Boris Johnson ha estrenado su mayoría absoluta en el Parlamento británico con un paso fundamental para conseguir salir de la Unión Europea el 31 de enero. La Cámara de los Comunes ha aprobado en segunda lectura la Ley del Acuerdo de Retirada, con 358 votos a favor y 234 en contra, que pasa ahora a una nueva fase parlamentaria en la que puede recibir enmiendas antes de ser ratificada definitivamente. Esta nueva fase se iniciará después del receso navideño el 6 de enero de 2020.
La Ley del Acuerdo de Retirada (WAB, por sus siglas en inglés) convierte en legislación británica el acuerdo de salida negociado entre el Gobierno británico y la UE y su ratificación hará efectivo el Brexit.
Una vez se completen los trámites parlamentarios y se ratifique la legislación, Reino Unido habrá salido de la UE y se iniciará entonces un periodo de transición hasta diciembre de 2020 en el que ambas partes tendrán que negociar su relación futura y en el que permanecerá en vigor gran parte de la regulación actual. Johnson ha introducido una cláusula en la WAB para impedir que este periodo de negociación se extienda más allá de diciembre del año que viene.
Si la UE y Reino Unido no llegan a un acuerdo para esa fecha, entraría en vigor el protocolo especial diseñado para evitar el levantamiento de una frontera dura entre la República de Irlanda, que permanecería en la UE, e Irlanda del Norte, que quedaría fuera. Este protocolo ha sido el gran escollo para ejecutar el Brexit y el gran tema de las negociaciones entre ambas partes.
Además, el nuevo gobierno ha eliminado del texto de la ley los compromisos de no rebajar la protección de los derechos de los trabajadores y con los menores refugiados no acompañados en la UE que tienen parientes en Reino Unido.
Primero, Theresa May llegó a un acuerdo con la UE que contemplaba que si en esta fase ambas partes no habían llegado a un acuerdo, Reino Unido quedaría dentro de la unión aduanera durante un periodo indefinido hasta encontrar la solución. Esta solución impediría a Reino Unido negociar sus propios acuerdos comerciales con otras regiones, lo que era uno de los principales argumentos de los brexiters y por eso fue rechazado hasta en tres ocasiones en la Cámara de los Comunes, provocando finalmente la dimisión de la exprimera ministra.
Boris Johnson sucedió a May a finales de julio de 2019 e intentó cumplir su promesa de hacer efectivo el Brexit el 31 de octubre, pero solo tres meses no fueron suficientes. No tenía el apoyo necesario en la Cámara de los Comunes y por eso acabó convocando elecciones anticipadas para reforzar su mayoría tras haber tenido que solicitar una nueva prórroga (la tercera) a la UE hasta el 31 de enero de 2020.
Johnson, que se oponía al acuerdo negociado por May por la cláusula referente a Irlanda del Norte, negoció un nuevo texto con la UE el 17 de octubre y logró suavizar este protocolo, consiguiendo que ni Irlanda del Norte ni el Reino Unido en su conjunto quedasen 'atrapados' en la unión aduanera de la UE.
Según el actual documento, si ambas partes no llegan a un acuerdo sobre la relación futura tras el periodo de transición, Irlanda del Norte permanecerá alineada con gran parte de las normativas europeas durante al menos cuatro años para evitar la imposición de un frontera dura con la República de Irlanda.
Así lo explicaba entonces Michel Barnier, negociador jefe de la UE: "Irlanda del Norte permanecerá en el territorio aduanero del Reino Unido. Por lo tanto, se beneficiará de la futura política comercial del Reino Unido. Pero Irlanda del Norte también seguirá siendo un punto de entrada a nuestro mercado único". "¿Qué hemos hecho para cuadrar este círculo? Las autoridades del Reino Unido pueden aplicar aranceles del Reino Unido a los productos procedentes de terceros países, siempre que los productos que entren a Irlanda del Norte no corran el riesgo de ingresar a nuestro mercado único. Sin embargo, para los bienes en riesgo de ingresar al mercado único, las autoridades del Reino Unido aplicarán los aranceles de la UE", añadió.