Nada más salir del aeropuerto de Belgrado, una enorme pintada en un puente da la bienvenida a todos los pasajeros camino del centro: “Kosovo es Serbia”. Al salir de la ciudad, otra pintada al otro lado del puente despide a los viajeros: “Recuerda, Kosovo es Serbia”. La escena se repite por toda la ciudad y en los puntos más representativos. En el inmenso edificio del Ministerio de Exteriores una pancarta se extiende a lo largo de toda la calle: “Kosovo y Mitrovica, siempre Serbia; nunca Albania”.
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