funcionamiento.
La Iglesia japonesa espera del papa una posición de rechazo sobre las centrales nucleares, que consideran desde hace tiempo que el Gobierno tiene que cerrar.
"La Iglesia católica (japonesa) ha mostrado repetidamente su preocupación en torno a las centrales nucleares. Opta por el desarrollo de fuentes de energía alternativas. La experiencia de Fukushima fue determinante en este sentido", explicaba a Efe el claretiano español Josep María Abella, obispo auxiliar en Osaka.
LA POSICIÓN DE LA SANTA SEDE SOBRE LA ENERGÍA NUCLEAR
En las varias manifestaciones de los representantes del Vaticano recuerdan siempre que la Santa Sede ha sido uno de los países fundadores de la OIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica) y siempre han defendido el uso civil de la energía atómica.
Francisco aunque ha rechazado con firmeza la energía atómica utilizada para la construcción de armas, nunca ha hablado directamente de las centrales nucleares.
En su encíclica "Laudato si" explica que "no hay garantías de que vayan a usarla (la energía atómica) con prudencia". "Debemos comprender las limitaciones de la humanidad, no sobrestimar las capacidades tecnológicas y no creer en la ilusión de los llamados mitos sobre la seguridad", escribe el pontífice, pero sin condenar las plantas nucleares.
El papa Benedicto XVI, recordando el 50 aniversario de la OIEA, abogó por "favorecer el uso pacífico y seguro de la tecnología nuclear para un auténtico desarrollo, respetuoso del ambiente y siempre atento a las poblaciones menos favorecidas".
El secretario de Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallagher, en su reciente discurso en la 63ª Conferencia General de la OIEA invitó a la comunidad científica a jugar un papel decisivo en el momento actual y proponga "un sistema normativo que incluya límites inviolables y asegure la protección de los ecosistemas, antes de que las nuevas formas de poder derivadas del modelo tecnoeconómico causen daños irreversibles no sólo al medio ambiente, sino también a nuestras sociedades, a la democracia, a la justicia y a la libertad".
De nuevo el Vaticano se movía con cautela en el uso de la energía nuclear.
La posición de la Iglesia sobre la energía nuclear también aparece en el volumen "Energía, Justicia y Paz", publicado en 2015 por el Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz, donde la Santa Sede evalúa la llamada "civil" o "pacífica" explicando que "es necesario acercarse al tema sin prejuicios o esquemas ideológicos, teniendo siempre como punto de referencia de las discusiones la persona humana y su desarrollo integral".
Y añade que otro aspecto central de la energía "nuclear civil" es el de la seguridad, que debe buscarse y mejorarse continuamente a varios niveles (adopciones en todas partes de normas de seguridad estrictas y formación del personal técnico, revisiones de las instalaciones).
Lo que sí aprueba totalmente el Vaticano es la investigación en la tecnología nuclear y sus beneficios para la medicina, la agricultura y el medio ambiente.
LA OPOSICIÓN TOTAL DE LA IGLESIA JAPONESA A LAS CENTRALES
La conferencia episcopal japonesa se vio obligada en 2016 a enviar un mensaje dirigido a todos los pueblos del mundo, cinco años y medio después de la desgracia de la central nuclear de Fukushima, para pedir abolir las centrales nucleares en el país.
"Nuestra intención era poner de manifiesto desde un punto de vista católico el peligro de las centrales nucleares y hacer un llamamiento para pedir su supresión", se lee en la carta.
"A la vista del perjuicio inmenso causado por el desastre de Fukushima y teniendo en cuenta que Japón padece frecuentemente terremotos severos que conllevan el peligro de tsunami de mucha altura, llegamos a la conclusión de que se impone urgentemente el cese inmediato de todas las centrales nucleares", concluyen.
Argumentan que "aunque no podemos ignorar los problemas de falta de energía ni la necesidad de reducir las emisiones de dióxido carbónico en la atmósfera, tenemos que dar prioridad a la protección de vidas humanas, todas preciosas sin distinción, y a la protección del medio ambiente natural".
"Frente a los desastres que ha presenciado nuestro país, su uso no es moralmente aceptable. Esperamos que el papa Francisco haga una fuerte llamada de este no y que su visita fomente ese proceso de conversión que pronto pueda convertir no solo el área de Fukushima sino todo el país en energía renovable", expresó a la agencia de la Conferencia Episcopal Italiana (SIR), Paul Yoshinao Otsuka, obispo de Kioto y coordinador general de este viaje del papa.
Cristina Cabrejas