Se llama Lorenzo Fioramonti y ha dimitido por una causa poco habitual entre los gabientes europeos: la falta de presupuesto. La noticia ha sido confirmada a la agencia Reuters por el propio Fioramonti.
El ya exministro presentó el pasado 23 de diciembre su dimisión "irrevocable" ante el primer ministro Giuseppe Conte. La causa es no haber logrado, en los Presupuestos para 2020, los fondos que considera imprescindibles para mejorar las condiciones en escuelas, liceos y universidades públicas.
La dimisión de Fioramonti abre la primera crisis en el Gobierno de coalición (formado por el Movimiento 5 Estrellas, el Partido Democrático y otras formaciones progresistas) tan solo cuatro meses después de comenzar a ejercer.
El exministro ya protestó el martes pasado tras la aprobación de los Presupuestos el martes pasado en la Cámara de los Diputados de Italia. Las nuevas partidas presupuestarias introducen algunos impuestos sobre el uso del plástico y bebidas azucaradas.
Con estos presupuestos, Italia prevé conseguir 32.000 millones de euros para el próximo año y que el crecimiento sea del 0,6 %, el déficit del 2,2 % del producto interior bruto (PIB) y la deuda del 135,2 %.
Entre las entradas, una de las medidas más polémicas y criticadas por la oposición ya que penaliza a las industrias, está la que establece un impuesto al plástico, 45 céntimos por cada kilo y que también incluye el tetrapak, con la que se espera se puedan conseguir mil millones en tres años.
También se ha introducido el controvertido llamado "impuesto al azúcar", que supone 10 céntimos por cada kilo de bebida azucarada, y que entrará en vigor a partir del próximo octubre de 2020. Y un nuevo impuesto para las empresas digitales con el objetivo de llegar a los 708 millones de euros por año.
El nuevo presupuesto también prevé la abolición de una parte del copago sanitario y se prevén inversiones por un valor de 2.500 millones entre 2020 y 2022 destinadas a proyectos eco-sostenibles.