Benjamín Netanyahu fue hoy el primer jefe de Gobierno israelí en dar un discurso junto a la Tumba de los Patriarcas de la ciudad palestina de Hebrón, en un histórico evento para conmemorar los noventa años de una masacre de judíos en la ciudad y que ha sido interpretado como un guiño al voto colono.

"Hemos completado una justicia histórica y retornado a la ciudad de los patriarcas", declaró Netanyahu en un discurso plagado de referencias bíblicas sobre un lugar sagrado para las tres religiones monoteístas, donde, según la tradición, se encuentra la tumba de Abraham.

"No somos extraños en Hebrón, estaremos aquí siempre", dijo sobre esta localidad cisjordana y recordó la masacre de 1929 en la que un grupo de árabes asesinó a casi setenta judíos, durante el Mandato Británico de Palestina (1922-1948).

La campaña electoral se trasladó a esta sagrada ciudad, con la presencia de ministros, diputados y el presidente del Parlamento (Knéset), Yuli Edelestein, que pidió la anexión de la localidad, en una de las calles fantasmas del centro histórico, junto a una emblemática casa que ocuparon de nuevo los colonos israelíes recientemente.

El acto de hoy ha sido interpretado como un guiño a la población colona judía de los territorios palestinos de cara a las elecciones del 17 de septiembre, planteada entre dos bloques electorales: uno de centro izquierda contra otro de derecha y extrema derecha, cuyos partidos formarían el futuro gobierno de coalición.

"Espero que Netanyahu anuncie al mundo que Hebrón es nuestro", declaró a Efe el rabino judío David Cohen, que emigró de Estados Unidos con 7 años y ahora vive en una colonia de esta población de Cisjordania ocupada y que acudió a la ceremonia oficial agradecido por la presencia del primer ministro.

La visita de Netanyahu es la primera de un jefe de Gobierno israelí desde que Ariel Sharón estuviera en la ciudad en el año 2002, tras un ataque palestino en el que murieron doce soldados.

El presidente israelí, Reuvén Rivlin, también participó en los actos de conmemoración en la Tumba de los Patriarcas y en el asentamiento judío de Kiryat Arba, a las afueras de la ciudad.

"Hebrón no es un obstáculo para la paz", sino que pone a prueba la capacidad de "árabes y judíos de vivir una vida decente lado a lado", aseguró.

Además, consideró que Israel debe "promover calidad de vida para todos los residentes del área para asegurar que Hebrón y Kiryat Arba crezcan y florezcan y establezcan nuevos barrios".

La ministra de Cultura, Miri Reguev, así como Edelestein, instaron a Netanyahu a declarar soberanía la israelí en la ciudad cisjordana.

La Organización para la Liberación de Palestina consideró el acto una "provocación" y una acción "irresponsable" para intentar "complacer a los elementos más radicales y racistas del movimiento colono".

"Imponen (Israel) toques de queda, cierran las calles, hacen nuestra vida miserable y sufrimos de discriminación. Vivimos bajo la ley militar israelí y los colonos están aquí, a pocos metros, y viven bajo la ley civil israelí", declaró el activista local Isa Amro, que ve la visita de Netanyahu como una "invasión".

Hebrón es la única ciudad palestina con una colonia judía en su núcleo urbano, donde unos 1.000 israelíes viven custodiados por el Ejército en medio de fuertes medidas de seguridad y controles militares, entre una población de 200.000 palestinos.