El jefe humanitario de la ONU, Mark Lowcock, alerta de que Sudán es el segundo país del mundo con más inseguridad alimentaria después del Yemen, con más de 8 millones de afectados, pero ve mejoras en el acceso a las zonas conflictivas con el nuevo Gobierno y grandes posibilidades para un acuerdo de paz.
En una entrevista telefónica con Efe desde Sudán, donde este domingo pone fin a una visita de tres días, el secretario general adjunto de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) advierte, sin embargo, de que impulsar la economía llevará "años".
Es su primera visita al país desde que asumió sus funciones el pasado septiembre el Ejecutivo de transición pactado entre los militares y la oposición sudanesa tras el derrocamiento en abril del presidente Omar al Bashir, que estuvo casi tres décadas en el poder.
Lowcock se muestra optimista con el nuevo escenario.
No sólo es un nuevo Gobierno, es "de muchas maneras un nuevo Sudán", y el jefe humanitario aplaude sus acciones para mejorar el acceso de las agencias a las zonas en crisis y normalizar sus relaciones con el mundo.
Sin embargo, la situación humanitaria es grave y tiene visos de empeorar.
"Es un problema humanitario muy grande, de hecho, sólo el Yemen de entre todos los países del mundo tiene un problema mayor que el de Sudán en cuanto a inseguridad alimentaria", afirmó Lowcock, al precisar que en el país africano hay más de 8 millones de personas lastradas por esta lacra.
Tiene muchas causas, desde la falta de desarrollo económico hasta los brotes de enfermedades como el cólera, la malaria, el dengue o la fiebre amarilla, pasando por el conflicto que azota desde hace años las zonas de Darfur, Nilo Azul y Kordofán del Sur.
Sin embargo, el alto cargo de Naciones Unidas insiste en que los problemas humanitarios no se limitan a las áreas golpeadas por el conflicto y pone como ejemplo la oriental Kasala, cerca de la frontera con Eritrea, donde sólo el 14 % de la población rural tiene acceso a agua potable.
"Si podemos recaudar más recursos para los problemas humanitarios en el país, podemos estabilizar la situación y evitar un deterioro", consideró.
Hay que trabajar para mantener a la "gente con vida" con ayuda humanitaria, pero, al final, las soluciones definitivas pasan por "las áreas de la reconciliación política, la seguridad y el desarrollo económico".
El pasado septiembre, el Gobierno transitorio sudanés y representantes de grupos armados firmaron en Yuba un documento de principios por el que se comprometieron a iniciar un diálogo de paz que ponga fin al conflicto.
"El Gobierno está muy comprometido con las negociaciones de paz y definitivamente quiere ver progresos", consideró el secretario general adjunto.
Aunque destaca la necesidad de que todos los actores se comprometan "seriamente" con el proceso, ve una gran "oportunidad" para lograr avances hacia la paz.
No obstante, atajar otra de las causas base de la situación humanitaria en el país, el subdesarrollo económico, va a llevar "muchos años".
El proceso pasa por "normalizar las relaciones" con el Banco Mundial (BM) o el Fondo Monetario Internacional (FMI), atraer inversiones y desarrollar la economía en general.
El potencial es "enorme", pues Sudán cuenta, a su juicio, con importantes recursos agrícolas y una población con altos niveles educativos.
"Es necesario que ese viaje comience ahora", sentenció.
Un lastre clave en este sentido es que el país forma parte de la lista de Estados Unidos de países patrocinadores del terrorismo desde 1993 por su apoyo a personas como el fundador de la red terrorista Al Qaeda, Osama bin Laden, quien residió en la nación africana durante cinco años, hasta 1996.
Según Lowcock, mientras Sudán -que está haciendo grande esfuerzos diplomáticos para salir de la lista- continúe en ella, sus posibilidades de transformar la economía son "muy, muy limitadas" y no le será posible entrar en negociaciones con el BM o el FMI.
"Es muy importante que Sudán entienda lo que necesita hacerse para que le saquen de la lista y el Gobierno está trabajando en ello muy duro con las autoridades estadounidenses. Todo el mundo tiene la esperanza de que haya progresos lo antes posible", manifestó.
En los últimos tres días Lowcock ha visitado Kasala y se ha paseado por hospitales y zonas rurales en la zona de Jartum, donde también se reunió con trabajadores humanitarios y líderes como el primer ministro, Abdallá Hamdok, y la ministra de Exteriores, Asmaa Mohammed Abdulá.
"Estoy impresionado con el compromiso de todo el mundo para salir adelante y el deseo de la gente de aquí de (que se produzca) el cambio", concluyó.
Por Noemí Jabois