Rusia y China vetaron este viernes en el Consejo de Seguridad de la ONU la renovación del sistema que desde 2014 gestiona Naciones Unidas para llevar ayuda a la población siria a través de las fronteras del país y del que dependen unos 4 millones de personas.
El "no" de Rusia y China impidió la adopción de una resolución respaldada por los otros 13 Estados miembros del Consejo de Seguridad, un texto de compromiso que se había modificado varias veces en los últimos días para tratar de convencer al Gobierno ruso, el gran aliado de Damasco.
Según los servicios humanitarios de la ONU, la continuidad de este mecanismo -que vence el próximo 10 de enero- es "vital" para la población de varias zonas de Siria, en especial para los residentes de zonas del norte del país bajo control opositor.
Ahora mismo, Naciones Unidas y sus socios humanitarios están autorizados a usar dos cruces en la frontera con Turquía, uno en la frontera con Irak y otro en la frontera con Jordania para llevar asistencia a la población.
Según la ONU, sin esos permisos sus operaciones son inviables, lo que dejaría a su suerte a millones de personas.
La fecha del 10 de enero da a las potencias cierto margen para continuar negociando, pero en la reunión de este viernes quedó claro que las posturas se mantienen muy lejanas.
El embajador ruso, Vasili Nebenzia, insistió en que el mecanismo ya no responde a la realidad sobre el terreno, dado que el Gobierno sirio controla la mayor parte del país y cualquier ayuda a esas zonas puede canalizarse a través de las autoridades.
En ese sentido, señaló que Damasco se opone a la renovación de este sistema y defendió que el Consejo de Seguridad no debe aprobar algo así en contra de la voluntad del país involucrado.
Rusia, mientras, ofreció su propio proyecto de resolución, que habría renovado parte del mecanismo, permitiendo el uso de dos cruces fronterizos, ambos en la frontera con Turquía, con quien Moscú tiene un pacto al respecto, y que se usan para acceder a zonas no controladas por el Gobierno sirio.
El texto, sin embargo, se quedó lejos de lograr el mínimo de nueve votos requerido, pues únicamente cinco países lo apoyaron, mientras que seis se opusieron y cuatro optaron por la abstención.
Según diplomáticos occidentales, mantener abierto el cruce fronterizo con Irak era fundamental, dado que por él entran buena parte de medicinas que las agencias humanitarias distribuyen en Siria y no hay otra alternativa.
Para intentar convencer a Rusia, Alemania, Bélgica y Kuwait -los responsables del dossier humanitario sirio- habían ofrecido varias concesiones, entre ellas eliminar el cruce fronterizo con Jordania.
El veto de este viernes es el número catorce que ejerce Rusia desde que comenzó la guerra en Siria, en la que Moscú es aliado del régimen de Bachar al Asad.
"Estoy en estado de shock. Las consecuencias de los vetos de la Federación Rusa y de China a esta resolución serán desastrosas. Esta decisión es temeraria, irresponsable y cruel", declaró la embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Kelly Craft.
Rusia y China, mientras tanto, acusaron a las potencias occidentales de ser "hipócritas" y de "politizar" asuntos humanitarios por no haber respaldado la propuesta alternativa si realmente les preocupa la situación de los civiles.
Craft, por su parte, respondió acusando a Moscú de presentar una resolución "cínica" y "destinada a fracasar", porque lo que realmente quería era terminar con la ayuda transfronteriza.
Los servicios humanitarios de la ONU habían solicitado la renovación por un año del mecanismo -con sus cuatro cruces fronterizos e incluso añadiendo un quinto- y habían insistido en que su eliminación causaría "un rápido aumento del hambre y enfermedades, resultando en muertes, sufrimiento y más desplazamiento".