La continuidad del suministro transfronterizo de ayuda humanitaria a Siria abrió un fuerte choque en el Consejo de Seguridad de la ONU, debido a la insistencia rusa en recortar los permisos existentes hasta ahora.
Los quince países del Consejo discutieron este miércoles la cuestión a puerta cerrada y no fueron capaces de llegar a un compromiso, según varias fuentes diplomáticas.
La base de las conversaciones es una propuesta de Alemania, Bélgica y Kuwait que prorrogaría por un año más la autorización vigente desde 2014 para que las organizaciones humanitarias puedan ara entregar ayuda a través de las fronteras sirias y que aumentaría de cuatro a cinco los puntos fronterizos que pueden usar.
Sin embargo, Rusia -el gran aliado del régimen de Damasco y que tiene poder de veto- rechaza el texto y ha propuesto una opción alternativa, que renovaría la autorización únicamente por seis meses y que dejaría solo en dos el número de cruces, ambos en la frontera entre Siria y Turquía.
"Su resolución no refleja la realidad", defendió este miércoles el embajador ruso, Vasili Nebenzia, que recordó que actualmente el Gobierno sirio controla ya la mayor parte del país y que defendió que la entrada de ayuda desde el exterior solo es necesaria en aquellas zonas como la provincia de Idlib aún en manos rebeldes.
Del otro lado, las potencias occidentales subrayan que el Consejo de Seguridad debe seguir como mínimo la propuesta de los servicios humanitarios de la ONU, que han pedido la renovación de la resolución actualmente en vigor y que defienden que, sin ella, el hambre y las enfermedades pueden dispararse.
Según Naciones Unidas, del mecanismo de ayuda transfronterizo que coordina dependen unos cuatro millones de personas, incluidos 2,7 en zonas del noroeste bajo control opositor a las que no se puede llegar desde el interior del país.
"Cualquier cosa por debajo de los cuatro cruces y doce meses es un voto por salvar menos vidas", insistió este miércoles la embajadora británica, Karen Pierce, en declaraciones a los periodistas.
Pierce señaló que, como compromiso, su país está dispuesto a aceptar que continúen siendo cuatro y no cinco los cruces fronterizos y que haya una revisión de la situación en seis meses.
Mientras, el embajador alemán, Christoph Heusgen, aseguró que los promotores de la resolución no están "impresionados por ninguna amenaza de veto" y siguen centrados en las necesidades humanitarias que hay sobre el terreno.
Heusgen explicó que tras la reunión de este miércoles se preparará una nueva propuesta para tratar de lograr su aprobación, en un voto que podría llegar tan pronto como este jueves y que confió en que, como muy tarde, se produzca antes de Navidad.
Hace un año, la resolución se aprobó con las abstenciones de China y de Rusia, que ya entonces defendía que el mecanismo debía modificarse.