La decisión adoptada por el Gobierno español de sumarse a la causa que, gracias a Sudáfrica, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) está desarrollando contra Israel por un posible delito de genocidio es un paso inequívoco en la dirección correcta. Y lo es frente a todos los pesares y matices que se quieran plantear para rebajar su relevancia o para criticarla.
Por supuesto, lo que ha anunciado el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, no va a poner fin a la masacre que Israel continúa sin tregua en Gaza, donde han muerto más de 36.600 palestinos.