Miles de personas recibieron este jueves al primer ministro etíope, Abiy Ahmed, en su regreso al país tras haber recogido el premio Nobel de la Paz en Oslo, un galardón que agradeció a los esfuerzos de los pueblos de Etiopía y Eritrea tras décadas de conflicto.
"Tras haber sido testigo del mundo celebrando a Etiopía, estoy contento de estar de vuelta en casa. Gracias a todos vosotros que organizasteis una cálida bienvenida, celebrando nuestra victoria colectiva. ¡Juntos podemos y lo haremos!", manifestó el primer ministro en Twitter.
Abiy fue recibido con todos los honores y los vítores de miles de compatriotas que se amontonaron en las calles para seguir su desfile triunfal por la capital.
A su llegada al aeropuerto, el mandatario había declarado a medios locales que el Nobel de la Paz sirve para mejorar la imagen del país en el exterior y reiteró que su adjudicación es un reconocimiento a los esfuerzos de los pueblos de Etiopía y Eritrea.
De hecho, Abiy mencionó que espera visitar pronto el vecino país y antiguo enemigo para celebrar allí el galardón.
El Comité Nobel premió a Abiy "por sus esfuerzos por lograr la paz y la cooperación internacional y, en particular, por su decisiva iniciativa de resolver el conflicto fronterizo con la vecina Eritrea".
Fue una de sus primeras y más importantes medidas tras asumir el como primer ministro en abril de 2018.
Su iniciativa permitió reanudar las conversaciones con Eritrea y, así, negoció un acuerdo de paz y aceptó las fronteras fijadas por una comisión internacional en 2002.
"Creía que la paz entre Etiopía y Eritrea estaba al alcance, estaba convencido de que el muro imaginario que separaba a nuestros países desde hacía demasiado tiempo debía ser derribado y, en su lugar, había que erigir un puente de amistad, colaboración y buena voluntad", afirmó Abiy durante su discurso al recoger el premio.
El joven mandatario, de 43 años, ha impulsado además otras reformas importantes en Etiopía -segundo país más poblado de África y mayor economía del este del continente-, entre las que figura el fin del estado de emergencia impuesto por su antecesor, la amnistía a miles de presos políticos, la legalización de partidos opositores y el compromiso de celebrar elecciones.
Sin embargo, también ha recibido críticas por no solucionar algunos problemas de raíz, como la falta de federalismo y las tensiones étnicas, que han hecho de Etiopía el país con más nuevos desplazados del mundo.
De hecho, las tensiones étnicas han aumentado en los últimos meses en el país, que el próximo año debe celebrar elecciones generales.
Abiy recibió además críticas durante su estancia en Oslo (el de la Paz es el único de los seis Nobel que se otorga y se entrega fuera de Suecia) por romper la tradición y no dar ruedas de prensa, algo que solo había hecho el expresidente estadounidense Barack Obama (2009).