La Unión Europea se planteó como un club de países que colaborarían por el avance común y la convergencia de sus economías, pero sus fallos estructurales acabaron por acentuar las desigualdades y avivar la competencia entre ellos.
El comercio y el movimiento de capitales se encuentran en los propios cimientos de la Unión Europea. Tras el shock de la II Guerra Mundial, la canalización de fondos del Plan Marshall y en medio de una época donde las principales potencias mundiales hicieron caso finalmente a Keynes impulsando la economía desde la inversión pública y creando los estados de bienestar, seis países decidieron formar un acuerdo para regular el mercado de la energía y del acero.
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